La caja de los truenos
Las cuarenta cartas que recibe el profesor Wilamowitz -el atractivo latinista alem¨¢n que protagoniza este magn¨ªfico ajuste de cuentas con forma de libro- son como cuarenta losas sobre la conciencia de cualquier europeo de nuestro tiempo. Si las peripecias de la seducci¨®n y de la supervivencia parecen anecd¨®ticas (sexo furtivo, empleos precarios), el descubrimiento de la realidad que rodea a la protagonista es todo un ensayo sobre la soledad, el dolor y las consecuencias que tiene cada acto del hombre en su pr¨®jimo. Pese a las sombras que puedan lastrar la narrativa epistolar, Maria Ribakova (Mosc¨², 1973) ha construido una primera novela llena de originalidad. Nieta del aclamado autor de Los hijos de Arbat, Anatoli Ribakov, la autora demuestra que domina el arte de contar historias sin renunciar a la expresi¨®n de los sentimientos y las pasiones menos frecuentes en el ¨¢mbito de la alta prosa; y sin pedanter¨ªa.
EL FANTASMA DE ANNA GROM
Maria Ribakova
Traducci¨®n de Olga Batsiukova y Virginia Rodr¨ªguez Cerd¨¢
Lengua de Trapo
Madrid, 2004
222 p¨¢ginas. 17,50 euros
Llevada al suicidio por un imposible amor, la joven rusa Anna Grom -literalmente, trueno- utiliza el tiempo libre y la serenidad que dan la muerte para escribirle al apuesto inductor de su ahorcamiento unas amargas, l¨²cidas y divertidas cartas en las que se revelan, ¨¦l y ella, como int¨¦rpretes de una historia que no terminar¨¢ hasta la ¨²ltima p¨¢gina. Al contarlo destapa una caja llena de truenos, rayos y doncellas que pululan por un Berl¨ªn actual en el que ella, con sus perplejidades de rusa jud¨ªa y sin recursos, brilla con luz propia gracias a la veracidad de sus confesiones. Por el camino, autora y personaje se llevan por delante t¨®picos y convenciones (de uno de sus amantes dice que "a¨²n no hab¨ªa alcanzado la edad rebelde en que los j¨®venes del Oeste de Europa rechazan sin falta la religi¨®n como el que rechaza el capitalismo hasta que se hace rico").
Ribakova hace afirmar a
su narradora que la muerte dota de una memoria absoluta pero quita la capacidad de imaginar; con esta obra demuestra estar muy viva y sugiere que sus siguientes t¨ªtulos ya no necesitar¨¢n reclamos como el de su acervo geneal¨®gico para interesar al lector m¨¢s exigente.
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