La dinast¨ªa de los Mubarak
El presidente de Egipto sit¨²a a su hijo al frente de un plan de reformas econ¨®micas ante una eventual sucesi¨®n en el poder
Tras la muerte de Hafez el Asad, su hijo Bachar gobierna en Siria. V¨¢stago de otro linaje surgido de un golpe militar, Seif al Islam aspira a suceder a su padre, el l¨ªder libio Muammar el Gaddafi. Y en una nueva dinast¨ªa ¨¢rabe que parece despuntar, el presidente egipcio, Hosni Mubarak, de 76 a?os, ha situado a su hijo Gamal, de 41, al frente del proceso de reformas econ¨®micas en el pa¨ªs ¨¢rabe m¨¢s poblado, con casi 76 millones de habitantes. Aunque el r¨¦gimen niega que el poder vaya a ser hereditario en Egipto, el congreso del gubernamental Partido Nacional Democr¨¢tico (PND), celebrado durante esta semana en El Cairo, ha servido ante todo para escenificar la ascensi¨®n pol¨ªtica del joven Mubarak.
"Tenemos respuestas urgentes para las cosas que importan a la gente, no para las t¨ªpicas demandas
[de mayor democratizaci¨®n] que hace la oposici¨®n; algunas de esas preguntas tardar¨¢n alg¨²n tiempo en responderse". Esta frase, pronunciada durante un debate con observadores extranjeros, viene a resumir el Nuevo Pensamiento (lema del congreso) del hijo del presidente egipcio, partidario de aplicar reformas econ¨®micas para que comience a desperezarse un pa¨ªs en el que 1,2 millones de j¨®venes se incorporan cada a?o al mercado de trabajo.
A pesar de que s¨®lo ocupa el puesto de secretario de Comit¨¦ Pol¨ªtico del PND, ha sido presentado por la televisi¨®n estatal y la prensa de Egipto como el verdadero hombre fuerte del partido, inmediatamente despu¨¦s de su padre. Sus intervenciones en la tribuna y sus multitudinarias conferencias de prensa han acaparado la atenci¨®n de un c¨®nclave que se cerr¨® el jueves en medio de duras acusaciones de la oposici¨®n. El llamado Movimiento Egipcio por el Cambio ha rechazado en un comunicado la existencia de un "monopolio del poder" que intenta perpetuarse.
A punto ya de cumplir 23 a?os en el cargo, Hosni Mubarak sufri¨® en noviembre de 2003 un desvanecimiento mientras pronunciaba un discurso televisado ante el Parlamento. En medio del tradicional secretismo oficial, el presidente egipcio fue operado el pasado julio de una hernia discal en Alemania. El congreso del partido en el poder (88% de los votos en las elecciones legislativas de 2000) se ha transformado en una vasta operaci¨®n de imagen para que su hijo Gamal, un economista formado en un banco de Londres, gane peso pol¨ªtico en su pa¨ªs y en el mundo. El PND invit¨® a varias decenas de pol¨ªticos, acad¨¦micos y periodistas occidentales, entre ellos el enviado de EL PA?S, a ser testigos de la ascensi¨®n pol¨ªtica del primog¨¦nito del ra?s egipcio.
Desde que su padre le introdujo directamente hace cuatro a?os en la direcci¨®n del partido -tras la elecci¨®n de diputados independientes vinculados al principal grupo de oposici¨®n, el proscrito movimiento de los Hermanos Musulmanes- el joven Mubarak no ha dejado de escalar puestos. Es la cabeza visible de una nueva generaci¨®n de tecn¨®cratas civiles que desplaza a una vieja guardia instalada en el poder tras el golpe del coronel Gamal Abdel Nasser, el l¨ªder del nacionalismo pan¨¢rabe que derroc¨® a la monarqu¨ªa egipcia.
Una vez clausurado el congreso en una ceremonia con fara¨®nicas medidas de seguridad presidida por el jefe del Estado con aparente buena salud, el relevo en el poder no parece ser inmediato en Egipto. "Sin ninguna duda, Mubarak se presentar¨¢ el a?o que viene para un quinto mandato presidencial", afirma Abdul Moneim Said, director del Centro de Estudios Estrat¨¦gicos Al Ahram de El Cairo. Este analista pol¨ªtico destaca la profundidad de las reformas econ¨®micas puestas en marcha en Egipto, con un amplio recorte fiscal tras un dr¨¢stico desarme aduanero: "El mensaje del congreso del PND es evidente: los cambios pol¨ªticos tendr¨¢n que esperar".
La oposici¨®n egipcia no isl¨¢mica -una nebulosa de partidos liberales, nacionalistas ¨¢rabes e izquierdistas- exige la abolici¨®n del las leyes de emergencia dictadas en 1981 tras el atentado contra Anuar el Sadat, asesinado cuando presenciaba un desfile militar, y en el que el propio Mubarak, entonces vicepresidente, result¨® herido. El ataque terrorista de Luxor, en el que murieron 57 turistas occidentales en noviembre de 1997, desencaden¨® una implacable represi¨®n, al amparo de una legislaci¨®n que permite las detenciones arbitrarias y la tortura, contra los grupos integristas islamistas.
Arrinconada por el r¨¦gimen (una comisi¨®n gubernamental va a seguir controlando la creaci¨®n de partidos) la oposici¨®n egipcia insiste en reclamar una amplia reforma constitucional que permita la elecci¨®n directa del presidente y el establecimiento de un l¨ªmite de dos mandatos en el cargo. En la actualidad, el Parlamento designa con dos tercios de sus votos a un candidato ¨²nico que es plebiscitado luego por los ciudadanos en un refer¨¦ndum.
Ante las pr¨®ximas presidenciales, previstas para octubre de 2005, el diputado naserista Hamdim Sabahi alerta de que no habr¨¢ elecciones libres sin una amplia reforma constitucional. "Los Mubarak quieren convertir a Egipto en una especie de monarqu¨ªa hereditaria, pero la mayor¨ªa de los egipcios queremos seguir viviendo en una rep¨²blica", sentencia este veterano dirigente de la izquierda nacionalista.
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