Victimismo
Se llama Milagrosa Mart¨ªnez y es flamante consejera de la recientemente creada Consejer¨ªa de Turismo de la Comunidad Valenciana. Es todo lo que puedo decir, pues nada s¨¦ de su curr¨ªculum ni la conozco en persona, ni en foto ni en efigie. No s¨¦ si es joven o menos joven, decorativa o menos decorativa, experta en turismo o menos experta en turismo. Aunque como dir¨ªa Baltasar de Alc¨¢zar, "?A m¨ª qu¨¦ me va en ello? / Maldita de Dios la cosa". Y lo que menos se me da de ello es su sabidur¨ªa de la cosa tur¨ªstica, acostumbrado como estoy a que en este pa¨ªs se cambien e intercambien carteras sin que se desencajen quijadas. ?Se imaginan que alguien sea hoy ingeniero, ma?ana intercambie esta profesi¨®n con un m¨¦dico o con un arquitecto? En Pol¨ªtica, as¨ª es. Hemos alcanzado la c¨²spide del Estado tecnocr¨¢tico sin apenas haber trepado m¨¢s escalones que los intangibles.
Adem¨¢s, y volviendo al hilo -que tendr¨ªa que ser maroma por lo mucho que suele perderse- con lo que s¨¦ de do?a Milagrosa me basta para conocer el percal y a¨²n para distinguirlo del anjeo tundido; a menos que alg¨²n diablillo socarr¨®n se haya interferido juguetonamente para animar as¨ª un poco el desmayado cotarro; pues a la postre, tambi¨¦n el tedio es un ingrediente de muchos votos y los ingredientes hay que cuidarlos, no se nos arruine el guiso. Tambi¨¦n es cierto que puede hundirse no ya un Prestige sino toda la flota, portaviones incluido, sin que el cuerpo social acuse un brote de febr¨ªcula. Sin pretenderlo sus protagonistas, de vez en cuando la pol¨ªtica nos depara deliciosas paradojas.
Por los detalles los conocer¨¦is, valga como ejemplo entre miles el caso de do?a Milagrosa. Un gesto vulgar, una risilla a destiempo, una opini¨®n obviamente descabellada o necia, bastan para dictar sentencia; cosillas que el muy sensible Azor¨ªn denomin¨® el "mal de Hoffmann". Azor¨ªn supl¨ªa con sensibilidad la mediocridad de su inteligencia, ya que todo no se puede tener, sino en muy contados casos. (A veces se da el pego, pero el tiempo se encarga de poner las cosas en su sitio, si bien, dicho porque ya lo he empezado, tambi¨¦n el tiempo se equivoca, de donde derivan no escasos trastornos; pero bien se est¨¢ San Pedro en Roma con tal de que renuncie a la ubicuidad). Sigamos con la se?ora Mart¨ªnez, cuya misi¨®n no es moco de pavo: devolverle la pujanza a un turismo, el valenciano, con s¨ªntomas de deambulaci¨®n esp¨¢stica.
