Met¨¢fora de la ingenuidad
Me confieso culpable de criticar al F¨®rum. Ya s¨¦ que formo parte de una raza altamente sospechosa, probablemente sicaria de alguna insana intenci¨®n y, por supuesto, contraria al bien de Barcelona. Si los gur¨²s de la modernidad han asegurado, por tierra, mar y aire, que el F¨®rum ha puesto nuestra ciudad en el mapamundi y que ha dado una gran lecci¨®n al mundo mundial, mi actitud es, como m¨ªnimo, poco patri¨®tica. O poco ciudadana, no s¨¦, que las ciudades y las patrias no deben ser lo mismo. Sea como fuere, ahora que est¨¢ a punto de acabar el magno evento, y lo haremos a lo grande, quemando toneladas de p¨®lvora e incluso montando el piromusical "m¨¢s grande del Estado y quiz¨¢ de toda Europa" (?c¨®mo le gusta a Oleguer Sarsanedas la ostentaci¨®n!), una, en su culpa, necesita plantear algunas cr¨ªticas. Y no por vocaci¨®n de tocar las narices al bueno de Joan Clos, especialmente ahora que se nos quiere volver a presentar, sino porque el ¨²nico sentido del F¨®rum, si alguna vez lo tuvo, tiene que ver con la autocr¨ªtica y la reflexi¨®n. Vayamos, pues, a ello, que voluntarios para el elogio los hay a montones en los aleda?os de palacio. Esta mente incisiva y punzante que tiene Josep Cun¨ª en el interior de su cabeza asegura que en el F¨®rum "la palabra" ha sido una gran excusa para construir "mucha piedra". Es decir, tanta palabra rutilante y bienintencionada, tanta paz y solidaridad y etc¨¦tera, lo que realmente conten¨ªan era vocaci¨®n constructora. Puede que hayan paseado por el recinto fil¨®sofos, cantantes imposibles, hasta predicadores de todas las fes verdaderas, pero los aut¨¦nticos reyes del evento han sido los constructores. Y ser¨¢ la piedra la que va a quedar, m¨¢s all¨¢ de las muchas palabras que se ha llevado el viento. ?Es ello criticable? No lo ser¨ªa si no milit¨¢ramos en una especie de mala conciencia progre que necesita reinventar el diccionario para poder hacer desde la izquierda lo que hacen sin complejos desde la derecha. Parafraseando al fant¨¢stico Josep Borrell, que en sus a?os mozos de ministro nos espetaba aquello de que "las autov¨ªas son de izquierdas y las autopistas de derechas" (y como Catalu?a era derechona, a pagar, malditos), nuestros progres actuales no especulan, sino que edifican para la paz; no tienen un mal gusto arquitect¨®nico de esc¨¢ndalo, sino que militan en el dise?o moderno, y no son megal¨®manos, sino que construyen la plaza m¨¢s grande del mundo (con permiso chino) o montan el piromusical m¨¢s estridente de Europa, porque son solidarios con la humanidad toda. A veces, y lo confieso, me fatigan mucho los m¨ªos.
El F¨®rum ha sido una gran excusa para que nuestros amigos los constructores hicieran un agosto monumental. Me dir¨¢n que ha resuelto un trocito de la Barcelona no resuelta. Depende de los gustos... Pero, m¨¢s all¨¢ de tenernos entretenidos unas semanas, nada va a quedar y de nada va a servir lo mucho debatido. Solo quedar¨¢ la piedra. ?sa fue la motivaci¨®n y ¨¦se es el resultado. La palabra ha sido el paraguas. Sin embargo, har¨¦ como si no lo supiera y me creer¨¦ que el F¨®rum ha sido un intento de crear una cultura de la sostenibilidad, la paz y la multiculturalidad (?por qu¨¦ ser¨¢n tan feas las palabras simp¨¢ticas?) En ese caso, no s¨¦ si echarme a llorar o hacer una sesi¨®n completa de risoterapia. Veamos. Sostenibilidad. Decenas de expertos han hablado de la cultura del agua, de la biodiversidad, de la arquitectura humana, de la necesidad imperiosa de hacer pol¨ªticas sostenibles para garantizar el futuro, etc¨¦tera. Y todo ello lo han hablado en un recinto que ha agredido brutalmente al litoral en el que se ha inserido -con denuncia de Greenpeace a?adida-, con un gasto de agua coherente con la pijer¨ªa rica que ha dirigido el F¨®rum y adornado con una plaza tan grande que se daba de bruces con la concepci¨®n mediterr¨¢nea del urbanismo. La palabra ha sido sostenible. La piedra a¨²n se r¨ªe del invento.
M¨¢s. Paz, bonita, c¨¢lida, importante palabra. Sin embargo, aparte del hecho de que algunos prohombres de la intelectualidad que han pasado por el F¨®rum han sido tan pacifistas que han justificado el terrorismo (como Juan Goytisolo, que asegur¨® que poner bombas en Chechenia o Palestina eran actos de resistencia. Deb¨ªa de referirse a Beslan...), est¨¢ la cuesti¨®n espinosa de los promotores. Ya s¨¦ que un alcalde no se puede rebajar a contestar a los alternativos, pero la acusaci¨®n de que algunos promotores est¨¢n conectados con la industria armament¨ªstica no era una acusaci¨®n menor. Ni fr¨ªvola. Lo fr¨ªvolo ha sido el silencio de la respuesta.
Pero, personalmente, lo que m¨¢s me ha alegrado el verano ha sido el concepto tan fant¨¢stico de multiculturalidad. Hemos sido tan multiculturales, tanto, que hemos conseguido que casi no existiera el catal¨¢n, que el folclor del pa¨ªs quedara restringido a los libros del Amades y que bail¨¢ramos sardanas el 11 de septiembre, para as¨ª confirmar la reserva de indios en que nos hemos convertido como pueblo. En cambio, lo sabemos ya todo del baile del vientre de las tribus del Amazonas. No hay nada como ser universal. Habr¨ªa m¨¢s elementos espinosos, como lacuesti¨®n de los sueldos, algunos enchufitos de nada, amigos de los amigos, paseo de elefantes estilo Gorbachov, no s¨¦, cositas. Pero como en realidad todo esto no ha sido m¨¢s que una excusa para colarnos una gran obra de construcci¨®n sin apenas debate, ?para qu¨¦ hablar de las incoherencias? En realidad, lo ¨²nico relevante, aparte de poseer una plaza estilo dictador comunista, ha sido constatar lo ingenuos que podemos ser los progres cuando nos cuelan el gol los nuestros.
www.pilarrahola.com
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