Empresa compartida
Desde hace unos a?os me pregunto por qu¨¦ en mi pa¨ªs, Ir¨¢n, Estados Unidos est¨¢ considerado como una tierra de esperanza y ¨¦xito. Elreciente viaje a Ir¨¢n de Richard Rorty ha dado una nueva dimensi¨®n a mi duda, y ha hecho que me decida a escribir mi punto de vista sobre la adecuaci¨®n y la legitimidad de lo que hoy se conoce, incluso entre los no estadounidenses, como "el sue?o americano".
Es dif¨ªcil vivir los primeros a?os del nuevo milenio, tr¨¢gicamente simbolizados por la pesadilla del 11 de septiembre de 2001 y las guerras estadounidenses en Irak y en Afganist¨¢n, sin toparse con el concepto de "siglo americano" expresado en 1941 en un art¨ªculo con dicho t¨ªtulo escrito por Henry Luce para la revista Life. Este largo art¨ªculo est¨¢ dedicado a lo que Luce denomina el "internacionalismo estadounidense". Su ¨²ltimo p¨¢rrafo no se aleja mucho de mis actuales temores y ansiedades respecto al verdadero rostro que el sue?o estadounidense tiene en nuestro mundo: "El otro d¨ªa, Herbert Hoover dijo que Estados Unidos se estaba convirtiendo r¨¢pidamente en el refugio de los ideales de la civilizaci¨®n. Por el momento, quiz¨¢ baste con que sea el refugio de estos ideales. Pero no por mucho tiempo. Nos ha llegado la hora de ser la estaci¨®n generadora desde la cual los ideales se extiendan a todo el mundo y cumplan su misteriosa tarea de elevar la vida de la humanidad desde el nivel de las bestias hasta, como dijo el salmista, un poco por debajo de los ¨¢ngeles. EE UU como centro din¨¢mico de esferas de empresa cada vez m¨¢s amplias; EE UU como centro de formaci¨®n de h¨¢biles servidores de la humanidad; EE UU como el buen samaritano, que vuelve a creer realmente que es mejor dar que recibir; EE UU como estaci¨®n generadora de los ideales de libertad y justicia; a partir de estos elementos seguramente se puede modelar una visi¨®n del siglo XX a la que podemos dedicarnos, y nos dedicaremos, con placer, alegr¨ªa, vigor y entusiasmo".
Ese sue?o tiene m¨²ltiples significados para los habitantes de otros pa¨ªses
EE UU es la ¨²nica superpotencia con libertad para definir e imponer su sue?o
Algunos podr¨ªan interpretar, e interpretaron, la apelaci¨®n de Henry Luce como una llamada al imperialismo estadounidense y a la creaci¨®n de un siglo capitalista y militarista. Sin embargo, lo m¨¢s significativo es que considera el sue?o americano como la expresi¨®n t¨ªpica del siglo americano. La perspectiva que Luce vislumbr¨® en 1941 se ha convertido, m¨¢s de seis d¨¦cadas despu¨¦s, en una realidad inevitable: Estados Unidos es la ¨²nica superpotencia con libertad para definir e imponer su sue?o en el nuevo orden mundial.
El sue?o americano es la pieza central de una intenci¨®n nacional que mantiene estrechamente unidos a los ciudadanos del pa¨ªs. Pero tambi¨¦n tiene m¨²ltiples significados para los habitantes de otras partes del mundo. Para algunos, representa un estereotipo chovinista, para otros un s¨ªmbolo de la buena vida y el ¨¦xito. Algunos, mientras tanto, creen que el sue?o ha demostrado ser la herramienta m¨¢s eficaz jam¨¢s inventada para subvertir otras culturas.
En resumen, la gente de muchos pa¨ªses participa del sue?o estadounidense. ?ste no es s¨®lo el sue?o de los estadounidenses, sino el sue?o que otros tienen de convertirse en estadounidenses. Desde el comienzo, EE UU, la tierra de la libertad, ha sido el sue?o del mundo: una sociedad construida sobre nuevos cimientos, unida no s¨®lo por las tradiciones, sino por la idea de pa¨ªs generoso y hospitalario, abierto a cualquier experiencia.
Creo que el secreto del poder de atracci¨®n del sue?o estadounidense radica en la "invenci¨®n" de Estados Unidos como sue?o. Al fin y al cabo, 1492 se?ala algo m¨¢s profundo que la llegada de Col¨®n despu¨¦s de un viaje transoce¨¢nico; consagra el sue?o "americano" como principio fundador de la naci¨®n. La idea de que el viaje de Col¨®n representaba un sue?o y no una mera llegada ha tenido muchas consecuencias. Defini¨® a Estados Unidos como un "nuevo mundo", y convirti¨® su pasado en un tiempo imaginario. En los siglos posteriores, las nuevas im¨¢genes de EE UU perpetuaron y ampliaron la leyenda del sue?o estadounidense. Una parte fundamental de esta leyenda ha sido la persistencia de la fe en los valores del individualismo democr¨¢tico como guardianes de la dignidad personal y la oportunidad individual.
La leyenda encontr¨® tambi¨¦n eco f¨¢cil en la experiencia y las aspiraciones de generaciones de no estado-unidenses, para quienes EE UU lleg¨® a representar un mundo nuevo donde todo puede ocurrir y cualquier sue?o puede hacerse realidad. Millones de ellos (incluidos muchos iran¨ªes) han seguido a Col¨®n, traslad¨¢ndose a EE UU para buscar su lugar en la leyenda del sue?o estadounidense.
Esta uni¨®n de origen, valores y viaje la anticipa y universaliza John Locke en su Segundo tratado sobre el Gobierno: "Al principio, todo el mundo era Estados Unidos". En consecuencia, el sue?o estadounidense no es exclusivamente estadounidense. Pero las palabras de Locke nos recuerdan la otra dimensi¨®n de esta verdad: que EE UU tambi¨¦n "pertenece" al mundo. ?Puede liberarse hoy este potencial universalizador de manera generosa y amplificadora?
Martin Luther King resalt¨® que los estadounidenses no pueden liberarse a no ser que sean libres los habitantes de las naciones m¨¢s pobres de ?frica, Asia y Latinoam¨¦rica. Creo que hoy esa conciencia incluyente e interdependiente es esencial para ayudarnos a iniciar un di¨¢logo que establezca la globalizaci¨®n plural como paradigma para remodelar el orden mundial. Quiz¨¢ ¨¦ste sea el desaf¨ªo del nuevo "siglo americano": redefinir el "sue?o americano", convirti¨¦ndolo en una conexi¨®n renaciente, una empresa compartida, un viaje de exploraci¨®n, un ¨¢rea p¨²blica mundial. ?ste es el sue?o de inventar un nuevo mundo y un nuevo EE UU.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.