Otra vez el ruido de sotanas
Del palacio arzobispal de Sevilla sali¨® el lunes pasado un mensaje que al Gobierno le son¨® a bofet¨®n: "El Estado laico no debe ser perseguidor de la religi¨®n". El autor de la frase es el cardenal Carlos Amigo, un franciscano nacido en Medina de Rioseco (Valladolid) en 1934, paciente, experimentado y aperturista. Tachado a veces, entre sus pares eclesi¨¢sticos, de demasiado condescendiente con la Junta de Andaluc¨ªa, socialista desde la fundaci¨®n auton¨®mica, Amigo es arzobispo desde los 38 a?os, nombrado en 1973 por Pablo VI.
Entre sus predecesores figura el cardenal Pedro Segura, expulsado de Espa?a en 1931 por el Gobierno de la II Rep¨²blica y soportado de mala gana por el dictador Francisco Franco pese a que ¨¦ste hab¨ªa logrado que la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica calificara de Cruzada su sangriento golpe de Estado del 18 de julio de 1936, bendijera la guerra incivil como una contienda de "los hijos de Dios contra los hijos de Ca¨ªn", y participara activamente, durante 40 a?os, en el Estado nacionalcat¨®lico y totalitario.
El cardenal Herranz, de la curia vaticana, percibe en Espa?a un "laicismo agresivo" y expresa desde Roma su apoyo a la Conferencia Episcopal Espa?ola
Rodr¨ªguez Zapatero replica a los obispos que no entrar¨¢ en la pol¨¦mica y que el Gobierno har¨¢ las reformas que los ciudadanos han votado
"Este se?or, o es tonto o es santo", dijo del cardenal Segura un ministro desesperado. Segura es el autor de un serm¨®n donde reflexionaba acerca del significado de la palabra caudillo como "capit¨¢n de ladrones". El cardenal estaba harto de las exigencias del caudillo Franco ante Roma durante la larga negociaci¨®n del Concordato de 1953, que finalmente concluy¨® definiendo a la Iglesia cat¨®lica como "una sociedad perfecta". As¨ª se reflej¨® en el Bolet¨ªn Oficial del Estado de 19 de octubre de ese a?o: "En el nombre de la Sant¨ªsima Trinidad, la Santa Sede Apost¨®lica y el Estado espa?ol, animados del deseo de asegurar una fecunda colaboraci¨®n para el mayor bien de la vida religiosa y civil de la Naci¨®n espa?ola, han determinado estipular este Concordato". Aunque parezca incre¨ªble, el texto lo rubric¨® el Ministerio de Asuntos Exteriores.
La actual jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica espa?ola (dos cardenales, 13 arzobispos, 51 obispos residenciales y siete prelados auxiliares) no cuenta entre sus filas con ning¨²n cardenal Segura, ni el presidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, es Manuel Aza?a D¨ªaz (18801940), l¨ªder del Ejecutivo de la Rep¨²blica en 1931. Pero los vientos del conflicto entre los socialistas y el catolicismo oficial ya han llegado hasta Roma, como en la primavera de 1931 de la mano del cardenal Segura.
Esta vez el vocero ha sido un purpurado de la curia (gobierno) del Vaticano, Juli¨¢n Herranz, presidente del Consejo Pontificio para los Textos Legislativos. "Compartimos la seria preocupaci¨®n de la Conferencia Episcopal Espa?ola porque el concepto democr¨¢tico de laicidad del Estado, que es un concepto justo, se est¨¢ transformando en Espa?a en otro concepto diferente, el de fundamentalismo laicista", dijo el cardenal durante una eucarist¨ªa celebrada en la bas¨ªlica de San Agust¨ªn de Roma el pasado domingo por el cardenal Marcelo Gonz¨¢lez Mart¨ªn, recientemente fallecido.
