De cabrero a juez prevaricador
La vida del ex magistrado Pascual Estevill, a quien estos d¨ªas se juzga en Barcelona, muestra su escalada en la corrupci¨®n
"?Convenceos! En Espa?a s¨®lo hay tres jueces que sepan instruir: Garz¨®n, Moreiras y yo". Corr¨ªa el a?o 1993 y Luis Pascual Estevill ya hab¨ªa saltado a los diarios como el juez justiciero de Barcelona. Por entonces alardeaba de que no le temblaba la mano para encarcelar a un ex consejero de la Generalitat o a un arist¨®crata y sus decisiones lo corroboraban porque tambi¨¦n era capaz de imputar a la c¨²pula de todo un banco, sin reparar en que algunas de esas personas quiz¨¢s no ten¨ªan nada que ver con los hechos que investigaba, como le ocurri¨® al doctor Carlos Zurita, cu?ado del Rey Juan Carlos. Eran tiempos en que sus compa?eros le admiraban por su valent¨ªa y el empresariado catal¨¢n le tem¨ªa, precisamente por ese arrojo.
Acab¨® sentado con los mejores abogados en el mismo restaurante en el que los hab¨ªa servido
A?os despu¨¦s se supo que parte de esa leyenda era una patra?a y que algunas decisiones judiciales de Estevill s¨®lo pretend¨ªan amedrentar a quienes investigaba para chantajearles y forzarles a pagar para salir de la c¨¢rcel o para no entrar. Con la misma frialdad con la que era capaz de acudir al levantamiento de un cad¨¢ver mordiendo un Montecristo, Estevill admiti¨® el pasado lunes sin pesta?ear ante el Tribunal Superior de Justicia de Catalu?a que le juzga que unos empresarios le pagaron 75 millones de pesetas (casi medio mill¨®n de euros) para no acabar en prisi¨®n y que el dinero se lo ingresaron en una cuenta suiza. Jam¨¢s en una sala de vistas en Espa?a se hab¨ªa o¨ªdo nada igual. La fiscal¨ªa le acusa de cohecho, detenci¨®n ilegal, alzamiento de bienes, amenazas y tres delitos de prevaricaci¨®n, los peores cargos que pueden presentarse contra qui¨¦n deb¨ªa impartir justicia.
Pero es que la vida de Estevill siempre ha basculado entre extremos. En su ¨¦poca de justiciero se le conoc¨ªa como El Lobo, una iron¨ªa del destino para quien pas¨® su juventud como pastor de cabras en Cabassers (Tarragona), el pueblo donde naci¨® en una familia humilde. El mismo Estevill ha explicado que a los 19 a?os apenas sab¨ªa leer ni escribir y que no se licenci¨® en derecho hasta los 33 a?os, aunque la carrera la aprob¨® en 27 meses. En 1971 intent¨® ser procurador en las Cortes franquistas por Tarragona y, en 1982, senador por el CDS, pero en en ambos casos fracas¨®.
A los tres a?os de abrir despacho en Barcelona se hizo un nombre como abogado, lo que se explica por la facilidad del ex juez para las relaciones sociales, aunque no falta quien afirma que la Iglesia de la ¨¦poca le allan¨® el camino. Un abogado que conoce sus pasos desde hace a?os y que reclama el anonimato explica que cuando Estevill tuvo como clientes al conde G¨¹ell o el marqu¨¦s de Setmena dedic¨® muchos esfuerzos a hurgar en los registros mercantiles y archivos oficiales para localizar propiedades que esos mismos arist¨®cratas desconoc¨ªan que pose¨ªan. As¨ª pudo amasar fortuna en poco tiempo y se convirti¨® en un cliente asiduo de La pu?alada, un restaurante del paseo de Gr¨¤cia donde se fraguaban muchos negocios de Barcelona. En ese local trabaj¨® Estevill como camarero durante a?os y sirvi¨® muchos platos a lo m¨¢s granado del empresariado catal¨¢n, pero tambi¨¦n de los abogados de la ¨¦poca como Gonzalo Quintero, Octavio P¨¦rez Vitoria y ?ngel Latorre. Con el tiempo, Estevill acab¨® sentado en su mesa.
