"En el caso del Yak-42 se pec¨® quiz¨¢ de exceso de confianza"
Con s¨®lo 24 horas de antig¨¹edad en el puesto, F¨¦lix Sanz se estren¨® como Jefe del Estado Mayor de la Defensa (Jemad) acudiendo, el pasado 28 de junio, a la cumbre de la OTAN en Estambul (Turqu¨ªa). No necesit¨® m¨¢s tiempo para prepararse. Con seis a?os al frente de las relaciones internacionales del Ministerio de Defensa y destinos en Washington (EEUU), Mons (B¨¦lgica) o Roma (Italia), est¨¢ acostumbrado a "jugar fuera de casa".
Por eso se fij¨® en ¨¦l Jos¨¦ Bono, quien no le conoc¨ªa antes llegar a Defensa, a pesar de que ambos sean castellano-manchegos y de que el ministro, por encima de cualquier otro m¨¦rito, destacara al darle posesi¨®n del cargo su condici¨®n de hijo de Antonio, un antiguo n¨²mero de la Guardia Civil.
"Decirle a una viuda que los restos que est¨¢ honrando no son los de su marido no es f¨¢cil"
"Como muy tarde, el 15 de noviembre pensamos iniciar el repliegue del batall¨®n de Afganist¨¢n"
Pregunta. ?Guerra preventiva o diplomacia preventiva?
Respuesta. Siempre diplomacia preventiva. La guerra se produce cuando la diplomacia ha fracasado y no queda m¨¢s que el recurso a la fuerza. En Espa?a lo tenemos muy claro y tambi¨¦n es ¨¦sa la doctrina de la Alianza. Aunque es verdad que no son compartimentos estancos y que a veces la diplomacia puede ir acompa?ada de alguna acci¨®n militar, pero no tiene por qu¨¦ ser b¨¦lica.
P. Rusia ha dicho que se reserva el derecho a lanzar ataques preventivos y unilaterales, como EE UU. Si los m¨¢s fuertes se toman la justicia por su mano, ?no estamos ante la ley de la selva?
R. Cuando dicen que van a ir a por los terroristas all¨¢ d¨®nde se encuentren hay que saber a qu¨¦ se refieren. Yo no veo a EEUU o a Rusia lanzando un ataque contra un ¨¢rea geogr¨¢fica supuestamente ocupada por terroristas bas¨¢ndose en meros indicios. S¨®lo lo ver¨ªa cuando existiera la evidencia de que vas a ser objeto de una agresi¨®n inminente... No es lo mismo la agresi¨®n que la leg¨ªtima defensa. La primera, para nosotros, no resulta aceptable. Pero habr¨¢ que juzgar caso por caso, si es que llega a producirse.
P. Utilizar el Ej¨¦rcito para combatir el terrorismo, ?no es cazar moscas a ca?onazos?
R. La lucha contra el terrorismo es multifac¨¦tica. Le pondr¨¦ un ejemplo: si un avi¨®n secuestrado se lanzara contra el centro de Madrid, como ocurri¨® en Nueva York el 11-S, s¨®lo las Fuerzas Armadas tienen medios para hacerle frente. Hay otros aspectos en que las Fuerzas Armadas tienen muy poco que hacer. En Espa?a, las fuerzas policiales han sido eficaces en la lucha contra un tipo de terrorismo y las Fuerzas Armadas han estado absolutamente al margen muchos a?os. No se trata de ocupar m¨¢s o menos espacio, sino de saber que en cada momento el riesgo se manifiesta de manera diferente y habr¨¢ que hacerle frente de la forma m¨¢s eficaz.
P. Hablemos de un caso pr¨¢ctico: Afganist¨¢n. No parece que tres a?os despu¨¦s de la guerra la situaci¨®n haya mejorado mucho.
R. En Afganist¨¢n hay dos operaciones simult¨¢neas. EE UU, casi en solitario, est¨¢ buscando las fuentes de Al Qaeda, mientras que los dem¨¢s nos dedicamos a construir un pa¨ªs que estaba en la Edad Medida. No me atrevo a juzgar si ha fracasado la primera operaci¨®n, lo que s¨ª digo es que en la segunda todos son ¨¦xitos, porque partimos de cero.
