El man¨¢ que viene del Norte
No salgo, no me divierto, no me compro zapatos; los espa?oles me acusan de quitarles el trabajo; he tenido que ir a las iglesias a pedir para comer y para poder enviar a mi hijo de ocho a?os, al que hace tres que no veo, porque los 100 euros que mando a mi familia no pueden faltar". Sonia es ecuatoriana y cuida ancianos en Madrid. Habla triste y cansada, pero con la convicci¨®n de que sus sacrificios merecen la pena y consciente de que el d¨ªa que decidi¨® emigrar se convirti¨® en el salvavidas de su familia. Como ella, los 86 millones de trabajadores emigrantes de todo el mundo no faltan a su cita con la agencia de env¨ªo de dinero r¨¢pido. El a?o pasado trabajaron duro para enviar m¨¢s de 150.000 millones de d¨®lares a casa (seg¨²n cifras del Banco Mundial, de las que los expertos advierten que podr¨ªan alcanzar el doble si se tienen en cuenta los canales informales de env¨ªo), el equivalente a la deuda argentina.
Las remesas son la lluvia fina que no deja de caer sobre las fr¨¢giles econom¨ªas de los pa¨ªses empobrecidos, que no han parado de crecer en el ¨²ltimo lustro
86 millones de emigrantes de todo el mundo no faltan a su cita con la agencia de env¨ªo r¨¢pido de dinero. El a?o pasado enviaron 150.000 millones de d¨®lares
"Yo les digo que esto es muy duro. En Marruecos piensan que en Europa el dinero se recoge en el suelo, y por eso se montan en las pateras", dice Nordi
En M¨¦xico, las remesas superan a los ingresos por turismo y suponen dos tercios del valor de las exportaciones de petr¨®leo
Que bajen los costes de las transferencias es una de las propuestas que Espa?a ha llevado esta semana a la cumbre de la ONU en Nueva York contra la pobreza
No todo son ventajas. La p¨¦rdida de trabajadores cualificados preocupa, y mucho, a los Gobiernos de los pa¨ªses empobrecidos
En Ecuador, Sonia, de 27 a?os, era dise?adora de modas; ahora sue?a con montar un taller de costura cuando vuelva a su pa¨ªs. De momento, durante los tres a?os que ha trabajado en Espa?a limpiando casas y cuidando ancianos siete d¨ªas a la semana, ya ha ahorrado lo suficiente -ahora gana 680 euros mensuales- para empezar a pagar un piso en Riobamba, su ciudad, que le costar¨¢ 20.000 euros. Como ella, m¨¢s del 75% de los inmigrantes latinoamericanos invierten el dinero que ganan en el Norte en pagar deudas y comprar o reformar una casa. La educaci¨®n o montar negocios vienen despu¨¦s.
Las remesas son una lluvia fina que no deja de caer todos los meses sobre las fr¨¢giles econom¨ªas de los pa¨ªses de emigrantes, que no ha parado de crecer de forma espectacular en el ¨²ltimo lustro, convirti¨¦ndose en una pieza clave en el tablero de la globalizaci¨®n. Estas transferencias son hoy objeto de estudio de Gobiernos, que han visto c¨®mo regiones enteras han salido de la pobreza gracias a estos ingresos; de organismos multilaterales, que est¨¢n empezando a replantearse la eficiencia de la ayuda tradicional, y de los bancos, que no quieren dejar escapar su parte del pastel en forma de comisiones o de hipotecas inmobiliarias.
Propuesta espa?ola
"Un elemento importante de lucha contra la pobreza", destacaba la propuesta que Espa?a ha llevado esta semana a la Cumbre de L¨ªderes de la Iniciativa contra el Hambre y la Pobreza, celebrada en Nueva York. Los Gobiernos del hemisferio sur saben que su supervivencia ha pasado a depender en parte de estos env¨ªos, y se encuentran ante la disyuntiva de fomentar la emigraci¨®n, por una parte, y frenarla, por otra, ante las exigencias de los pa¨ªses desarrollados, y para evitar que se les vayan sus mejores hombres y mujeres.
