Entre 711 y 1683
Aznar est¨¢ ya fuera del poder; o, mejor dicho, del cargo. Pero no est¨¢ solo ni es el ¨²nico con unos imaginarios frente al islam que cuentan con crecientes seguidores en esta Europa. Afirmar, como profesor en la Universidad de Georgetown, que "el problema de Espa?a con Al Qaeda empieza en el siglo VIII", y que Espa?a rehus¨® "perder su identidad" y "ser un trozo m¨¢s del mundo isl¨¢mico cuando fue conquistada por los moros", alimenta su propio bucle, con el tipo de Historia de Espa?a que se ense?aba durante el franquismo o desde la visi¨®n castrista (D. Am¨¦rico). Espa?a como concepto no exist¨ªa cuando Tariq desembarc¨® en 711, y como escribiera Ortega y Gasset no cabe calificar de Reconquista algo que dur¨® ocho siglos.
Esto es mirando al Sur. Pero, hacia Oriente, ante la decisi¨®n sobre si abrir o no negociaciones para el ingreso de Turqu¨ªa en la UE, han surgido referencias hist¨®ricas no menos sorprendentes. El comisario holand¨¦s saliente, Frits Bolkestein, considera que si Turqu¨ªa entra en la UE, la resistencia "del sitio de Viena en 1683 habr¨¢ sido en vano". Este asedio es una figura recurrente en palabras de responsables y comentaristas austriacos y de diversos pa¨ªses miembros. El tono est¨¢ subiendo, y las palabras de Aznar y esos otros tienen una audiencia en este punto cada vez m¨¢s amplia. Francis Fukuyama, alejado ya del "fin de la historia", considera que la cuesti¨®n de qu¨¦ hacer con el islam puede dividir a Europa, y que a largo plazo, debido a los flujos migratorios y demogr¨¢ficos, "Europa ser¨¢ parte del Occidente ¨¢rabe o del Magreb". El primer ministro franc¨¦s, Raffarin, ante Turqu¨ªa, se pregunta si Europa quiere realmente que "el r¨ªo del islam entre en el lecho del secularismo". Aqu¨ª y en otros pa¨ªses, el refer¨¦ndum sobre la Constituci¨®n europea se puede mezclar con el debate sobre la llamada "islamizaci¨®n de Europa" y la entrada de Turqu¨ªa. En esta Uni¨®n Europea tenemos que ser capaces de decidir qu¨¦ queremos ser y con qui¨¦n. En muchos de los Estados miembros, la opini¨®n p¨²blica est¨¢ claramente en contra del eventual ingreso turco. ?Tendr¨¢n sus dirigentes que optar entre decirle s¨ª a Turqu¨ªa o s¨ª a la Constituci¨®n europea, o acabar con un no en ambos casos?
Si la UE le da un nuevo portazo a Turqu¨ªa (ya miembro de organizaciones europeas como la OTAN, la OSCE o el Consejo de Europa), puede hacer fracasar el intento de modernizaci¨®n y democratizaci¨®n de ese pa¨ªs y el experimento de un islamismo democr¨¢tico que representa, hoy por hoy, Erdogan. Pero ¨¦ste se ha equivocado al plantear, aunque luego la haya retirado, la penalizaci¨®n del adulterio; y al protestar por la intromisi¨®n de la UE en los asuntos internos turcos, cuando la integraci¨®n europea consiste, precisamente, en ser un ejercicio de injerencia colectiva permanente en los asuntos internos de los Estados miembros.
En este ambiente, llega la propuesta de Zapatero de una Alianza de Civilizaciones. El nombre no parece el mejor, pues avala lo que intenta contrarrestar: la teor¨ªa del choque de civilizaciones. Las civilizaciones son bichos raros y no hay una "civilizaci¨®n musulmana". Nombres aparte, el plan supone tomar como modelo, para elevarlo, el proceso de cooperaci¨®n euromediterr¨¢nea de Barcelona de 1995, si bien con dos cestas o mesas: una pol¨ªtica y de seguridad -que podr¨ªa contemplar acciones comunes, como la de Espa?a y Marruecos en Hait¨ª- y una segunda cultural y educativa. Va en una direcci¨®n similar al plan de reforma del mundo musulm¨¢n impulsado por EE UU. E incluso hay un punto de contacto con el discurso de Aznar: que Al Qaeda no es s¨®lo un grupo terrorista, sino una ideolog¨ªa. Combatirla requiere ofrecer otra ideolog¨ªa m¨¢s atractiva (de futuro, no de pasados Al-Andalusistas). Pero no toda ideolog¨ªa tiene una contraideolog¨ªa en estos tiempos, y menos a¨²n importada. Aunque lo m¨¢s importante del discurso de Zapatero en Naciones Unidas es que en Espa?a los pol¨ªticos vuelvan a hablar no s¨®lo de luchar contra los efectos, sino tambi¨¦n contra las causas, "las ra¨ªces", de los terrorismos. aortega@elpais.es
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar
- Opini¨®n
- Declaraciones prensa
- Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero
- Terrorismo internacional
- Ampliaciones UE
- Turqu¨ªa
- Pol¨ªtica exterior
- Al Qaeda
- Islam
- Pol¨ªtica antiterrorista
- Uni¨®n Europea
- Organizaciones internacionales
- Gente
- Lucha antiterrorista
- Relaciones exteriores
- Grupos terroristas
- Pol¨ªtica
- Terrorismo
- Religi¨®n
- Sociedad