P. ?Es importante para los militares que el Congreso haya votado su participaci¨®n en las operaciones de Afganist¨¢n y Hait¨ª?
R. Cuanto m¨¢s respaldo tenga en su misi¨®n, m¨¢s seguro se siente el soldado. Si sabe que su Parlamento lo ha votado, no puede ir con mayor respaldo. ?Quiere decir que antes no lo tuviera? No, antes tambi¨¦n lo sent¨ªa, pero ahora tiene la evidencia. Los militares cumplimos las ¨®rdenes sin cuestionarlas, pero lo hacemos m¨¢s a gusto si sabemos que nos apoya la sociedad a la que servimos.
P. ?Qu¨¦ misi¨®n tienen los 1040 soldados enviados a Afganist¨¢n?
R. El contingente no hay que verlo como una entidad ¨²nica. Consta de elementos distintos. Hay un batall¨®n en el norte, en Mazar-i-Sharif, para vigilar el proceso electoral; cuatro helic¨®pteros que apoyar¨¢n al batall¨®n mientras est¨¦ en la zona y luego se ir¨¢n a Kabul a hacer evacuaciones m¨¦dicas hasta el hospital que tenemos all¨ª; la unidad de protecci¨®n est¨¢ para proteger nuestras instalaciones, pero estoy seguro de que se coordinar¨¢ con las de otros pa¨ªses que tengan la misma funci¨®n; y, por ¨²ltimo, tenemos nuestro propio apoyo log¨ªstico, la unidad de ingenieros y los dos H¨¦rcules en Man¨¢s.
P. El batall¨®n de Mazar-i-Sharif forma parte de la Fuerza de Reacci¨®n R¨¢pida y tendr¨¢ que acudir donde haya problemas.
R. Nuestro batall¨®n est¨¢ en el norte de Afganist¨¢n y hay otro italiano en el sur. Ambos dependen del jefe de la ISAF (Fuerza de Asistencia para la Seguridad), el general franc¨¦s Py, que le asignar¨¢ las misiones, dentro de lo que Espa?a se ha comprometido. Su ¨¢rea de actuaci¨®n supera los 1.000 kil¨®metros, el equivalente a la distancia entre C¨¢diz y Zaragoza, aunque en realidad s¨®lo hay tres o cuatro n¨²cleos de poblaci¨®n. Se trata de proteger el derecho de los afganos a votar. Eso en Espa?a ser¨ªa una misi¨®n policial, pero all¨ª hay se?ores de la guerra con milicias muy potentes. No estamos hablando de que alguien ponga silicona en la puerta de un colegio electoral, sino de que cien hombres con fusiles quieran impedir que se vote. Eso da sentido a que sea una fuerza militar. Ya se han hecho las listas de votantes y se est¨¢ distribuyendo el material electoral sin necesidad de escolta. El d¨ªa de la votaci¨®n, el 9 de octubre, pueden aparecer problemas y tambi¨¦n ser¨¢ necesario proteger el recuento.
P. ?Cu¨¢ndo est¨¢ previsto que vuelva a casa el batall¨®n?
R. Si ning¨²n candidato obtiene m¨¢s del 50% de los votos, habr¨¢ una segunda vuelta a las dos semanas. Estamos pensando en iniciar el repliegue como muy tarde el 15 de noviembre, porque habr¨¢ que esperar a que se consolide un poco la situaci¨®n.
P. ?Qu¨¦ riesgos corren?
R. La misi¨®n no es de alto riesgo y podemos confiar en que regresen todos nuestros soldados. Los grupos dispuestos a hacer fracasar el proceso saben que se enfrentan a una coalici¨®n de 31 pa¨ªses. Y se lo pensar¨¢n dos veces antes de intentarlo.
P. El transporte se ha hecho en vuelos comerciales hasta Man¨¢s y luego en aviones militares...
R. As¨ª es en el caso del personal. El material lo llevamos en Antonov, Illyhusin y en C-17 de la Fuerza A¨¦rea de EE UU.
