Irene Mochi-Sismondi, viuda de Jorge Guill¨¦n
El d¨ªa 25 de setiembre mor¨ªa en una cl¨ªnica de Marbella Irene Mochi-Sismondi, nacida en Roma en 1910 y ligada a Espa?a por su matrimonio con el poeta Jorge Guill¨¦n (1893-1984), con quien se cas¨® en Bogot¨¢ en 1961. Su apellido nos lleva a uno de sus antepasados, el historiador y cr¨ªtico rom¨¢ntico Simonde de Sismondi, autor de una Historia de la literatura espa?ola desde mediados del siglo XII hasta nuestros d¨ªas, que fue traducida del franc¨¦s y editada en dos vol¨²menes en la remota Sevilla de 1841-1842 (en las adiciones del segundo intervino Amador de los R¨ªos).
Irene Mochi-Sismondi, lectora impenitente hasta el fin de sus d¨ªas, estaba orgullosa de esos or¨ªgenes intelectuales. Licenciada en Ciencias Pol¨ªticas e hija de un diplom¨¢tico, viaj¨® en su juventud por todos los pa¨ªses del Mediterr¨¢neo, de los que hab¨ªa guardado v¨ªvidos recuerdos. El refinamiento y gracia de su persona, su delicadeza intelectual no desment¨ªan ni herencia ni conocimientos, que se percib¨ªan en la prosa de su correspondencia, en los escritos que ha dejados in¨¦ditos y, por encima de todo, en ella misma.
En 1951 Jorge Guill¨¦n, entonces profesor en Estados Unidos, visita Roma guiado por la palabra y correspondencia de su amigo Pedro Salinas, quien le recomienda plazas y restaurantes, o le sugiere, por ejemplo: "No dejes de ir a la Villa d'Este, summa de fontanas". La muerte, ese mismo a?o, de Salinas marca como un segundo y vasto periodo en la vida y obra de Guill¨¦n, periodo definido por la profunda relaci¨®n con Italia, donde encontrar¨¢ a su segunda mujer y donde editar¨¢ dos vol¨²menes esenciales de la poes¨ªa espa?ola del siglo XX, los dos en Mil¨¢n: Homenaje (1967) y Aire nuestro (1968). Previamente se impone la presencia de Florencia en la vida del poeta. Hacia esta ciudad se desplaza su atenci¨®n en los a?os 1953-1954. Desde all¨ª le llega a Estados Unidos el aliento de un gran hispanista e intelectual, Oreste Macr¨ª, que se volcar¨¢ sobre su obra y establecer¨¢ con ¨¦l una s¨®lida amistad. Macr¨ª le pondr¨¢ en contacto con un c¨ªrculo de escritores y cr¨ªticos italianos, que, desde el caf¨¦ Paszkovski, lugar de reuni¨®n y tertulia, se ir¨¢ ampliando en ondas conc¨¦ntricas. Es la amistad con Giuseppe Ungaretti, con Mario Luci, Romano Bilenchi, Leone Traverso, Elisa Aragone, etc¨¦tera.
Guill¨¦n, cultor decidido de la amistad, adquiere la condici¨®n de florentino adoptivo, con confesado sentimiento de reciprocidad. Contribuye decisivamente a ello el matrimonio del poeta (viudo de su primera mujer, Germaine Cahen) con la romana Irene Mochi-Sismondi, a quien conoce en la pensi¨®n florentina en que se aloja.
El matrimonio tiene al fin lugar en Bogot¨¢, mientras Guill¨¦n dicta all¨ª un curso en la Universidad de los Andes. Macr¨ª recibe, el primero, la noticia: "Por fin, y tras un largo papeleo eclesi¨¢stico-civil, nos casamos ayer. Era tan complicado y dif¨ªcil realizar nuestro deseo el matrimonio laico que, bajo la presi¨®n de las circunstancias hisp¨¢nicas, hubo que acudir a un sacerdote, por fortuna muy comprensivo y tolerante, que redujo la ceremonia a su m¨ªnima expresi¨®n".
Un a?o antes de su muerte, Jorge Guill¨¦n escrib¨ªa a su viejo amigo Oreste Macr¨ª, desde M¨¢laga: "?Qu¨¦ nostalgia de Italia! Me ayuda a soportarlo Irene, que es Italia". Como Garcilaso, Cervantes, Quevedo o Alberti, Jorge Guill¨¦n fue un enamorado de Italia, pero con la peculiaridad de que el poeta castellano se cas¨® con ella.
Parte de los datos aqu¨ª esbozados, retrato incompleto y de urgencia, procede de un volumen reci¨¦n distribuido en las librer¨ªas, donde otra hispanista florentina, Laura Dolfi, ha recogido 361 Cartas in¨¦ditas (1953-1983) cruzadas entre Guill¨¦n y Macr¨ª (Valencia, Pre-Textos, 2004). No s¨¦ si Irene Mochi-Sismondi ha podido tener en sus manos este volumen antes de su muerte. Lo que con seguridad ya no ver¨¢ es la edici¨®n italiana de un libro de estampas y recuerdos que fue escribiendo a lo largo de los a?os, y que aparecer¨¢ en Florencia, tambi¨¦n al cuidado de Laura Dolfi, bajo el t¨ªtulo de Alla rinfusa (En desorden). El inter¨¦s de familiares y amigos no ha podido adelantarse a la muerte.
Para los que la conocimos, y con ella al poeta, nos queda como fuerte consuelo la lectura de la mejor poes¨ªa guilleniana de madurez, poes¨ªa de amor a ella dedicada que se concentra en series como Repertorio de junio y Amor a Silvia, pertenecientes al libro global Homenaje (reuni¨®n de vidas). La relaci¨®n que el poeta evocar¨ªa como "un destino feliz y siempre doble" dio pie a la invenci¨®n de poemas como ¨¦ste, donde la intimidad de la pareja adquiere cierto aire sagrado: "Tantas lentas caricias / en torno de tu cuerpo / conducen su entregado / fervor hasta un placer / que te abarca y recorre, / mientras aflora a puntos / de sosiego sutil, / donde va estremeci¨¦ndose / la vida iluminada / por su inmortalidad".
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