Nordi Belhela podr¨ªa haber sido profesor o futbolista en Marruecos, pero dej¨® atr¨¢s su carrera de ciencias y sus entrenamientos con el Raja de Casablanca para poner ladrillos a las afueras de Madrid y jugar en la liga municipal de Aluche. "En Marruecos no hay trabajo. En mi casa somos cinco hijos, y con la jubilaci¨®n de mi padre (230 euros al mes) no nos alcanzaba para vivir. Mi hermano se fue a Italia y yo me vine aqu¨ª". Desde que lleg¨®, en 1991, Nordi ha trabajado en la fresa en Huelva y cosechado otras frutas por toda Espa?a. "En una ocasi¨®n tuve que dormir durante 15 d¨ªas en la calle y caminar cinco kil¨®metros para ir a por agua", cuenta.
Ahora trabaja por 800 euros al mes en la construcci¨®n en una urbanizaci¨®n a 40 kil¨®metros de Madrid. En su cuadrilla hay obreros de Per¨², de Ecuador y de Marruecos, "pero casi no hay espa?oles", dice. Durante sus primeros a?os en Espa?a enviaba unos 200 euros cada mes, "pero desde que lleg¨® el euro es mucho m¨¢s dif¨ªcil ahorrar. Ahora env¨ªo menos, aunque ya he conseguido pagar la entrada de un piso en Casablanca, donde quiero vivir con mi novia marroqu¨ª", explica este hombre menudo, del que sus vecinos de Madrid admiran su eterna sonrisa.
Al igual que Nordi, la mayor¨ªa de los inmigrantes que llevan m¨¢s tiempo fuera de su patria env¨ªa dinero con menos frecuencia a su pa¨ªs, porque en los primeros a?os cubren las principales necesidades de sus familias, aunque nunca faltan reci¨¦n llegados que hacen que la constante lluvia fina no decaiga.
Este man¨¢ que viene del Norte, y que hace posible que se construyan casas con cimientos en remotas aldeas de Gambia o que j¨®venes haitianos compren m¨®viles de ¨²ltima generaci¨®n, se ha disparado en el ¨²ltimo a?o debido a tres factores fundamentales: el creciente n¨²mero de inmigrantes, las innovaciones tecnol¨®gicas y el abaratamiento de las transacciones. Los organismos internacionales pronostican un crecimiento a¨²n mayor en los pr¨®ximos cinco a?os.
El caso de Latinoam¨¦rica es especialmente significativo, por ser las remesas que crecen a un ritmo m¨¢s r¨¢pido y las mayores del mundo. All¨ª llegaron el a?o pasado 38.000 millones de d¨®lares, una cantidad superior a toda la inversi¨®n extranjera directa y la ayuda al desarrollo juntas. En M¨¦xico, por ejemplo, las remesas superan a los ingresos por turismo y suponen dos tercios de del valor de las exportaciones de petr¨®leo.
Es un dinero eficiente, que viaja de persona a persona a trav¨¦s de simples transferencias, sin apenas intermediarios, y donde los Estados o los organismos multilaterales tienen poco que decir. "La gente conoce mejor sus necesidades que ninguna otra instituci¨®n. Ellos deciden en qu¨¦ gastar el dinero, y esto tiene consecuencias muy positivas comparado con el dinero de la cooperaci¨®n, que llega a los Gobiernos, muchas veces corruptos, y que no se distribuye de forma eficiente", sostiene Richard Adams, investigador de pol¨ªticas de desarrollo del Banco Mundial.