Alcanc¨¦ a leer -antes de que me abatiera la gripe- unas palabras de do?a Milagrosa y hube de torcer el gesto. Mala la hubimos, pens¨¦; pues apenas laureada la se?ora va y suelta que el Gobierno central nos discrimina. Ya esa musiquilla va sonando a f¨²nebre parranda, ecos de lizondismo, que al parecer vuelve a tomar forma corp¨®rea reencarnado en otros cuerpos. Deseng¨¢?ese, me dijo una vez el discutido jefe de UV. Aqu¨ª mandan los vascos y los catalanes. Los dem¨¢s no somos nada. Recuerdo que por entonces, don Aurelio Mart¨ªnez, quien fuera asesor econ¨®mico de Felipe Gonz¨¢lez, nos inform¨® de que vascos y catalanes llegaban con peticiones perfectamente planteadas, sin mengua de detalle: caracter¨ªsticas cuidadas y completas del proyecto, presupuesto, plazo de entrega, etc. Los valencianos acud¨ªan derrochando humo. No obstante lo cual -esto no lo dijo el se?or Mart¨ªnez-, los vascos pod¨ªan escribir que Altos Hornos pose¨ªa por s¨ª solo m¨¢s poder que todas las competencias auton¨®micas sumadas; y en Catalu?a, hablaban sin tregua del yugo, de la bota mesetaria. Discriminaci¨®n tambi¨¦n econ¨®mica y que ascend¨ªa a un bill¨®n largo de pesetas, ya entonces. Tan convencido estaba Colom que encarg¨® unos c¨¢lculos... y nada m¨¢s se supo. El lizondismo, m¨¢s conocido por victimismo, se halla esparcido por toda la piel de toro, aunque obviamente, aumenta en virulencia en raz¨®n de que el querellante y el querellado sean o no sean de la misma cuerda. Fuera s¨®lo por la raz¨®n anterior, quien esto escribe se habr¨ªa convertido al federalismo y a ver qu¨¦ pasa. En Estados Unidos, el presidente tiene que convencer en persona a congresistas disconformes de su propio partido. La solidaridad interestatal va en inter¨¦s de quienes dan y quienes toman, los l¨ªmites constitucionales de las partes est¨¢n bien definidos, as¨ª como lo tuyo, lo m¨ªo y lo de todos. En cambio, el autonomismo, ya se ve lo que es; en lugar de hacer casa, la deshace.
Nos discriminan, do?a Milagrosa. La raz¨®n se le sale por el cogote. Pues, ?no nos han birlado un mill¨®n y pico de euros? Eso lo dijo usted y es lo poco que s¨¦ de usted, pues aquejado de conjuntivitis no pude ver su foto y sus declaraciones de d¨ªas posteriores. Lo dejar¨¦ para un d¨ªa que proceda, si llega a proceder, que dado lo que ya s¨¦, lo dudo, y con esta duda me curo en salud. Un mill¨®n y pico, seg¨²n las autonom¨ªas afectadas, cinco o seis. Seis millones ha dado el Gobierno como subvenci¨®n al renqueante turismo. ?A quienes? Tres a Canarias, tres a Baleares. A nosotros nada, porque nos discriminan. Hay que proseguir con tr¨ªos renovados esa guerra que le tenemos heroicamente declarada al Gobierno central. ?Por qu¨¦ nos odian tanto? ?No ser¨¢ que, mezquinos, no nos perdonan el diminuto desliz de Terra M¨ªtica? ?No podr¨ªa ser la deuda, que con ser enorme no parece tener techo? Tenga usted paisanos como Pedro Solbes para esto. El t¨ªo es incapaz de hacerle un favor a su abuela, si la tiene.
Reproch¨¦mosle a este sujeto que no se haya acordado de nosotros a la hora del majestuoso reparto de tal fortun¨®n e igual nos contestar¨¢ que Canarias padece de insularidad lejana y que su turismo ha ido que muele las espaldas. En cuanto a las islas de ah¨ª al lado, amenazan hundirse por el puro peso de los cuerpos y sus iniciativas piden atenci¨®n; adem¨¢s de que unas y otras islas apenas si tienen otro modo de vida que el turismo. Las Baleares podr¨ªan pasar en poco tiempo a engrosar el pelot¨®n de cola de la econom¨ªa -cuando ahora est¨¢n en el grupo de cabeza- si sufren la deserci¨®n del turismo.
Tal vez do?a Milagrosa est¨¦ empapada de la cosa tur¨ªstica, pero eso no basta. Cu¨¢ndo aprender¨¢n que el experto de lo que sea tiene que saber mucho m¨¢s all¨¢ de ese "lo que sea". Que la suma de cien, de mil expertos puede ser mucho peor que el peor de los bombazos. Victimismo irredento.
Manuel Lloris es doctor en Filosof¨ªa y Letras.
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