Verrugas
Francis Obikwelo, subcampe¨®n ol¨ªmpico de los 100 metros, contaba hace poco en estas mismas p¨¢ginas que en ?frica, cuando te rompes un hueso, se le rompe el mismo hueso a un pollo; si el pollo mejora, t¨² mejoras. Se trata de un modelo de magia basado en la semejanza que me record¨® la lectura feliz de un libro, La rama dorada, de J. G. Frazer, donde se narran muchas historias que ejemplifican esta percepci¨®n anal¨®gica de la realidad. Actualmente escuchamos estos relatos fant¨¢sticos con una sonrisa de superioridad, como si hubi¨¦ramos logrado escapar a las ¨¦pocas dominadas por la brujer¨ªa, pero la idea de que lo semejante produce lo semejante late todav¨ªa con fuerza en nuestro cerebro de reptil.
Tal vez, si dentro de mil a?os quedan antrop¨®logos para contarlo, se refieran al incre¨ªble mecanismo de la Bolsa o a las sutilezas diab¨®licas de los mercados internacionales como a ritos m¨¢gicos por los que nos apropi¨¢bamos de los bienes ajenos o transfer¨ªamos nuestros males a otros. Tenemos noticias de operaciones burs¨¢tiles capaces de arruinar a una comunidad en 24 horas o de desequilibrar la balanza de pagos de un pa¨ªs en dos semanas. Tambi¨¦n a la transferencia de males dedica Frazer buena parte de su maravilloso libro. A¨²n se practica en Europa un viejo rito para quitarse las verrugas que consiste en toc¨¢rselas con tantas piedrecitas como verrugas se padezcan. Luego se envuelven las piedras en una hoja de hiedra y se abandonan en medio de la calle. El desgraciado que las recoja coger¨¢ al mismo tiempo las verrugas del otro.
El objeto m¨¢gico por excelencia es hoy la tarjeta de cr¨¦dito. Con ese talism¨¢n, y si triunfaran las propuestas de la cumbre contra el hambre celebrada en Nueva York, podr¨ªamos, por cada transacci¨®n realizada, donar una peque?a suma que se convertir¨ªa autom¨¢ticamente en comida para las zonas m¨¢s necesitadas del planeta. Pero si usted prefiere verlo desde el lado de la transferencia del mal, imagine que cada vez que utiliza la tarjeta traslada parte de su colesterol a un miserable. Una vez fracasados todos los intentos por arreglar el mundo desde la raz¨®n, quiz¨¢ debi¨¦ramos regresar a la magia. A mi cu?ada, por cierto, se le quitaron las verrugas.
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