"Compartimos el temor de que ese laicismo agresivo llegar¨¢ a tener repercusiones muy negativas en sectores y valores fundamentales de la sociedad", remach¨® el representante vaticano despu¨¦s de enumerar las preocupaciones que le embargaban, las mismas que desde Espa?a reiteran como letan¨ªa los prelados de la Conferencia Episcopal: desastrosa educaci¨®n religiosa de la juventud, destrozo del matrimonio y la familia, cultura hedonista y ruina espiritual del pueblo, secularizaci¨®n que olvida el m¨¢s all¨¢... "Falsos profetas que hablan de desarrollo personal y social, pero s¨®lo en clave econ¨®mica y consumista, porque son incapaces de atravesar el mezquino umbral de lo ¨²til y lo ef¨ªmero para llegar al verdadero crecimiento espiritual de la persona", clam¨® tambi¨¦n el cardenal de la curia.
Falsos profetas
Si Herranz, de 74 a?os y miembro del Opus Dei, habl¨® en Roma y en domingo de "falsos profetas", el portavoz de la Conferencia Episcopal Espa?ola (CEE), el jesuita Juan Antonio Mart¨ªnez Camino, de 51 a?os, calific¨® al d¨ªa siguiente en Madrid, entrevistado por TVE, de "moneda falsa" y de "virus" alguno de los proyectos legislativos del Gobierno. Ese mismo d¨ªa, por la tarde, el vicepresidente de la CEE y arzobispo de Pamplona, Fernando Sebasti¨¢n, de 74 a?os, enumeraba con contundencia, en la emisora de los obispos, COPE, el rosario de reproches, disgustos y desencuentros episcopales frente al poder socialista.
Sebasti¨¢n, estrecho colaborador, hace 25 a?os, del reformador cardenal Vicente Enrique y Taranc¨®n -¨¦ste lo ten¨ªa por uno de sus te¨®logos preferidos-, calific¨® de "desmesura" los cambios en la ense?anza de la religi¨®n no confesional anunciados ese d¨ªa por el Ministerio de Educaci¨®n, manifest¨® sus dudas sobre la legalidad de tal reforma al afectar a un convenio internacional entre Espa?a y el Estado de la Santa Sede -"por tanto, un acuerdo con rango de ley", precis¨®-, y lamentaba que la Iglesia tuviera que soportar estas nuevas zozobras pese al papel "pacificador y de consenso" que, seg¨²n ¨¦l, hab¨ªa ejercido la jerarqu¨ªa en los agitados a?os de la transici¨®n de la dictadura a la democracia.
Otro peso pesado del episcopado, el arzobispo Antonio Ca?izares, primado de Toledo y presidente de la Comisi¨®n Episcopal de Ense?anza y Catequesis, fue m¨¢s lejos: las reformas pueden "vulnerar derechos constitucionales de los padres, ya que pretenden adoctrinar a sus hijos desde el Estado, y el Estado aconfesional no puede adoctrinar en un laicismo ni en ninguna ideolog¨ªa concreta". Ca?izares se lament¨®, adem¨¢s, de que "la Conferencia Episcopal no ha sido consultada ni informada, y se entera sencillamente por los medios de comunicaci¨®n".
En la misma l¨ªnea de severa cr¨ªtica se han ido pronunciando a lo largo de la semana la gran mayor¨ªa de los prelados. Entre otros, el de Sig¨¹enza-Guadalajara, Jos¨¦ S¨¢nchez, habl¨® de reformas "absolutistas"; el de Jerez, Juan del R¨ªo, acus¨® al Gobierno de "tener fobia a la educaci¨®n religiosa"; y los prelados de Segorbe-Castell¨®n, Juan Antonio Reig, y de Mondo?edo-Ferrol, Jos¨¦ Gea, hablaron de reformas que alientan la violencia dom¨¦stica y favorecen "la intervenci¨®n de las mafias" y los matrimonios de conveniencia.
?Hay motivos para tanto desasosiego episcopal? ?Tiene el Gobierno lo que algunos obispos llaman "una hoja de ruta" para reforzar el laicismo y la aconfesionalidad del Estado y de la sociedad? El presidente Rodr¨ªguez Zapatero neg¨® el martes que vaya a denunciar los acuerdos firmados con la Santa Sede en 1979 sobre los que se sustentan los privilegios y las milmillonarias ayudas econ¨®micas que Espa?a entrega a la Iglesia romana -para pagar sueldos a obispos y a casi 20.000 sacerdotes, salarios de 30.000 profesores de catolicismo y los de varios cientos de capellanes castrenses, penitenciarios y de los hospitales p¨²blicos, y para subvencionar los colegios religiosos concertados, adem¨¢s del mantenimiento de un para¨ªso fiscal casi completo.
