Los 'cerebros' econ¨®micos entierran las recetas ¨²nicas para los pa¨ªses pobres
La Agenda para el Desarrollo pide la reforma del FMI y del BM
No hay receta econ¨®mica universal para lograr el despegue de los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo. "Copiar de forma mec¨¢nica" la senda de los m¨¢s industrializados, como recomiendan las instituciones financieras internacionales, "no s¨®lo no garantiza resultados, sino que puede hacer m¨¢s mal que bien". Es la principal conclusi¨®n de la nueva Agenda de Barcelona para el Desarrollo, que pide la reforma del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial.
Inicialmente, estaba previsto que los economistas reunidos -entre los cuales Paul Krugman, Joseph Stiglitz, Jeffrey Frankel, John Williamson, Deepak Nayyar, Ricardo Hausmann, Daniel Cohen, Martin Khor, Miguel Sebasti¨¢n, Guillermo de la Dehesa, Guillermo Calvo, Olivier Blanchard, Dani Rodrik, Jos¨¦ Antonio Ocampo y Jeffrey Sachs (que intervino por videoconferencia)- enterraran de forma expl¨ªcita en Barcelona el Consenso de Washington.
Pero las discrepancias ideol¨®gicas, los matices sem¨¢nticos y la propia y en ocasiones inc¨®moda presencia de John Williamson -padre de este dec¨¢logo de propuestas de corte liberal, en 1989, y que han sido aplicadas en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas con resultados francamente mejorables, sobre todo en Am¨¦rica Latina-, provoc¨® que desaparecieran alusiones directas en el texto final del manifiesto, que los ponentes continuaban retocando con cierto revuelo al cierre de esta edici¨®n.
Entre las recetas del Consenso de Washington figuran las privatizaciones, la disciplina fiscal, tipos de cambio competitivos y un abrazo a la liberalizaci¨®n y a la inversi¨®n directa extranjera. En los debates p¨²blicos, algunos de los participantes, como el Nobel Stiglitz, no dudaron en hablar de las "limitaciones del cuerpo de ideas que han dominado las pol¨ªticas aplicadas en los ¨²ltimos a?os del Consenso de Washington".
Pero el propio Stiglitz resum¨ªa la situaci¨®n confesando que contin¨²a habiendo ¨¢reas donde no existe un nuevo acuerdo, "por lo que hay que continuar investigando". Uno de los puntos que caus¨® mayores tachones y retachones en el texto final era el que preve¨ªa apoyar la continuaci¨®n de la liberalizaci¨®n multilateral del comercio. Finalmente, qued¨® escrito con un matiz importante: esta pol¨ªtica debe aplicarse "de forma que promueva el desarrollo".
El proteccionismo agr¨ªcola y textil de los pa¨ªses industrializados se considera un obst¨¢culo, lo mismo que las pol¨ªticas comerciales que aplican muchos pa¨ªses m¨¢s rezagados. En este sentido, los economistas esperan que la Ronda de Doha para liberalizar el comercio ofrezca m¨¢s oportunidades para el crecimiento mundial y deje mayor margen a los pa¨ªses pobres para "seguir sus propias estrategias de crecimiento".
La Agenda de Barcelona para el Desarrollo, que incide en la persistencia de las desigualdades, promueve tambi¨¦n una reforma a fondo de la arquitectura de instituciones internacionales, como el Fondo Monetario (FMI) o el Banco Mundial BM), y alude tanto a la escasa representaci¨®n de los puntos de vista de los pa¨ªses en desarrollo como a la distribuci¨®n de votos en los consejos de estas instituciones. La reforma "debe ser una prioridad para los pa¨ªses ricos y pobres".
El manifiesto se muestra partidario de pol¨ªticas favorables a la estabilidad macroecon¨®mica, y a las cuentas equilibradas, "pero ello no signififica lograr el equilibrio cada a?o". Reglas e instituciones internacionales que gobiernen los movimientos transfronterizos de personas y un claro gui?o a la Agenda del Milenio de Naciones Unidas y a sus objetivos de reducci¨®n de la pobreza y de lucha contra enfermedades como el Sida o la malaria son otros aspectos en los que hubo acuerdo.
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