Son transacciones ¨¢giles que adem¨¢s no dependen de las fluctuaciones del mercado, como la exportaci¨®n de materias primas; ni a los condicionantes de la ayuda; ni a la volatilidad de las inversiones extranjeras. El pa¨ªs receptor se ahorra adem¨¢s los deberes de la ayuda condicionada de los bancos multilaterales, los planes de ajuste estructural u ofrecer seguridad jur¨ªdica a los inversores. Ya en la cumbre del G-8 del a?o pasado, en Suiza, los pa¨ªses ricos llegaron a la conclusi¨®n de que las remesas de los trabajadores inmigrantes son la fuente "m¨¢s estable, abundante y segura" a los pa¨ªses menos desarrollados, porque, como asegura Manuel Orozco, coordinador del Programa de Remesas y Desarrollo de Di¨¢logo Interamericano, con sede en Washington, "se observa que las remesas responden a factores macroecon¨®micos como la inflaci¨®n o el desempleo. Es decir, cuando, por ejemplo, el precio del caf¨¦ o del cacao cae en los mercados internacionales, llegan m¨¢s remesas a Guatemala o Ecuador. Son un fen¨®meno de naturaleza contrac¨ªclica. Cuando hay una crisis y todo se deprime, las remesas son un salvavidas, lo que permite una estabilidad econ¨®mica".
Orozco a?ade que es importante que los Gobiernos de los pa¨ªses receptores de remesas apoyen y faciliten la creaci¨®n de peque?as empresas para que el dinero no se quede debajo del colch¨®n. Aun as¨ª, el impacto del dinero de los inmigrantes es important¨ªsimo. Jamal Bourchachen, presidente de la Asociaci¨®n de Dem¨®grafos Marroqu¨ªes, calcula en un estudio que 1,2 millones de marroqu¨ªes han escapado de la pobreza gracias a las remesas. Y en M¨¦xico, la llegada de dinero de fuera (sobre todo de Estados Unidos) ha hecho florecer el mercado inmobiliario y ha empleado a un ej¨¦rcito de mexicanos en la construcci¨®n de las casas de los inmigrantes.
Aunque no todo son ventajas. Que los pa¨ªses de emigrantes pierdan a trabajadores cualificados preocupa, y mucho, a sus gobernantes. No se puede negar que las remesas son un factor de estabilidad financiera y social, "pero tampoco debe ser un motivo de orgullo, porque significa una sangr¨ªa para el pa¨ªs... A la larga, por cada emigrante que abandona el pa¨ªs, la sociedad mexicana pierde con ¨¦l los recursos que invirtieron en su educaci¨®n, salud y capacitaci¨®n", declaraba hace unas semanas el gobernador de Zacatecas, Ricardo Monreal ?vila, a un diario mexicano. Blanca S¨¢nchez, profesora de Historia Econ¨®mica de la Universidad San Pablo CEU, comparte la preocupaci¨®n de este pol¨ªtico mexicano; sin embargo, asegura que los efectos positivos de las remesas compensan estas p¨¦rdidas y que hay que tener en cuenta "que muchos de estos inmigrantes terminan volviendo a su pa¨ªs, y entonces s¨ª montan negocios y crean empleo".
?sa es la intenci¨®n de Elizabeth S¨¢nchez Ortiz, que en Ecuador estudi¨® administraci¨®n tur¨ªstica y que piensa montar una discoteca -"con m¨²sica por ordenador"- cuando vuelva. Para ello env¨ªa junto con su hermano, que tambi¨¦n trabaja en Espa?a, 500 euros cada mes. Aunque ella s¨®lo gana 400 limpiando casas, lo ahorra pr¨¢cticamente todo. Desde que lleg¨® a Espa?a, hace casi cinco a?os, Elizabeth ha hecho llegar sus euros a Ecuador a trav¨¦s de una peque?a agencia de env¨ªo de dinero, porque "es r¨¢pido y adem¨¢s nos regalan una tarjeta para hablar por tel¨¦fono durante 10 minutos".
El 80% de los inmigrantes latinoamericanos que est¨¢n en Espa?a utiliza las empresas de env¨ªo r¨¢pido porque las consideran "seguras, r¨¢pidas y de confianza". El fen¨®meno de las remesas ha convertido en multimillonarios estos negocios, con sucursales en las m¨¢s remotas aldeas del planeta. Tal vez el caso m¨¢s espectacular sea el de Western Union, nacida con el tel¨¦grafo y que hoy cuenta con 170.000 agencias en 190 pa¨ªses, que el a?o pasado le proporcionaron 3.000 millones de d¨®lares de beneficio. Los bancos y cajas de ahorro, conscientes de que est¨¢n dejando escapar una creciente cartera de clientes nacidos de la llamada nueva econom¨ªa de la inmigraci¨®n, empiezan ahora a ofrecer servicios m¨¢s competitivos, que animen a los inmigrantes a adquirir otros productos bancarios como hipotecas, cr¨¦ditos y avales. La Confederaci¨®n de Cajas de Ahorro prepara un convenio para todas las cajas espa?olas.
