El precursor de Gescartera
Juicio contra 'Pepe, el del Popular' que estaf¨® 36 millones de euros en 1991
La ¨²ltima vez que se vio a Pepe, el del Popular, antes de la gran escapada, fue el 5 de marzo de 1991, en el velatorio por la muerte del cajero de la sucursal. Ambos trabajaban en la c¨¦ntrica oficina del Banco Popular en Puertochico, de Santander. Los dos hab¨ªan intervenido en la detenci¨®n de un atracador que asalt¨® en 1989 la sucursal donde trabajaban. Un episodio que mereci¨® un lugar de honor en la separata que el banco edita cada a?o.
Pese a seguir fugado, la semana pasada se abri¨® en Santander el juicio por estafa contra los colaboradores de Pepe. Su popularidad fue enorme, como lo testific¨® ayer uno de los acusados: "Uno era el ¨²ltimo de la clase si no ten¨ªa libreta con ¨¦l".
Con altos intereses, captaba fondos al margen de las cuentas oficiales del banco
Pepe arriesg¨® su vida por las 50.000 pesetas de bot¨ªn que se hab¨ªa llevado el ladr¨®n, armado de una escopeta de ca?ones recortados. Quiz¨¢ tanta valent¨ªa se deb¨ªa a que consideraba como suyo el dinero de la oficina de la que era director y, como se supo m¨¢s adelante, ten¨ªa razones de fondo para creerlo. Pepe se adue?¨® de 36 millones de euros del banco, es decir, 6.000 millones de las antiguas pesetas.
Aquel mismo 5 de marzo, Pepe (Jos¨¦ P¨¦rez D¨ªaz, asturiano, de 39 a?os cuando se fug¨®, casado y con cuatro hijos) hab¨ªa mantenido una tensa conversaci¨®n con los auditores del Popular, que sospechaban de sus extra?os movimientos con fuertes cantidades de dinero que no estaban en los libros de contabilidad. En un tono arrogante, les espet¨® que iba a pedir explicaciones de su actuaci¨®n a los altos ejecutivos de Madrid, pero Pepe no se fue a la capital de Espa?a.
La polic¨ªa cree que sali¨® del pa¨ªs al d¨ªa siguiente, rumbo a Chile, Argentina o M¨¦xico. Y hasta hoy. Ni la polic¨ªa ni Interpol lograron obtener pistas fehacientes de su paradero. S¨®lo sospechas de que pudo estar en estos pa¨ªses.
Como describe Tom¨¢s Pereira, responsable jur¨ªdico del Popular, lo que puso en marcha el conocido personaje fue el denominado juego de la pir¨¢mide, el mismo que 10 a?os despu¨¦s, en 2001, desarroll¨® Antonio Camacho, propietario de Gescartera, que acab¨® en prisi¨®n.
Pepe, seg¨²n supo despu¨¦s el banco, seleccion¨® unos 300 clientes de los m¨¢s de 2.000 que ten¨ªa la oficina. A ellos les ofreci¨® remuneraciones superiores al 12%, un par de puntos por encima de la competencia. Ese dinero lo ingres¨®, supuestamente, en cuentas corrientes, libretas o dep¨®sitos, si bien nunca los pas¨® a la contabilidad oficial del Popular. Como la inform¨¢tica no era de uso com¨²n, Pepe anotaba a m¨¢quina los saldos -m¨¢s los supuestos intereses- sin mayor problema. Adem¨¢s, aseguraba que el dinero era opaco para el Ministerio de Hacienda. Los clientes consiguieron el sue?o de todo inversor, alta remuneraci¨®n sin pagar impuestos. A cambio, s¨®lo ten¨ªan que ser discretos.
Adem¨¢s, Pepe acept¨® cheques de supuesto dinero negro que se encargaba de blanquear mediante una red de colaboradores, que cobraban comisiones. Mientras tanto, realizaba arriesgadas inversiones con las que esperaba obtener grandes rendimientos. Sin conseguirlo.
?C¨®mo estall¨® el caso? Por la misma raz¨®n que en Gescartera y otros timos de este pelaje. Los clientes pidieron retirar su dinero y lleg¨® un momento en que Pepe adivin¨® su final y puso tierra de por medio. Para deshacer la madeja fue necesario un equipo de 23 ejecutivos de ¨¦lite trabajando a destajo durante tres meses. El Popular asegura que, pese al fuerte esc¨¢ndalo, "la solvencia del banco no se vio afectada y no perdimos dep¨®sitos en Cantabria".
El lunes pasado, uno de los principales acusados, Eduardo ?lvarez, administrador de varias de las empresas que fueron utilizadas para desviar fondos, declar¨® que siempre crey¨® que el Popular lo sab¨ªa y que no hizo nada por evitarlo. En 12 a?os de entregado trabajo en la entidad, Jos¨¦ P¨¦rez D¨ªaz pas¨® de ocupar un lugar de honor por defender al banco de los ladrones a encabezar la lista de indeseables del Popular.
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