P. ?Es m¨¢s caro este sistema que el que se empleaba antes?
R. No s¨¦ si habr¨¢ diferencia. Yo recib¨ª la orden clara de llevar al personal en vuelos comerciales y no me plante¨¦ otras alternativas. Me llena de orgullo que vayan en compa?¨ªas espa?olas.
P. Hace pocos d¨ªas le toc¨® la delicada misi¨®n de comunicar a las familias del Yak-42 los errores en la identificaci¨®n de 30 de los 62 cad¨¢veres...
R. Cuando supe los resultados, acud¨ª al ministro y le ofrec¨ª que fueran los generales y almirantes de mi Estado Mayor, y yo mismo, quienes habl¨¢ramos con las familias. Decirle a la viuda de un compa?ero que los restos que est¨¢ honrando no son los de su marido no resulta f¨¢cil. Me sent¨¦ con ellos, les ped¨ª que me apoyaran en esta tarea, porque no ten¨ªa claro que pudiera ordenarles tal acci¨®n, y todos estuvieron de acuerdo. Le puedo decir que el comportamiento de todas las familias a las que yo llam¨¦ fue, cuanto menos, cort¨¦s. Cuando colgaba el tel¨¦fono me quedaba sobrecogido y ten¨ªa que tomar aire antes de llamar a la siguiente.
P. ?No produce bochorno colectivo este error tan enorme?
R. Los militares estamos obligados a vivir con unos par¨¢metros morales y de eficiencia muy altos, porque si no ser¨ªamos otra cosa, y nos produce desasosiego que en un caso tan grave no hayamos sido capaces de lograrlo.
P. En la gesti¨®n del Yakovlev ?no fallaron sistemas de control usuales en cualquier empresa?
R. Cuando se produjo la tragedia, muchos militares dieron un paso adelante para sustituir a sus compa?eros, porque cre¨ªan que era la mejor manera de rendirles homenaje. Antes del accidente, si se pec¨® de algo, no fue de indolencia. Hubo quiz¨¢ exceso de confianza. Desde luego, ahora no es as¨ª. Si ten¨ªa mucha confianza en NAMSA a este respecto, ya no la tengo. Ahora les pido: ?d¨®nde est¨¢ la p¨®liza del seguro? ?y el certificado de aeronavegabilidad? Es verdad que no hab¨ªa ninguna raz¨®n para desconfiar de una organizaci¨®n en la que t¨² crees que est¨¢ la mejor gesti¨®n militar del mundo, como es la OTAN. Es terrible cuando todo ese exceso de confianza se defrauda con una desgracia como ¨¦sta.
P. ?Se han sacado lecciones de lo sucedido?
R. Por supuesto. Hemos realizado 60 vuelos en agosto y no ha habido una sola queja. La pena es que entonces no sucediera as¨ª. Lo cierto es que hay una absoluta resoluci¨®n de que a partir de ahora se haga cualquier esfuerzo para que no se vuelva a repetir.
P. Adem¨¢s de Afganist¨¢n, un batall¨®n de Infanter¨ªa de Marina hispano-marroqu¨ª se desplegar¨¢ en octubre en Hait¨ª. ?Podr¨¢ atender todos estos compromisos sin aumentar los gastos de Defensa?
R. Las misiones de paz van con cargo a una partida especial y ¨¦sa es mi ¨²ltima preocupaci¨®n. Pero es verdad que los presupuestos de Defensa han sido hasta ahora exiguos. En las tablas de la OTAN siempre aparecemos en la cola, s¨®lo por delante de Luxemburgo. Adem¨¢s, aqu¨ª se ha pasado del servicio militar obligatorio al voluntario a coste cero. Y eso es imposible. El Ej¨¦rcito profesional cuesta dinero. Si Espa?a es la quinta o sexta potencia industrial de la Alianza, deber¨ªa ocupar el mismo lugar en gasto de Defensa. Me parece que no es pedir nada del otro mundo, aunque comprendo que no se puede hacer de la noche a la ma?ana.
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