Felices desolaciones
Alg¨²n parentesco hay, en efecto, entre dos de las grandes poetas en lengua inglesa de fines del XIX: la norteamericana Emily Dickinson (casi desconocida en vida) y la inglesa Christina Rossetti (1830- 1894) siempre un tanto opacada por la sombra de su hermano Dante Gabriel, pintor y poeta prerrafaelista. Dickinson nos resulta hoy -si los t¨¦rminos valen- m¨¢s moderna y renovadora. Rossetti m¨¢s tradicional, m¨¢s de su ¨¦poca, aunque plen¨ªsima de dicci¨®n y hacer. Es decir, una gran poeta que no dej¨® de frecuentar los caminos tambi¨¦n de la prosa.
Aunque por ambas ramas de su familia corr¨ªa sangre italiana (su padre era un culto napolitano exilado por motivos pol¨ªticos, y por el lado materno fue nieta de aquel Polidori que anduvo como secretario de Byron) lo cierto es que Christina (Santa Christina Rossetti la llamaban sus amigos) fue una mujer religiosa y puritana, cruzada por tres temas que afortunadamente admiten m¨¢s lecturas que la religi¨®n: Dios, la Muerte como gran salvadora (la muerte como consuelo a la desgana de vivir, a la insatisfacci¨®n del mundo) y el amor, que incluye momentos de honda ternura, pinceladas l¨¦sbicas -suponemos que sin tal intenci¨®n- y siempre nostalgia. Piedad y tristeza (dice W. B. Scott) son los pilares de la poes¨ªa de Christina Rossetti -mujer enfermiza que se desvivi¨® por ayudar a los dem¨¢s- aunque tampoco falten en sus poemas (consistentes, hondos) rasgos de magia o de sensualidad, muy cercanos ah¨ª al prerrafaelismo. Sin duda, una de las grandes poetas de su tiempo.
EL MERCADO DE LOS DUENDES
Christina Rossetti
Traducci¨®n de Francisco
M. L¨®pez Serrano
Pre-Textos. Valencia, 2004
117 p¨¢ginas. 11 euros
El mercado de los duendes
(el t¨ªtulo del poema, Goblin Market le fue sugerido, al parecer, por su hermano Dante Gabriel) es el primer libro de poemas que public¨® la autora en 1862. Junto a villancicos y poemas melanc¨®licos, y los m¨¢s s¨®lidos sonetos del final, lo central del presente volumen es el largo poema narrativo (lleno de fantas¨ªa y magia ling¨¹¨ªstica) que da t¨ªtulo al libro, y que si podr¨ªa pasar por un cuento para ni?os -como Alicia en el Pa¨ªs de las Maravillas, pero en verso- tiene otras m¨¢s evidentes y hondas lecturas. Christina Rossetti merece ampliamente la pena como poeta. Y no es ¨¦sta la primera vez que se traduce al castellano. En 1997 apareci¨® en Hiperi¨®n (biling¨¹e tambi¨¦n) una espl¨¦ndida antolog¨ªa, Florilegio, obra del benem¨¦rito anglista Adolfo Sarabia. En esa antolog¨ªa -m¨¢s amplia que ¨¦sta- falta, eso s¨ª, Goblin Market. Alg¨²n susto ha debido ya darse Francisco L¨®pez Serrano -pese a su meritoria labor- cuando el aviso del traductor es m¨¢s largo ahora que el pr¨®logo. Sin embargo, su defensa de la traducci¨®n, como una versi¨®n que puede alejarse como convenga del original, no dice nada que no sepamos, ni en sus iron¨ªas. Todo poeta sabe que el poema -estrictamente- es intraducible. No es la premisa sino la traducci¨®n misma, pues, lo que interesa. C¨®mo se soluciona la intraducibilidad. L¨®pez Serrano opta por la rima consonante y -sobre todo en los sonetos- la estrofa cl¨¢sica. Naturalmente (y aunque sea un trabajo cuidado) el original suele quedar lejos. Cuando sin embargo -y no exento de las normales libertades- acude a diversas asonancias y relaja el cors¨¦ formal en la lengua de llegada (as¨ª en el poema El mercado de los duendes) el resultado mejora, pese a las libertades. Nos hallamos pues ante una traducci¨®n cuidada en un camino -a mi ver- equivocado, sobre todo en lenguas no vecinas. Claro que hay buenas traducciones con rima (desde la Edad Media, fue lo habitual) y claro que se puede traducir recreando libremente, pero normalmente a eso que no se le llama traducci¨®n. Ejemplos y teor¨ªas hay de sobra en una y otra direcci¨®n. Por fortuna en este caso existe la muy bella traducci¨®n de Sarabia para hacer ver c¨®mo se puede traducir sin (ac¨¦pteseme el t¨¦rmino) versionar. S¨®lo cabe un m¨ªnimo ejemplo: en el c¨¦lebre soneto Recuerda (Remember) he aqu¨ª las dos versiones del segundo cuarteto, que empieza en ingl¨¦s: "Remember me when no more day by day...". L¨®pez Serrano: "Recu¨¦rdame sin m¨¢s, cuando perdido / nuestro sue?o com¨²n, como la rosa / marchita, est¨¦; pues ya ninguna cosa, / promesa o ruego llegar¨¢ a mi o¨ªdo". Y Sarabia: "Acu¨¦rdate de m¨ª cuando d¨ªa tras d¨ªa, / ya no puedas hablarme del futuro so?ado. / Recu¨¦rdame tan s¨®lo; comprender¨¢s entonces / que el tiempo ya no admite plegarias o consejos".
La multiplicaci¨®n de citas lo har¨ªa a¨²n m¨¢s evidente.
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