'Showman' irrepetible

Esta vez Diego Carrasco se puso la chistera de mago e hizo incluso alguno de estos menesteres. Pero esto es lo de menos. Lo que importa es su arte, vivo como siempre, en expansi¨®n continua. Ah¨ª el arte no tiene secretos para ¨¦l, pues lo mismo canta, que baila, que hace un recorrido por los aspectos m¨¢s tristes o m¨¢s divertidos de lo jondo. Todo cabe, todo tiene su lugar.

Rodeado de docena y media de chavales, Diego Carrasco se entrega a su quehacer a conciencia. Sin prisa, pero sin pausa. Abre con el grito de Jos¨¦ Monje Cruz, como una bandera que engancha toda una teor¨ªa informal del cante. Porque en ¨¦l parece caber todo. De La Traji a Qu¨ªmica, todo el barroco mundo de Diego Carrasco, tan rico en formas, tan diverso, tan imprevisible. Da lo mismo que est¨¦ bien o mal de voz, ¨¦l har¨¢ lo que pueda. Y en lo que no pueda se buscar¨¢ c¨®mplices que le ayuden y le saquen las casta?as del fuego. Al final siempre quedar¨¢ su presencia expectante y pronta a intervenir en un baile, una patadita, un comp¨¢s.

El espect¨¢culo tuvo de todo. En una primera parte bastante ordenada, todo estaba previsto y se desarrollaba de acuerdo a lo establecido sin m¨¢s alteraciones que las propias de Diego Carrasco, un showman irrepetible. Despu¨¦s, ya m¨¢s en su salsa, en libertad, Hello Dolly se qued¨® por el camino.