"Han visto un nicho de mercado muy interesante, al darse cuenta de que hay sucursales en las que la mayor¨ªa de los clientes son inmigrantes, y quieren mantener una relaci¨®n m¨¢s duradera con ellos", explica Eduardo Guevara, director de comercializaci¨®n del Banco Solidario en Ecuador, la primera entidad que ofrece transferencias de coste cero, para facilitar la inversi¨®n inmobiliaria en el pa¨ªs, y que ha firmado un convenio con cuatro cajas de ahorro espa?olas. Que bajen los costes de las transferencias es precisamente una de las recomendaciones de la propuesta que Espa?a ha llevado a la cumbre de la ONU esta semana. A pesar de que se han ido abaratando en los ¨²ltimos a?os, muchos expertos los consideran todav¨ªa demasiado elevados, alcanzando, de media, un 8% del coste de la transacci¨®n, seg¨²n datos del Banco Interamericano de Desarrollo.
Prueba palpable
El abaratamiento del coste de las transferencias supondr¨ªa una mayor inyecci¨®n de dinero para los pa¨ªses que m¨¢s lo necesitan. Sin embargo, algunos expertos reconocen el papel de efecto llamada que desempe?an estas remesas, porque no hay prueba m¨¢s palpable de que el viaje ha sido un ¨¦xito que ver en directo los resultados positivos de la experiencia migratoria.
Lesbia muestra a quien quiera verla la foto de la casa que ha construido a orillas del Caribe dominicano con el dinero que ha ahorrado trabajando interna en Espa?a. Es bonita y construida con buenos materiales. Una casa que la mayor¨ªa de sus vecinos no podr¨ªa costearse con lo que gana en su pueblo. Su hija Ani sirve t¨¦s en un haman de Madrid para poder pagar un piso en Santo Domingo. A su vuelta piensa estudiar decoraci¨®n. Cuando van de visita a su pa¨ªs, llegan cargadas de ropa y regalos para los suyos. ?C¨®mo explicar a su gente que todo eso es s¨®lo posible gracias a muchas privaciones y condiciones de vida que algunos en sus pa¨ªses de origen no s¨®lo no padecen, sino que ni siquiera imaginan?
Nordi no se cansa de explicarlo cada a?o, cuando va de vacaciones a Casablanca. "Yo les digo que aqu¨ª vivimos muchos juntos, que aqu¨ª la vida es muy dura y que hay que hacer muchas horas extras para juntar algo. ?Pero no me creen!", se indigna. "Piensan que en Europa el dinero se recoge en el suelo, y por eso se arriesgan a montarse en las pateras. Todos tenemos derecho a viajar para intentar vivir una vida m¨¢s digna, pero para emigrar hay que saber c¨®mo hacerlo y hacerlo bien", recalca.
Espa?a, pa¨ªs de emigraci¨®n y de acogida
ESPA?A TIENE DOBLE personalidad en el ¨¢mbito de las remesas. Su pasado como pa¨ªs de emigraci¨®n le convierte en el quinto receptor de remesas del mundo. Su presente como pa¨ªs de acogida hace que sea la naci¨®n de Europa del que salen m¨¢s remesas hacia Am¨¦rica Latina; en concreto, la mitad de las de la UE. Aun as¨ª, Espa?a hoy recibe m¨¢s remesas (3.958 millones de d¨®lares) de sus trabajadores en el extranjero que las que env¨ªan los inmigrantes desde aqu¨ª (2.249 millones), seg¨²n datos del Fondo Monetario Internacional y del Banco de Espa?a.
