Triste tercera
El fantasma iraqu¨ª persigue a Blair. Por desgracia para sus tesis, el cierre ayer del Congreso Laborista en Brighton, que ha supuesto el arranque hacia unas elecciones anticipadas la primavera pr¨®xima en las que puede obtener su tercera victoria, ha venido a coincidir con una de las peores matanzas en Irak. El ataque contra un convoy americano en Bagdad se ha saldado con 41 muertos, 37 de ellos ni?os. Blair, que no ha pedido perd¨®n por esta guerra, sino tan s¨®lo disculpas por "la informaci¨®n [sobre las armas de destrucci¨®n masiva] que acab¨® siendo equivocada", ha afirmado, en un nuevo giro enga?oso, que las tropas brit¨¢nicas siguen all¨ª para luchar contra el fundamentalismo y el terrorismo islamistas, que han convertido a Irak en su nuevo campo de batalla. As¨ª pues, justifica seguir en la contienda por los efectos provocados por la invasi¨®n.
Los secuestradores de Kenneth Bigley han medido bien la difusi¨®n del v¨ªdeo en el que el brit¨¢nico acusa a Blair de no negociar su liberaci¨®n para que irrumpa en Brighton, donde el Gobierno ha tenido que hacer grandes esfuerzos para evitar que ayer saliera una resoluci¨®n pidiendo una fecha de retirada de sus soldados de Irak.
El comportamiento en la guerra iraqu¨ª ha da?ado la credibilidad personal de Blair y su estatura pol¨ªtica, pero enfrente no tiene a nadie: ni los conservadores ni los liberales dem¨®cratas son, hoy por hoy, una alternativa. La alternativa es su vecino en Downing Street, el ministro de Finanzas, Gordon Brown. Es previsible que Blair gane las elecciones, y a medio mandato le deje su puesto a ¨¦ste. Con un balance econ¨®mico positivo,Blair abandonar¨¢ el cargo tras ser el primer ministro laborista m¨¢s joven y m¨¢s longevo -ninguno gan¨® dos legislaturas, y no digamos ya tres-, pero apesadumbrado por la ignominia de lo sucedido en Irak.
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