Eso no se toca, ha dicho el jefe del Ejecutivo. Pese a que, desde hace a?os, numerosos dirigentes socialistas vienen reclamando esos cambios, denunciando incluso que los acuerdos con la Santa Sede son inconstitucionales, los socialistas no llevaron ese compromiso en el programa electoral que les aup¨® al Gobierno en marzo pasado. Pero s¨ª prometieron, en cambio, las reformas que ahora se proponen llevar a cabo con gran disgusto eclesi¨¢stico: entre otras, la legalizaci¨®n del matrimonio entre homosexuales, la reforma educativa -paralizando, para empezar, las generosas concesiones que el Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar hab¨ªa hecho en ese terreno a los obispos-, la modificaci¨®n al alza de las leyes del divorcio y de despenalizaci¨®n del aborto, la investigaci¨®n con embriones con fines terap¨¦uticos e, incluso, la reforma de la financiaci¨®n de la Iglesia cat¨®lica mediante los dineros recaudados por el IRPF, que lleva 20 a?os de provisionalidad tras el rotundo fracaso del llamado impuesto religioso pactado por los obispos con el Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez en 1987.
Rodr¨ªguez Zapatero no quiso el martes pasado entrar en pol¨¦mica con los obispos, pese a las severas cr¨ªticas recibidas. "Reitero mi profundo respeto a la posici¨®n de la Iglesia, aunque sean muy cr¨ªticos con el Gobierno. Por mi parte no va a haber reciprocidad; habr¨¢ respeto a lo que es un pa¨ªs democr¨¢tico, en el que las leyes las dictan los parlamentarios, representando a los ciudadanos", dijo en una conferencia de prensa en La Moncloa. Pero tambi¨¦n lanz¨® esta advertencia sobre la inevitabilidad de las reformas: "Los ciudadanos han votado un proyecto electoral y lo que el Gobierno llevar¨¢ al Parlamento es estrictamente el contenido de lo que ha tenido el respaldo en las urnas".
Sorna gallega
Esta resoluci¨®n reformista del presidente del Ejecutivo era bien conocida por la Conferencia Episcopal desde hace meses. El propio cardenal Antonio Mar¨ªa Rouco, arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal, la dio por imparable pocos d¨ªas despu¨¦s de las elecciones, tras hablar por tel¨¦fono con el nuevo presidente del Gobierno "cierto tiempo y en un contexto de amabilidad clara", dijo entonces. Pero, con sorna gallega, el cardenal se mostr¨® esc¨¦ptico sobre posibles rectificaciones del gobernante, "despu¨¦s de la conversaci¨®n y aun sabiendo que dentro de dos semanas celebramos la Pascua de la Resurrecci¨®n de nuestro se?or Jesucristo".
Efectivamente, el milagro del par¨®n reformista no se ha producido y los obispos se enfrentan ahora a la presi¨®n de un sector de sus fieles, que les exigen una reacci¨®n fuerte y a pie de calle contra el Ejecutivo socialista, incluso con manifestaciones callejeras, como ya hicieron frente a los Gobiernos de Felipe Gonz¨¢lez ante la primera ley despenalizadora del aborto y las reformas de la educaci¨®n que introdujo la LODE en 1984.
Frente a esos radicalismos antigubernamentales se alzan numerosas voces de eclesi¨¢sticos relevantes que apelan a la prudencia y al di¨¢logo, conscientes de la debilidad de la propia Iglesia cat¨®lica y de la galopante p¨¦rdida de lo que los obispos llaman "herencia cristiana", que supon¨ªan hasta hace poco inamovible. S¨®lo el 5% de los j¨®venes, incluso los que se declaran cat¨®licos, sigue la doctrina sexual cat¨®lica, seg¨²n el estudio J¨®venes 2000 y religi¨®n, de la Fundaci¨®n Santa Mar¨ªa. La jerarqu¨ªa tambi¨¦n se enfrenta a un sector no peque?o del catolicismo -miles de sacerdotes, iglesias de base y cientos de te¨®logos- que vota a la izquierda o asume que el Gobierno hace bien en no frenar reformas y avances reclamados por la ciudadan¨ªa desde hace a?os.
