Heras, como Rominger

Miguel Indurain nunca gan¨® la Vuelta. Ni Lance Armstrong. Ni Federico Mart¨ªn Bahamontes. Hay hombres Tour y hombres Vuelta. Tony Rominger, extraordinario, gan¨® tres veces seguidas la Vuelta, entre 1992 y 1994; bati¨® dos el r¨¦cord de la hora y gan¨® un Giro, el de 1995, pero en el Tour encontr¨® su tope, y a Indurain, y su logro m¨¢ximo fue un segundo puesto en 1993. Roberto Heras (B¨¦jar, Salamanca; 1974), por ejemplo, ha ganado, con la de ayer, tres Vueltas y es el primer espa?ol que lo consigue -Juli¨¢n Berrendero y Pedro Delgado se quedaron en dos- y en las otras cinco en las que ha participado ha quedado segundo, tercero, cuarto, quinto y sexto. Nunca m¨¢s atr¨¢s. Sin embargo, en el Tour, despu¨¦s de un descubrimiento esperanzador -quinto en 2000, cuando asust¨® tanto a Armstrong al ver c¨®mo le dejaba clavado en la Joux Plane que le fich¨® para neutralizarlo- y tras sus a?os de dom¨¦stico en el US Postal, su rentr¨¦e como l¨ªder, al frente del Liberty, result¨® frustrante. Descolgado en las etapas de monta?a, abandon¨® tras la cronoescalada a l'Alpe d'Huez, cuando marchaba a 57 minutos de Armstrong.

"Este triunfo ha sido el m¨¢s emotivo porque todo el equipo ha confiado en m¨ª"

"Pero s¨¦ que puedo hacerlo bien en el Tour", responde Heras cuando se le pregunta por el asunto; "en el pasado Tour no s¨¦ lo que nos pas¨® a todo el equipo, pero hemos demostrado que nos hemos recuperado an¨ªmica y f¨ªsicamente. De todas maneras, no me obsesiona ganar el Tour. En la Vuelta hay que olvidarse del Tour". "Vale, he entrado en la historia siendo el primer espa?ol que gana tres Vueltas, pero los r¨¦cords no me obsesionan", a?ade; "no; no pienso para nada que el a?o pr¨®ximo pueda ganar la cuarta Vuelta. Cuando llegue, llegar¨¢".

A Heras, serio, herm¨¦tico, castellano puro, le obsesionan pocas cosas. Pocas cosas consiguen que su emoci¨®n se haga visible. Ganar una etapa o subir a un podio como ganador de una Vuelta no cuentan entre ellas. Cuatro horas antes de subir a la rampa de la Casa de Campo de Madrid que habr¨ªa de lanzarle hasta su tercera Vuelta, come un plato de pasta en el hotel junto a sus compa?eros Serrano y Nozal. Gente de otros equipos pasa a su lado y le animan. Le dicen que, pase lo que pase, deber¨¢ estar orgulloso de c¨®mo le ha ido la Vuelta; le aconsejan que cuando pase, ganador, la l¨ªnea de meta de Cibeles levante el pu?o, se exalte. Como si le hubieran propuesto una traici¨®n. Ante la sugerencia, se asusta: "No, no". Dos minutos despu¨¦s, una cosa min¨²scula entra andando torpemente en el comedor. A Heras le cambia la cara. Sonr¨ªe con dulzura. Quien entra es su hija, Marta, de poco m¨¢s de un a?o, con la que luego volver¨¢ a sonre¨ªr en el podio.

Fuera de esos m¨ªnimos momentos, Heras es seriedad y concentraci¨®n. Es el corredor sobre el que el Liberty de Manolo Saiz, quien con ¨¦l logra su quinta Vuelta, tras las de Mauri (91), Jalabert (95) y Z¨¹lle (96 y 97), quiere construir el edificio del siglo XXI, el corredor experto y racional con el que, tras unos comienzos dif¨ªciles por problemas de comunicaci¨®n, el director c¨¢ntabro ha vuelto a sentirse con el control.

"Me siento feliz", dijo Heras; "me siento como si ¨¦sta hubiera sido mi primera Vuelta por el magn¨ªfico trabajo de mi equipo. Ha sido la m¨¢s trabajada. En la primera, la que gan¨¦ en 2000 con el Kelme, la ¨²ltima semana fue casi un paseo. En la segunda, la que le gan¨¦ a Nozal en Abantos, el trabajo lo llev¨® el Liberty. En ¨¦sta, todo el equipo ha confiado en m¨ª. La m¨¢s emotiva".