Leyendo negro
Marguerite Duras muri¨® el mismo d¨ªa de las elecciones que llevaron a Aznar a su primera presidencia de gobierno; Fran?oise Sagan ha muerto mientras el lehendakari pronunciaba en el Parlamento vasco su discurso de pol¨ªtica general. Si tuviera sentido del humor, aunque fuera del negro, explorar¨ªa la significaci¨®n de esa coincidencia, como si esas mujeres sabias no hubieran querido ni ver lo uno ni o¨ªr lo otro. Pero carezco de ese descomunal sentido y me limitar¨¦ a intentar un abordaje serio. Hablaba pues el lehendakari mientras mor¨ªa Fran?oise Sagan, una autora devorada por su leyenda negra, cuya vida, con sus accidentes y atestados, se recuerda hoy m¨¢s que sus ideas, que sin embargo merecen el d¨¦tour y la parada. "Ser de derechas es considerar que las desigualdades son inevitables, ser de izquierdas enfrentarlas como inaceptables". Para lo que primero hay que notarlas - a?ado para despu¨¦s- y subrayarlas y obrar desde ah¨ª. Pero Sagan ten¨ªa tambi¨¦n el talento de revelar hondura desde lo leve, de sugerir el n¨²cleo profundo de las cosas desde la piel. As¨ª insist¨ªa en que la cortes¨ªa no son s¨®lo maneras, sino una posici¨®n ideol¨®gica, de un modo radical, la consideraci¨®n del otro, el respeto de los dem¨¢s.
El discurso del lehendakari y la gesti¨®n del Gobierno vasco adolecen, a mi juicio, de una descortes¨ªa saganiana, de una profunda desatenci¨®n hacia lo otro y el resto. Primero desde el punto de vista temporal, de plazos. Toda una serie de proyectos de ley y de planes clave (Suelo, Cultura e Igualdad) que tendr¨ªan que ser partidas de gobierno son llegadas. Se nos presentan apretadamente a ¨²ltima hora, en este fin de legislatura, cuando apenas quedan unos meses hasta las elecciones, que son la posibilidad institucionalizada de un cambio de gobierno. Tenemos, pues, teor¨ªa de gesti¨®n en esos temas centrales, y no posibilidad de percibir y/o evaluar los eventuales beneficios de su pr¨¢ctica. Pr¨¢ctica que quedar¨¢ mayormente del otro lado del voto, es decir, tal vez fuera de la responsabilidad del Gobierno que hoy la anuncia.
Pero el resto tiene que ver tambi¨¦n con lo no dicho por el lehendakari; con la ausencia de referencias a otros datos objetivos que constituyen la realidad subjetiva y acuciante de muchos ciudadanos que viven al margen del sue?o americano a la vasca descrito por Juan Jos¨¦ Ibarretxe en luces de ne¨®n, y que me permito repasar en negro. Repasar matizadamente, porque en el detalle se concentra la verdad. Nos record¨® el lehendakari que el nivel de renta en Euskadi es m¨¢s alto que en otras comunidades aut¨®nomas; pero olvid¨® que tambi¨¦n lo son, y mucho, nuestros precios, lo que reduce nuestro poder comparativo-adquisitivo. Ha crecido el n¨²mero de personas pobres, demandantes de una renta b¨¢sica que present¨® como un triunfo, pero que asciende al 81% del salario m¨ªnimo interprofesional, esto es, en claro, a 365 euros mensuales.
No dijo que ha aumentado el endeudamiento y disminuido la capacidad de ahorro de las familias. Ni que ¨¦stas asumen las deficiencias p¨²blicas en temas costos¨ªsimos como la discapacidad o la vivienda. Padres que hipotecan su ¨²nico patrimonio para que sus hijos compren un piso o hijos que viven en casa hasta que peinan canas son realidades definitorias de nuestro pa¨ªs "moderno, avanzado y atractivo". Tambi¨¦n el hecho de que el 90% de los cuidados que requieren los discapacitados los presten las familias. A los valores del empleo, el lehendakari olvid¨® ponerle los adjetivos de precario y temporal (inmensidad de los nuevos contratos). O detallar la violencia multiplicada o las discriminaciones de g¨¦nero (desigualdades salariales de hasta un 30%).
En cuanto al retrato robot de la juventud "formada", convendr¨ªa cotejar las notas de estudios con los ejemplos pr¨¢cticos de formaci¨®n y cultura (es f¨¢cil, salen hasta en la tele), o con los ¨ªndices de lectura; y a?adirle los rasgos del aumento del consumo de alcohol o drogas en los m¨¢s j¨®venes; o la incultura sexual (seg¨²n estad¨ªsticas de enfermedades de transmisi¨®n sexual o embarazos no deseados). Falta lo dem¨¢s; lo Otro. Pero ocasiones tendremos de (de)partirlo.
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