El dinero cat¨®lico
"CON GOBIERNOS menos cat¨®licos , la Iglesia vive mejor", ironizaba el cardenal Taranc¨®n en 1981, desesperado de ministros democristianos m¨¢s papistas que el Papa en ofrecer privilegios para la Iglesia cat¨®lica. La tesis de Taranc¨®n era que "la Iglesia hizo demasiadas concesiones a Franco" y que lo pag¨® con el "distanciamiento del pueblo". El cardenal vivi¨® una experiencia desagradable en el despacho del almirante Luis Carrero Blanco, segund¨®n del dictador. Le hab¨ªa llamado para quejarse del comportamiento de algunos eclesi¨¢sticos y pasaba factura: 300.000 millones de pesetas. ?sa fue la cuenta que hac¨ªa el muy cat¨®lico Carrero. Resultaba intolerable "que la jerarqu¨ªa permitiese" que miles de curas se rebelasen ahora contra una dictadura que les hab¨ªa tratado a cuerpo de rey hasta sumar, s¨®lo en dinero, esos 300.000 millones en sueldos, subvenciones y otras regal¨ªas. Ese "pasar factura" de Carrero le apen¨® tanto a Taranc¨®n que mand¨® a Franco una carta de protesta. Supuso el cardenal que la dictadura tambi¨¦n contabilizaba los gastos de construcci¨®n del Valle de los Ca¨ªdos como fastuosa tumba del caudillo golpista.
Aquellas regal¨ªas del Estado para con la Iglesia romana no han cesado. Cada a?o, Hacienda entrega a la Conferencia Episcopal dinero para pagar los sueldos de los eclesi¨¢sticos (138,7 millones de euros en 2004). Adem¨¢s, el Estado paga los salarios de 30.000 docentes de catolicismo y de un millar de capellanes castrenses, hospitalarios o penitenciarios, y libra miles de millones para subvenciones varias. La cifra no baja de 3.600 millones, entre todas las administraciones. El ministro Caldera ha dicho que algunas de esas prebendas "se tendr¨¢n que acabar". El plazo concluye en 2005. La Iglesia se comprometi¨® en 1987 a autofinanciarse con el llamado impuesto religioso, pero la proverbial taca?er¨ªa del cat¨®lico espa?ol para con su iglesia hizo fracasar tales afanes. Tampoco con el Gobierno del PP los obispos lograron un acuerdo sobre nuevos mecanismos de financiaci¨®n.
La ense?anza de la religi¨®n
LOS CUATRO ACUERDOS firmados el 3 de enero de 1979 entre el Gobierno de Adolfo Su¨¢rez y el Estado del Vaticano -sobre asuntos jur¨ªdicos, asuntos econ¨®micos, ense?anza y asuntos culturales, y sobre asistencia religiosa a las Fuerzas Armadas y el servicio militar de cl¨¦rigos y religiosos- terminaron con el Concordato de 1953, por el que la dictadura franquista otorgaba a la Iglesia romana "el car¨¢cter de sociedad perfecta" y le garantizaba "el libre y pleno ejercicio de su poder espiritual y de jurisdicci¨®n". Pero los convenios negociados por el ministro de Asuntos Exteriores, el democristiano Marcelino Oreja, se hab¨ªan fraguado en secreto y paralelamente a la elaboraci¨®n de la Constituci¨®n, y fueron rechazados airadamente por los socialistas, que los consideraron un tr¨¢gala del d¨¦bil Gobierno suarista, adem¨¢s de tacharlos de preconstitucionales, e incluso de inconstitucionales.
Pronto se vio que la ense?anza religiosa en las escuelas iba a ser, de los cuatro pactos, el caballo para muchas batallas, incluso antes de la llegada de los socialistas al Gobierno, el 28 de octubre de 1982. Por el camino hab¨ªa quedado un intento de golpe de Estado ante el que la Conferencia Episcopal guard¨® silencio hasta conocer su fracaso, y las posiciones tibias de numerosos prelados ante la nueva Constituci¨®n -rechazada sin tapujos, por laica y atea, por el cardenal primado, Marcelo Gonz¨¢lez Mart¨ªn, y el obispo Jos¨¦ Guerra Campos, entre otros muchos.
