La esperanza blanca
La frase viene de los grandes tiempos del (siniestro) boxeo: ganaban los negros, finos, ¨¢giles, fuertes y elegantes (Joe Louis), y cada vez que uno blanco se opon¨ªa, era "la esperanza blanca". Racista y hasta nazi: Hitler mand¨® a su Max Schmelling, y cay¨®. La "esperanza blanca" pas¨® al lenguaje com¨²n para hablar de aspirantes a algo que parece lejano. Habl¨® de Zapatero, en el que muchos ponen esperanzas de que haga "otro pa¨ªs". Se dec¨ªa, en el per¨ªodo m¨¢s fr¨ªo de Aznar, "otro pa¨ªs es posible", y ahora vienen reformas a borbotones que dibujan un vago horizonte de ese pa¨ªs: para m¨ª, claro, no es nunca el pa¨ªs que fue ni lo ser¨¢, pero ya mejor que el que ten¨ªamos. Zapatero ha ido form¨¢ndose despu¨¦s de sus per¨ªodos de larva. Me recuerda otro personaje al que vi aparecer, desma?ado y torpe; aprender, crear su propio tipo, cambiar su pa¨ªs: De Gaulle. Para mal, claro. Ni s¨¦ qu¨¦ final har¨¢ ZP. Al mismo tiempo he visto deshacerse los rasgos de su contrincante: disminuir, convertirse en t¨®pico y en el t¨ªpico machac¨®n en hierro fr¨ªo. Hablo de Aznar.
Que nadie piense de m¨ª, por favor, que tengo alguna esperanza de algo. La libertad no admite esperanzas. Nada de virtudes teologales. Solamente veo al campe¨®n que mejora la suerte de los homosexuales, si es que al matrimonio se le puede llamar buena suerte: pero tambi¨¦n mejora el divorcio. Que sube algo las pensiones, que deja entrar algo de pensamiento libre en las escuelas o que cree que podr¨¢ evitar el desastre de los trabajadores de los astilleros.
Ahora est¨¢ llenando visualmente el personaje de "hombre fundamental" en que se basa todav¨ªa la democracia del d¨ªa, que necesita tontamente un jefe, como las monarqu¨ªas o las dictaduras, qu¨¦ reflejo m¨¢s tonto nos ha quedado de la historia, del que no nos salva ni siquiera ver c¨®mo han sido los terribles hombres fundamentales: Stalin, Hitler, Franco, Mussolini. La ventaja que tenemos ahora es que cada cuatro a?os pueden salir: pero nunca se sabe si va a ser a peor. ?O pueden volver! No s¨¦ c¨®mo ser¨¢ Zapatero, la esperanza blanca, de aqu¨ª a cuatro o a ocho a?os; si sus reformas hacia el "otro pa¨ªs" le perder¨¢n o si dejar¨¢ de hacerlas. Pero Aznar no volver¨¢.
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