La gente
He cruzado Iberia en una semana de gozo y de paz, y como iba solo, me fue f¨¢cil observar mucho a las personas. Y tratar de ser tan amable como ellas. Por ejemplo, como aquel polaco educad¨ªsimo que me sirvi¨® un caf¨¦ en Toledo. O como el se?or serrano y cordial que me atendi¨® en Navalmoral de la Mata, al atardecer. Luego, ayudado por muchos informantes, recorr¨ª de noche Plasencia, ciudad grande, bella y olvidada. Y ya en la medianoche, en B¨¦jar, donde estaban de fiestas, vi a varias mujeres musulmanas que segu¨ªan pac¨ªficamente con sus cuerpos y sus velos el mismo ritmo musical que cinco muchachas casi desnudas atend¨ªan en el escenario, junto al parque.
D¨ªas m¨¢s tarde una dependienta dulce y c¨®mplice me encontr¨® en un anaquel perdido de una librer¨ªa de Oporto ese texto sobre Miguel Torga que llevaba buscando varios a?os. Ya en la calle vi a muchos gallegos felices y viajeros. Y al otro lado de la frontera, en Galicia, vi a muchos portugueses contentos. Y todo activo y ordenado, los bosques impolutos, el campo como un verso. Ya en Asturias, disfrut¨¦ de sus cuidadas y verdes ciudades y del buen hacer de las personas que trabajan o que cuentan. Y de regreso a Valencia, en el coche, rend¨ª tributo a una obviedad: Espa?a, Iberia, o como quieran llamarla, existe y est¨¢ llena de gente de bien, de val¨ªa, de ambici¨®n y de solvencia. Es una tierra constitucional, antigua y joven a la par. Una pen¨ªnsula r¨¢pida y exacta, llena de personas eficaces y cumplidoras, tanto nacionales como extranjeras. Personas que saben convivir, que tienen proyectos, que los llevan a cabo. Personas que se enfrentan al dolor y a la injusticia. Por eso el pa¨ªs crece y aguanta, y tambi¨¦n espera vivir muchos a?os. Lo digo porque me vengo con la impresi¨®n de que la ciudadan¨ªa es m¨¢s tolerante y sensata que sus dirigentes, ese arduo estamento que a veces oferta productos caducados: esencias y cinismos, tedios y provocaciones. En cualquier caso, son los pol¨ªticos y sus intelectuales de guardia los que van a remolque: la sociedad espa?ola, tan diversa y semejante a un tiempo, les gana por la mano. Y con una sonrisa.
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