Los l¨®gicos afanes catequistas de los prelados, que cada a?o seleccionan a sus profesores aunque despu¨¦s los contrate y los pague el Estado (unos 30.000 docentes, m¨¢s de 720 millones de euros cada a?o), toparon adem¨¢s con un escollo imprevisto: el desprestigio eclesial por varios cientos de sentencias judiciales censurando el trato que numerosas di¨®cesis dan a esos profesores, despedidos a veces por razones extravagantes (reclamar en la justicia sus derechos, ir a la huelga, irse de copas con los amigos, militar en partidos de izquierda o casarse con divorciados).
Aborto y divorcio 'express'
LA IGLESIA CAT?LICA no ha escatimado execraciones contra la ley que despenaliz¨® la interrupci¨®n voluntaria del embarazo, aprobada por el primer Gobierno socialista a mediados de 1983. Su tramitaci¨®n parlamentaria fue traum¨¢tica: Fraga, entonces l¨ªder opositor, compar¨® el proyecto con "el holocausto nuclear de Hiroshima"; el senador Agust¨ªn de la Sierra, ex alcalde de Villadiego (Burgos), llam¨® "criminales" a quienes la votaran, y Roma filtr¨® que preparaba un decreto papal de excomuni¨®n. La anunciada reforma de aquella ley, para ampliarla ahora en el sentido que hace 20 a?os hubieran preferido sus autores, sin atreverse -una ley de plazos, es decir, sin necesidad de alegar motivos, siempre que se practique la interrupci¨®n dentro de un plazo determinado en ley-, causa irritaci¨®n a los prelados, ya enfadados porque el anterior Gobierno, el del PP, ni siquiera se plante¨® derogarla. Peor: el 27 de abril de 2001, la Conferencia Episcopal emiti¨® una dur¨ªsima "nota" acusando al Ejecutivo de Aznar de permitir "abortos sin control y fuera de la ley" por permitir la comercializaci¨®n de la llamada p¨ªldora del d¨ªa despu¨¦s.
Otro tema de conflicto es la reforma de la ley del divorcio, que el Gobierno quiere hacer mucho m¨¢s ¨¢gil. Divorcio express, dicen los cr¨ªticos. En el tema, los obispos son reincidentes, y los socialistas se estrenan. La vigente ley se aprob¨® en la primavera de 1981 y le cost¨® al ministro de Justicia, Francisco Fern¨¢ndez Ord¨®?ez, de la UCD y ya fallecido, el no poder presidir la procesi¨®n del Corpus en Toledo, como era suprema tradici¨®n. El cardenal primado de entonces, Marcelo Gonz¨¢lez, le prohibi¨® aparecer en la ceremonia por ser el autor de "una ley anticristiana". El caso fue esc¨¢ndalo nacional y se repiti¨® dos a?os despu¨¦s con el ministro de Justicia promotor de la ley del aborto con el PSOE, Fernando Ledesma. El cardenal ni siquiera cit¨® en su discurso la palabra aborto, y varios ministros que segu¨ªan la procesi¨®n desde un balc¨®n se retiraron cuando el prelado pasaba por all¨ª.
Las 'subversiones' del sexo
EL SEXO SIEMPRE pone nerviosa a la jerarqu¨ªa cat¨®lica, pese a haber sido un asunto desprovisto de importancia para los primeros cristianos -hasta que san Ambrosio, obispo de Mil¨¢n en el siglo IV, introdujo el debate del celibato de los eclesi¨¢sticos-. Tampoco hay nada en los evangelios sobre la homosexualidad, aunque s¨ª en tres ep¨ªstolas de Pablo de Tarso, el aut¨¦ntico secretario de organizaci¨®n del primer cristianismo, que incluy¨® a los sodomitas en una larga lista de delincuentes, precedidos por los "fornicadores" y seguidos de los "secuestradores". En esa l¨ªnea, el obispo Jos¨¦ Gea Escolano, de Mondo?edo-Ferrol, ha dicho ahora: "Un homosexual no es normal". Las organizaciones de gays y lesbianas, poderosas y bien coordinadas, replicaron que los prelados son homof¨®bicos y han respondido donde m¨¢s duele a la jerarqu¨ªa: escenificando con aparatosidad la salida del armario de sacerdotes en activo que confesaban p¨²blicamente su homosexualidad.
