?Que vienen los jurados!
Ma?ana, en San Sebasti¨¢n, los jurados har¨¢n felices a unos pocos y defraudar¨¢n a la mayor¨ªa. No tiene remedio. En la secci¨®n oficial compiten 16 pel¨ªculas, por lo que entre productores, directores, int¨¦rpretes, guionistas y fot¨®grafos aspiran a premio casi 100 cineastas, de los que s¨®lo 7 ver¨¢n satisfechos sus anhelos. Otro tanto ocurrir¨¢ con el jurado de Nuevos Directores, a cuyo premio ¨²nico a la mejor pel¨ªcula (y una menci¨®n al gui¨®n) aspiran otros 19 t¨ªtulos. ?C¨®mo pueden compararse en igualdad de condiciones pel¨ªculas tan dispares como la china y la argentina, una danesa con una marroqu¨ª, la colombiana con la francesa o la norteamericana con la serbia, realizada cada una de ellas con medios bien distintos, incluso a veces irreconciliables? Pero por disparatado que pueda parecer que se midan por el mismo rasero las pel¨ªculas, como si fueran caballos en un derby, parece claro que los festivales no competitivos despiertan mucho menos inter¨¦s. Nos va el morbillo.
De ah¨ª que no sea raro que a veces la prensa reciba con abucheos las decisiones de los jurados: curiosa discrepancia, cuando cineastas y cr¨ªticos comparten su inter¨¦s porque se haga buen cine. En el Festival de San Sebasti¨¢n, cuando el jurado oficial fue presidido, m¨¢s o menos oficialmente, por talentos tan reconocidos como Mike Figgis, Jeremy Thomas, Bertrand Tavernier o Claude Chabrol, el desacuerdo de los cr¨ªticos se materializ¨® en sonoros pateos. "?Id m¨¢s al cine!", les grit¨® en cierta ocasi¨®n un comentarista madrile?o. Naturalmente, no siempre ha ocurrido as¨ª: el jurado de Zhang Yimou premiando a Chabrol, el de Stephen Frears a Arturo Ripstein o el de Wim Wenders a Fernando Le¨®n de Aranoa recibieron sendas ovaciones... Ya se rumorea en los corrillos del festival que otra vez habr¨¢ desatinos, como si ¨¦stos fueran inevitables. Incluso hay quien ya prepara el consabido chiste sobre el fallo del jurado.
El caso es que conocidos de cerca, los jurados de los festivales internacionales -12 personas en Cannes; 9 en Berl¨ªn; 7 en San Sebasti¨¢n- suelen tom¨¢rselo muy a pecho. A veces, demasiado. En cierta ocasi¨®n, se puso en solfa la calidad de una pel¨ªcula china porque en la secuencia en que 500 soldados se arrodillaban a la vez ante el emperador, uno de ellos, un simple extra, hab¨ªa permanecido en pie. ?Pobre pel¨ªcula china! Se volvi¨® a casa de vac¨ªo. Y era excelente. Otras veces, los jurados se vuelven paternalistas optando por apoyar una pel¨ªcula de pocos medios frente a las producciones grandes, o se politizan apoyando causas sociales antes que m¨¦ritos cinematogr¨¢ficos. A fin de cuentas, lo mismo que hacen los cr¨ªticos, tan subjetivos como todos. Basta comparar las malas cr¨ªticas espa?olas a Tarfaya, la marroqu¨ª, que Le Monde considera por su cuenta como una de las mejores del festival... Curiosidades.
En todo este mare m¨¢gnum, lo que se puede apreciar con relajo son las pel¨ªculas que no compiten, como los documentales Perseguidos, vigorosa producci¨®n de Querejeta; Salvador Allende, de Patricio Guzm¨¢n; o Rejas en la memoria, de Manuel Palacios, que por primera vez habla en el cine de los campos de concentraci¨®n franquistas. A tener en cuenta.
Y que las musas inspiren a los jurados, que ma?ana har¨¢n infelices por ley a un centenar de bienintencionados cineastas. Este mundo es competitivo.
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