?Trabajan tantos espa?oles en el extranjero?, ?env¨ªan tanto dinero? De acuerdo con las cifras del banco, s¨ª, aunque hay que tener en cuenta que estos env¨ªos est¨¢n m¨¢s controlados, ya que se realizan en su mayor parte a trav¨¦s de bancos y apenas por canales informales, y que en su mayor¨ªa son pensiones y sueldos considerables de antiguos emigrantes y de profesionales que trabajan fuera. Mucho menores son las remesas de los inmigrantes que trabajan hoy en Espa?a. S¨®lo entre el 10% y el 15% de ellos supera los 900 euros mensuales, seg¨²n queda reflejado en un estudio de la Confederaci¨®n de Cajas de Ahorro. Son pocas cantidades, pero son muchos los inmigrantes, y no faltan a su cita con la empresa de transferencias: m¨¢s del 90% de ellos env¨ªa dinero peri¨®dicamente a sus familias.
En 2001, los datos del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales indican que 1.413.353 espa?oles resid¨ªan en el extranjero. Una parte importante son antiguos emigrados de los a?os cincuenta, sesenta y setenta, cuando se produjo su llegada masiva a los grandes pa¨ªses del Viejo Continente, y que ahora cobran la pensi¨®n del pa¨ªs al que emigraron. La otra parte son los empresarios y funcionarios internacionales que env¨ªan dinero a Espa?a o que cobran sus n¨®minas en Espa?a.
"Mi marido y yo ten¨ªamos seis hijos y viv¨ªamos en una chabola en el pueblo de Pica?a, en Valencia. ?l tuvo que irse a Alemania a trabajar. Lo hizo por su familia, para que pudi¨¦ramos vivir", cuenta Concha Sisternas, una valenciana de 78 a?os que recuerda como el primer d¨ªa el momento en que su marido cruz¨® el umbral de casa para emigrar, en 1962. "Una ma?ana tuve que emigrar a Alemania para ir a trabajar", recuerda Concha, entre l¨¢grimas, que le cantaba entonces su marido. Llora porque el destino quiso que su marido perdiera la vida lejos de su casa, mientras batallaba por sacar adelante a los suyos. Cuatro a?os despu¨¦s de emigrar, el marido de Concha muri¨® en un accidente laboral. Y a ella apenas le dio tiempo de llorar su muerte; tuvo que consumir los d¨ªas de duelo en fregar escaleras, pintar fachadas y recoger cal. Necesitaban comer. "Menos mal que enseguida empezaron a llegar 15.000 pesetas al mes del Estado alem¨¢n, una pensi¨®n de viudedad". Hoy, Concha sigue cobrando esa pensi¨®n, que ha pasado a ser de 1.000 euros al mes, y s¨®lo tiene palabras de agradecimiento para
el pa¨ªs que acogi¨® a su marido. "En sus cartas me dec¨ªa: 'Concha, si estuvieras aqu¨ª, me oir¨ªas gritar: ?viva Alemania!".
La emigraci¨®n en tiempos de Franco fue el principal motor de la econom¨ªa espa?ola hasta la llegada del turismo. S¨®lo en la d¨¦cada de los sesenta, m¨¢s de un mill¨®n de espa?oles emigraron principalmente a B¨¦lgica, Francia y Alemania, en plena reconstrucci¨®n tras la II Guerra Mundial. "Estas migraciones relajaron las tensiones del mercado de trabajo en Espa?a, y el problema se plante¨® cuando volvieron a partir de 1975, despu¨¦s de la muerte de Franco", explica una profesora de Historia Econ¨®mica de la Universidad
San Pablo CEU, quien a?ade que, en un principio, "el esquema estaba pensado como emigraciones temporales, pero la experiencia mostr¨® que
el regreso era muy dif¨ªcil, lo que cre¨® problemas de desempleo, por ejemplo, en Alemania".
La emigraci¨®n espa?ola de los a?os sesenta, muy regulada, poco tiene que ver con la actual. "?l se fue con todo pagado por la empresa: el
billete, la habitaci¨®n, y le daban tambi¨¦n algo de dinero para comer, del que sacaba 300 pesetas para mandarnos", cuenta Concha. "Antes se
hac¨ªa bien. Yo no entiendo por qu¨¦ ahora lo de los inmigrantes se hace tan mal", apunta.
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