Recuerdos de Hautacam
El ciclista Javier Otxoa bate un r¨¦cord mundial paral¨ªmpico tres a?os despu¨¦s de estar dos meses en coma por un accidente
No consta que Javier Otxoa, de 30 a?os, apelara ayer, en Atenas, a la Virgen de Unbe, poco antes de batir el r¨¦cord mundial de persecuci¨®n en pista (3 kil¨®metros) en los Juegos Paral¨ªmpicos y garantizarse, cuando menos, la medalla de plata. Hace cuatro a?os, el 10 de julio de 2000, s¨ª lo hizo y a sus buenos oficios atribuy¨® una parte de la magn¨ªfica victoria obtenida en el Tour, en la etapa pirenaica de Hautacam, por delante de Lance Armstrong, Z¨¹lle, Olano, Ullrich, Pantani y gente por el estilo.
Entre una cosa y otra, la vida le ense?¨® la muerte. El 15 de febrero, mientras se entrenaba en M¨¢laga en compa?¨ªa de su hermano gemelo Ricardo -tambi¨¦n ciclista- un autom¨®vil se los llev¨® por delante. Ricardo falleci¨® en el acto y Javier dormit¨® dos meses en coma antes de despertar a la vida en lo que siempre pareci¨® un milagro, una resurrecci¨®n. Ayer, en Atenas, cuatro a?os despu¨¦s de su victoria en el Tour y tres m¨¢s tarde de su derrota en el arc¨¦n de la carretera, Javier Otxoa volvi¨® a disfrutar de la bicicleta pulverizando un r¨¦cord mundial que ostentaba un norteamericano, Daniel Nicholson, rebaj¨¢ndolo en 16 segundos.
Ganador de una etapa pirenaica en el Tour 2000, compite en los Juegos de Atenas
Desde que volvi¨® a nacer, Javier Otxoa quiso montar en bicicleta. Primero tuvo que aprender a andar, a hablar, durante su estancia en el hospital Aita Meni de Mondrag¨®n, especializado en la rehabilitaci¨®n de lesiones cerebrales. Tuvo que partir de cero mientras su bicicleta permanec¨ªa colgada en el garaje de la casa familiar en Berango. Tambi¨¦n tuvo que acostumbrarse a vivir sin su hermano Ricardo (Andoni es el tercero), m¨¢s que gemelo, siam¨¦s, porque "no saben estar separados" dec¨ªa en Hautacam Joan Mas, el patr¨®n del Kelme.
Un accidente brutal los separ¨® de cuajo, para siempre y Javier tuvo que a?adir a su rehabilitaci¨®n cerebral la psicol¨®gica de una orfandad irreparable.
El Kelme, su equipo, le renov¨® el contrato, pero a partir de entonces Javier Otxoa tuvo que buscarse la vida, para ¨¦l algo m¨¢s que una expresi¨®n econ¨®mica. Otxoa encaj¨® el golpe con fortaleza, disfrut¨® de los placeres negados a un ciclista (por ejemplo, subvertir la dieta), camin¨®, se relacion¨® con la sociedad, se acerc¨® a las carreras ciclistas, se despidi¨® de la afici¨®n en un paseo emotivo en la Comunidad Valenciana junto a Abraham Olano, que tambi¨¦n abandonaba el ciclismo. Pero la bicicleta segu¨ªa ah¨ª, en el garaje de Berango, tentadora, y Javier Otxoa barrunt¨® la posibilidad de seguir compitiendo como paral¨ªmpico, como lo que era y no como lo que fue. Fue su nueva meta, su nuevo Hautacam. La asunci¨®n de su nueva personalidad ciclista, alejada de los focos del ¨¦xito y m¨¢s cercana al anonimato de los atletas discapacitados, no muy lejos habitualmente de la compasi¨®n.
La primera cita ha sido Atenas, en el ciclismo en pista inhabitual en su curr¨ªculum, donde va a luchar por la medalla de oro. Pero a¨²n le restan las pruebas de fondo en carretera y contrarreloj. Algo no ha perdido de su ¨¦poca profesional: la cautela. "No ser¨¢ f¨¢cil ganar el oro, porque hay mucho nivel" dec¨ªa ayer tras pulverizar el r¨¦cord del mundo. En las pruebas de carretera Javier Otxoa no las tiene todas consigo porque el circuito "no es el m¨¢s id¨®neo", carente de repechos y dificultades. Cautela, antes de empezar; sufrimiento para concluir.
Seguramente ayer, en Atenas, le sobrevino la imagen de Hautacam: "Cuando yo daba pedales y m¨¢s pedales, pero la pancarta no llegaba nunca". Fueron los cinco kil¨®metros m¨¢s largos de su vida deportiva. Ayer, los tres kil¨®metros en pista no se le hicieron menos duros. Una nimiedad, en cualquier caso, para quien ha vivido dos meses en coma, con el reloj parado.
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