Los obispos dibujan una Espa?a sexualmente subversiva: abortos sin condiciones, amor libre, preservativos en venta en cada esquina, parejas de hecho, p¨ªldoras del d¨ªa despu¨¦s... "La revoluci¨®n sexual ha separado la sexualidad del matrimonio, de la procreaci¨®n y del amor", opina la Conferencia Episcopal, que ve al espa?ol concreto como un "sujeto d¨¦bil, arrastrado por los impulsos". La decisi¨®n gubernamental de legalizar los matrimonios entre homosexuales es, en efecto, una "subversi¨®n" para quienes, durante el franquismo, iban a los bailes para medir la distancia que deb¨ªa mediar entre los ombligos del chico y de la chica.
La queja de los obispos, al enfrentarse a los proyectos del Gobierno socialista, es que tambi¨¦n hay Gobiernos conservadores auton¨®micos legislando sobre algunas de estas cuestiones. Por eso, en febrero pasado, antes de que el PP perdiera las elecciones, los obispos publicaron un directorio sobre c¨®mo enfrentarse a la "p¨¦rdida de la herencia cristiana" que refleja ese revolc¨®n sexual.
Memoria de otras disputas (1974-2004)
LA JERARQU?A CAT?LICA se resiste a aceptar que ya no es un poder f¨¢ctico, como gustaba decirse a?os atr¨¢s, despu¨¦s de salir lo mejor que pudo de su estrecha colaboraci¨®n con la dictadura franquista, en la que los prelados se sentaban en las Cortes y otros altos organismos del Estado. Visto en perspectiva, no hay Gobierno que se haya librado de pol¨¦micas con las autoridades eclesi¨¢sticas por asuntos que unas veces ten¨ªan que ver con la moral, y otras, con cuestiones m¨¢s cercanas al poder terrenal: el cl¨¢sico conflicto entre lo que es del C¨¦sar y lo que es de Dios. Lo de ahora frente a los proyectos reformistas del Gobierno del PSOE es, en consecuencia, una disputa m¨¢s, incluso menor, en la historia de desencuentros entre poderes que se resisten a deslindar competencias.
Pero los apoyos o los desafectos no son nunca lineales. Franco tuvo que abrir una c¨¢rcel especial para curas en Zamora en los ¨²ltimos a?os de su mandato y quiso expulsar de Espa?a a un obispo (Antonio A?overos, de Bilbao), y el presidente Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, conservador y cat¨®lico, se enfrent¨® con gran severidad -lleg¨® a llamar inmorales a algunos prelados- cuando la jerarqu¨ªa recel¨® de su decisi¨®n de no dialogar con ETA y, mediante una pastoral de los cuatro obispos vascos, rechaz¨® la ley de Partidos para ilegalizar a Batasuna. La disputa, acompa?ada de gran ruido medi¨¢tico en la derecha, llev¨® al Gobierno del PP, a trav¨¦s de su ministro de Exteriores Jos¨¦ Piqu¨¦, a llamar a consultas al nuncio del Vaticano en Madrid, arzobispo Manuel Monteiro de Castro, para expresarle los disgustos del Ejecutivo. Los Gobiernos de UCD, presididos por Adolfo Su¨¢rez y Leopoldo Calvo Sotelo, y con numerosos ministros democristianos, registraron sobre todo el conflicto de la aprobaci¨®n de la ley del Divorcio.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Ley Memoria Hist¨®rica
- Divorcio
- Jos¨¦ Gea Escolano
- Doctrina social
- Financiaci¨®n Iglesia
- Ruptura sentimental
- Matrimonio
- Iglesia Cat¨®lica espa?ola
- Presidencia Gobierno
- Materias educativas
- Administraci¨®n eclesi¨¢stica
- Relaciones pareja
- Legislaci¨®n espa?ola
- Homosexualidad
- Familia
- Orientaci¨®n sexual
- Iglesia cat¨®lica
- Sexualidad
- Pol¨ªtica social
- Sistema educativo
- Cristianismo
- Gobierno
- Religi¨®n
- Educaci¨®n
- Legislaci¨®n