Otros aires

El presidente Zapatero anunci¨® ayer que comparecer¨¢ ante la comisi¨®n del 11-M por voluntad propia. Resulta coherente con su compromiso de transparencia ante el Parlamento, toda vez que tambi¨¦n lo har¨¢ su antecesor. Pero m¨¢s all¨¢ de los gestos individuales de arrojo, PSOE y PP no deben desvirtuar una investigaci¨®n parlamentaria que versa en primera instancia sobre los eventuales fallos en la prevenci¨®n de los atentados -tema en el que nada puede aportar Zapatero- para proponer resoluciones que contribuyan a evitarlos en el futuro. El discurso de Aznar al congreso del PP s¨®lo presagia m¨¢s crispaci¨®n pese a los aires m¨¢s serenos que quiere imponer el nuevo presidente de los populares, Mariano Rajoy.

Como buen aficionado al ciclismo, Rajoy sabe que su elecci¨®n en el XV Congreso de su partido es s¨®lo una victoria de etapa en la carrera como aspirante a la jefatura del Gobierno. El nuevo l¨ªder del PP inicia el periplo con el respaldo de un 98% de compromisarios a la lista ¨²nica que encabezaba y con un equipo tan amplio como heterog¨¦neo, al que ha incorporado a un segundo c¨ªrculo del poder a unos pocos de los suyos y a todos los que fueron algo en la etapa de su predecesor. El tiempo dir¨¢ si cuenta con margen de maniobra para eludir la sombra del padre pol¨ªtico, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, y fijar el rumbo centrista que proclama. Seguramente sabe que si fracasa la pr¨®xima vez en el asalto a La Moncloa no tendr¨¢ nuevas oportunidades.

Rajoy es un pol¨ªtico m¨¢s proclive al consenso, al di¨¢logo y al contacto humano que su antecesor, al que s¨®lo parece preocupar una calderoniana defensa del honor. Es una buena noticia que Rajoy aporte otro tono, no s¨®lo para los afiliados de un partido que cuenta con cerca de diez millones de votantes, sino para la normalizaci¨®n de la vida pol¨ªtica del pa¨ªs. Pero, a tenor de lo escuchado en la asamblea del PP y de las emociones despertadas, ser¨¢ necesario un enorme esfuerzo. Muchos de los cuadros dirigentes del partido se resisten a cerrar la campa?a electoral y sue?an con reeditar contra Zapatero la legislatura de 1993.

Ser¨ªa sensato que el nuevo l¨ªder del PP pasara p¨¢gina y mirara al futuro. Si no lo hace, como le recomienda Aznar, so capa de oposici¨®n firme y de no dar respiro al contrario, las cosas pueden pintar muy mal para el PP y encontrarse con que desaloja el centro sociol¨®gico, exactamente lo que quieren evitar personalidades destacadas como Ruiz-Gallard¨®n o Piqu¨¦. Es absurdo y casi infantil que el anterior jefe de Gobierno se enroque con eso de que "los que tenemos la raz¨®n somos nosotros". Algo mal habr¨¢n hecho, como insinu¨® Ruiz-Gallard¨®n ante el g¨¦lido silencio de los reunidos, cuando el partido perdi¨® las elecciones de marzo. ?Qu¨¦ futuro le aguarda a Rajoy? En buena parte depender¨¢ de su capacidad para elaborar una alternativa sin tutelas ajenas.