Todo pundonor

Que la gripe es mala compa?era para una garganta apasionada lo confesaba Antonio Orozco ante su audiencia, numerosa y heterog¨¦nea; entregada y dispuesta a suplir con su coro colectivo las carencias t¨¦cnicas que Orozco, merced al ataque de un virus sin sensibilidad para la m¨²sica, padeci¨® en su presentaci¨®n en Madrid.

Al ataque de entrada con Solamente verdades, Ram¨®n y su caja de m¨²sica y La distancia es el olvido, las tres pertenecientes a su tercer disco, El principio del comienzo -m¨¢s de cien mil copias facturadas-, Antonio Orozco se situ¨® al frente de su excelente banda de acompa?amiento para tratar de sacarle a la velada todo lo m¨¢s que pudiera.

Relat¨® al respetable su mal de garganta, pero no le dej¨® reaccionar porque enseguida le atac¨® con una de sus m¨¢s celebradas composiciones: No puedo m¨¢s, de su segundo ¨¢lbum, Semilla del silencio.

Mecido entre los brazos de un estilo de canci¨®n rom¨¢ntica que borra nota a nota la frontera entre el pop convencional y los terrenos en los que manda el deje aflamencado, Orozco continu¨® desarrollando ese personal crossover que tanto ¨¦xito le ha reportado con s¨®lo tres elep¨¦s.

Baladas

Si bien las melod¨ªas de sus canciones no exhiben ni una complicaci¨®n, ni tan siquiera un giro inesperado, la verdad es que el solista les saca un partido encomiable. Especialmente c¨®modo se siente Antonio Orozco en terrenos de balada, como pudo apreciarse en Irremediablemente celos o D¨¦jame, tema que abre su ¨²ltimo disco y en el que desgrana versos tales como "Que por momentos te echo de menos, que sin tus besos no s¨¦ vivir".

Siempre cubierto por las voces de dos extraordinarios cantantes de apoyo y con la colaboraci¨®n de dos guitarristas que iban tejiendo un manto de colores alrededor del solista, Antonio Orozco, que por momentos parec¨ªa a punto de que se le estallasen las venas del cuello, aguant¨® todo pundonor y no permiti¨® que la atenci¨®n de la hinchada decayese en ning¨²n momento.

Especialmente intensos fueron los momentos de comuni¨®n con los espectadores provocados por dos canciones del bis: Devu¨¦lveme la vida y Estoy hecho de pedacitos de ti.

Estas canciones fueron el colof¨®n ideal de la actuaci¨®n de Antonio Orozco para una noche en la que los detalles t¨¦cnicos habr¨ªan de pasar a un segundo plano en aras de la expresi¨®n sincera de un solista al que la ilusi¨®n por cantar se le pinta en la cara.