A?os antes, ya hab¨ªa entablado amistad con Joan Piqu¨¦ Vidal, el que fuera abogado del ex presidente de la Generalitat Jordi Pujol en el caso Banca Catalana. Juntos defendieron a los primeros empresarios acusados de delincuencia econ¨®mica, como el padre de Javier de la Rosa o su colaborador, Rafael del Barco, por un fraude en el Consorcio de la Zona Franca. Y juntos han acabado en el banquillo. El fiscal pide para Piqu¨¦ seis a?os y cuatro meses de c¨¢rcel por participar en los chantajes. El abogado s¨®lo admite que medi¨® en un caso.
El caso que ahora se juzga ocurri¨® entre 1990 y 1994 cuando era Estevill juez en Terrassa y en Barcelona. El ex juez, que ahora tiene 70 a?os, atesora una condena firme de seis a?os de suspensi¨®n por prevaricaci¨®n y otra de siete a?os de c¨¢rcel por delito fiscal, cometidos como ciudadano.
Este hombre que vistiendo la toga era capaz de decir frases como "las mulas se compran a prueba" para referirse a las parejas de hecho, accedi¨® a la judicatura por el cuarto turno, el reservado para los juristas de prestigio. Fue el n¨²mero uno de su promoci¨®n entre 42, pero diversos sectores judiciales coinciden en que muchas de las resoluciones que firmaba Estevill no las redactaba ¨¦l, sino los abogados y hasta alg¨²n fiscal. "Sus autos se notaban mucho, porque eran farragosos y no se entend¨ªan", recuerda un juez de Barcelona. Probablemente para evitarlo y cuando ten¨ªa un asunto comprometido, Estevill acud¨ªa al Juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 26 de Barcelona, con dos resoluciones antag¨®nicas, pero bien argumentadas y en funci¨®n de c¨®mo fuesen las declaraciones optaba por una u otra.
"Lletrat: l'ocell, a la g¨¤via" (letrado: el p¨¢jaro, a la jaula), era otra de sus frases preferidas cuando decretaba una orden de prisi¨®n. Las normas de reparto vigentes en la ¨¦poca le permitieron ser el instructor de algunos de los asuntos tan sonados como Planasdemunt, Indelso, Prenafeta o Bertr¨¢n de Caralt. La fiscal¨ªa lo sab¨ªa y en ocasiones esperaba a que Estevill estuviese de guardia para encargar una diligencia y que el asunto acabase en su juzgado. Muchas ¨®rdenes de prisi¨®n adem¨¢s duraban unos d¨ªas, pero ten¨ªan la funci¨®n ejemplarizante que el juez pretend¨ªa.
Entre finales de 1994 y 1996 Estevill acab¨® en el Consejo General del Poder Judicial de la mano de CiU. A las pocas semanas de estar all¨ª y ver sus escarceos, el presidente Pascual Sala le dijo a Miquel Roca: "Este hombre es un impresentable".
Roca hab¨ªa sido su valedor junto al consejero catal¨¢n de Econom¨ªa de la ¨¦poca, Maci¨¤ Alavedra, que declarar¨¢ como testigo el 4 de octubre. Cuando en 1996 la justicia empez¨® a investigar a Estevill por los sobornos que le han llevado al banquillo, Roca dijo que eso eran "habladur¨ªas".
La semana pasada, Estevill declar¨® que confesaba el delito porque quer¨ªa colaborar con la justicia, c¨ªnica declaraci¨®n viniendo de quien probablemente m¨¢s ha da?ado la imagen de la justicia en Espa?a. Su esposa e hijas no est¨¢n en el banquillo, pero su hijo ha aceptado una pena de c¨¢rcel de un a?o. Probablemente eso s¨ª tiene que ver con la confesi¨®n del ex juez.
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