Terror en la Red
Internet se ha convertido en un santuario de radicales islamistas y secuestradores imposible de controlar
Es una ofensiva en toda regla. D¨ªa tras d¨ªa, el bombardeo se repite: amenaza y reivindicaci¨®n de atentado; llamamiento a la guerra santa; reivindicaci¨®n de secuestro; ultim¨¢tum; s¨²plica de rehenes; anuncio de ejecuci¨®n; de la pr¨®xima difusi¨®n de la decapitaci¨®n; v¨ªdeo de la decapitaci¨®n. Reales o ficticios, todos los mensajes aparecen en el nuevo frente abierto por los terroristas: Internet. El mi¨¦rcoles, el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, calific¨® estos anuncios de "terrorismo medi¨¢tico". Una nueva estrategia que ha pillado a Occidente desprevenido.
En el caso de las rehenes italianas, la tensi¨®n lleg¨® a su paroxismo el mi¨¦rcoles con la difusi¨®n de mensajes contradictorios de distintas fuentes. El grupo Ansar al Zawahiri anunciaba la muerte de las cooperantes en el sitio www.alezah.com, mientras Organizaci¨®n de la Yihad lo anunciaba en otro sitio. En ambos casos era imposible comprobar la veracidad de las alegaciones. "El objetivo es atemorizar a la sociedad, para que la gente se sienta insegura. Y lo logran", explica Nimrod Raphaeli, analista del Instituto de Investigaci¨®n de los Medios de Oriente Pr¨®ximo (MEMRI), un grupo de Washington que registra y analiza los sitios web islamistas. "Es una guerra psicol¨®gica sin precedente. Estemos donde estemos, nos pueden alcanzar", alerta. Internet no s¨®lo sirve para difundir asesinatos, tambi¨¦n es el lugar id¨®neo para la propaganda. Una revista digital llamada Al Battar publicaba esta primavera consejos sobre los secuestros, poco antes de que empezara la ola de raptos en Irak. En oto?o de 2003, un documento aseguraba que "el Gobierno espa?ol no soportar¨ªa m¨¢s de dos o tres golpes antes de verse obligado a retirarse de Irak por la presi¨®n popular".
"Es un enemigo invisible. Cierras un sitio, y al otro d¨ªa abre en otro lugar", dice un experto
?C¨®mo combatir esa nueva amenaza? Raphaeli es pesimista. "Es un enemigo invisible. Va y viene. Cierras un sitio y al d¨ªa siguiente abre en otro lugar". Y para las autoridades, el cierre no es siempre la mejor soluci¨®n, ya que en los sitios pueden encontrar informaci¨®n valiosa sobre los radicales. Pero localizar a los que se esconden detr¨¢s de los miles de sitios web islamistas es una tarea casi imposible, lamenta Raphaeli.
Un caso ejemplar: este verano, el foro de debate www.islamic-minbar.com alcanz¨® una cierta fama cuando en sus p¨¢ginas aparecieron reivindicaciones de atentados en Estambul y en Rusia. Tambi¨¦n se difundieron amenazas de Bin Laden o consejos para integrar Al Qaeda. Y, ejemplo del absoluto descontrol que reina en Internet, el 7 de agosto apareci¨® el montaje de una decapitaci¨®n realizado por tres j¨®venes estadounidenses. Durante unas horas las grandes agencias difundieron la noticia.
El proveedor de acceso de islamic-minbar.com es la sociedad Net4all, con sede en la ciudad suiza de Lausana. El director de la compa?¨ªa, Patrick Mayer, explica que cuando se dieron cuenta de lo que se publicaba en el foro, alertaron a la polic¨ªa y luego decidieron cerrar el sitio. "Esto tomaba demasiada importancia, y quer¨ªamos evitar ataques a nuestro servidor, lo que, de hecho, ocurri¨®".
Para alquilar un espacio en el servidor, la transacci¨®n se efect¨²a en l¨ªnea. El cliente da un nombre, una direcci¨®n de correo electr¨®nico, un tel¨¦fono y, generalmente, paga por tarjeta de cr¨¦dito, un elemento que, en teor¨ªa, deber¨ªa permitir localizarle. En el caso de islamic-minbar.com, el cliente, al parecer, no buscaba el anonimato. Moez Garsalaui, un tunecino residente en Lausana, dio sus datos personales. Garsalaui dice que no se siente responsable por lo que apareci¨® en el sitio. "Es un foro de discusi¨®n abierto a todo el mundo, cualquiera puede intervenir".
Bajo la ley suiza, el due?o del servidor no es responsable por lo que aparece en los espacios que alquila y, seg¨²n Mayer, aunque quisieran controlarlo, si el sitio es en ¨¢rabe resulta imposible. En cuanto al creador del foro, la cuesti¨®n de su responsabilidad queda abierta. "Los expertos no se ponen de acuerdo, unos dicen que s¨ª y otros que no", explica Sabine Zaugg, del Ministerio de Justicia suizo.
?sa es la situaci¨®n cuando el creador del sitio se molesta en dejar sus datos personales. Pero en la mayor¨ªa de los casos, el responsable se encuentra en otro pa¨ªs que el servidor y usa datos falsos. Perseguirle se convierte entonces en pura ilusi¨®n. Adem¨¢s, como explica Guido Balmer, de la C¨¦lula de Lucha contra la Cibercriminalidad de la Polic¨ªa Federal suiza, en muchos casos es dif¨ªcil fijar el l¨ªmite entre lo que es la simple propaganda y un acto ilegal.
En Francia -los primeros en Europa- han optado por responsabilizar al due?o del servidor. "En la pr¨¢ctica es casi imposible aplicar esta ley", dice Mayer. "Podemos instalar un motor de b¨²squeda que se fije en algunas palabras sospechosas, pero controlarlo todo no se puede". En EE UU, en aplicaci¨®n de la ley antiterrorista aprobada despu¨¦s del 11-S, el Departamento de Justicia intent¨® responsabilizar al creador de un foro por "prestar apoyo material a un grupo terrorista". El tribunal, sin embargo, rechaz¨® la acusaci¨®n.
"No veo soluci¨®n. Lo ¨²nico que se puede hacer es tener mucho cuidado con la veracidad de la informaci¨®n, sobre todo los medios", dice Raphaeli. "Pero la gente se volver¨¢ inmune incluso a las decapitaciones... Y los terroristas se inventar¨¢n otra cosa peor".

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