Los autores ¨¢rabes y la furia del presente
La feria cede el protagonismo a la variedad de unas literaturas casi desconocidas en Occidente
Durante estos d¨ªas han aparecido en Alemania, en edici¨®n de bolsillo (editorial dtv), varias antolog¨ªas que acercan la variedad de la literatura ¨¢rabe al lector occidental. Una selecci¨®n de narraciones, otra de poemas y una ¨²ltima que re¨²ne las voces de diferentes mujeres, que dan cuenta de su conflictiva posici¨®n en aquellas sociedades. El responsable de los tres t¨ªtulos ha sido Suleman Taufiq, que ha abierto as¨ª una min¨²scula ventana a un mundo diverso: entre los narradores y los poetas, hay autores de Egipto, Argelia, Irak, Yemen, Jordania, Kuwait, L¨ªbano, Libia, Marruecos, Palestina, Arabia Saud¨ª, Sud¨¢n, Emiratos ?rabes, Siria y T¨²nez. Su voluntad no es atrapar un panorama tan vasto, s¨®lo levantar algunos puentes.
Los versos de Adonis libran un feroz combate para romper con un mundo id¨ªlico definitivamente perdido
Mahmud Darwish ya no practica una poes¨ªa "¨²til", aun cuando contin¨²e peleando por la causa palestina
La peque?a aldea, el viento, la arena del desierto. Los lujosos palacios, una fuerte energ¨ªa er¨®tica, la belleza de sus tapices. Las ciudades abigarradas, la fuerza de la influencia occidental, la violencia. Y el islam. H¨¢ganse las variaciones que se quieran, y en el orden que se prefiera, con todos los t¨¦rminos anteriores y se tendr¨¢ una idea aproximada de lo que son las literaturas ¨¢rabes. Es imposible resumirlas, ¨¦stas son s¨®lo algunas pistas.
Naguib Mahfuz (El Cairo, 1911) es de los pocos escritores que han roto las fronteras de su pa¨ªs y ha sabido contar c¨®mo vive hoy la gente de El Cairo. Dramas peque?os, l¨ªos familiares, conflictos de barrio. Y una prosa atenta a los detalles que transmite el barullo de una ciudad y la complejidad de sus gentes. En el texto que Naguib Mahfuz envi¨® para leer el d¨ªa de la inauguraci¨®n de la presente edici¨®n de la Feria de Francfort se refiri¨® a las tres grandes ra¨ªces que alimentan la cultura ¨¢rabe contempor¨¢nea. Habl¨® en primer lugar de las viejas civilizaciones, de Egipto y Mesopotamia, de los asirios, los acadios y la civilizaci¨®n de Yemen. Luego se refiri¨® al islam, destacando de su legado su vertiente m¨¢s abierta y tolerante, y su brillante proyecci¨®n a trav¨¦s de Al Andalus. Por ¨²ltimo, se?al¨® la profunda influencia actual de Occidente, de sus ideas y costumbres, de su ciencia y de su literatura, su arte, su tecnolog¨ªa.
"No existe ninguna diferencia entre Oriente y Occidente", explicaba el escritor sirio-liban¨¦s Adonis (su nombre verdadero es Al¨ª Ahmed Said) en una reciente entrevista en Die Zeit: "Entre el poeta ¨¢rabe Abu-Nawas (757-814) y Baudelaire no hay diferencias", a?ad¨ªa rotundo, y luego apuntaba: "Si quitas de Beirut, de Damasco, de El Cairo todo lo occidental, no queda absolutamente nada". Lo dice el poeta ¨¢rabe actual de mayor influencia, habitual candidato al Nobel y autor de una obra de una austera y enigm¨¢tica sobriedad, cuyos versos libran un feroz combate con la memoria para romper con los viejos lazos con un mundo id¨ªlico anterior, definitivamente perdido. "Nac¨ª en una aldea muy pobre [en Qasabin, Siria, en 1930], alejada de la ciudad, en una familia muy pobre tambi¨¦n", cont¨® hace un tiempo en la Residencia de Estudiantes de Madrid. No conoci¨® la electricidad, ni los autom¨®viles, ni la radio hasta los 12 a?os. "Aprend¨ª a escribir la lengua ¨¢rabe bajo los ¨¢rboles con los otros ni?os a esa edad; en este ambiente aprend¨ª el ¨¢rabe y la poes¨ªa anterior al islam y la poes¨ªa m¨ªstica de los labios de mi padre". En 1956 se instal¨® en el L¨ªbano. En Beirut escribi¨® Canciones de Mihyar el de Damasco (Ediciones del Oriente y el Mediterr¨¢neo), por ejemplo, y en 1986 viaj¨® a Francia y se instal¨® en Par¨ªs.
"Se estreche o no la tierra para nosotros, andaremos este largo camino hasta el final del arco. Que nuestros pasos se tensen cual flechas. / ?Estamos aqu¨ª desde hace poco / y dentro de poco alcanzaremos la flecha del comienzo? El viento gira en torno nuestro, gira, ?qu¨¦ dices? / Digo: andar¨¦ este largo camino hasta mi final... hasta el final". Los versos son de Mahmud Darwish (Galilea, 1941), el poeta palestino m¨¢s importante, y cualquiera puede entenderlos como quiera. Su obra, que ha llenado de resonancias el sufrimiento de su pueblo, su destino roto, sus b¨²squedas in¨²tiles, su rabia, va, sin embargo, mucho m¨¢s all¨¢ de la esfera estrictamente pol¨ªtica. "Lo que puede decirse en prosa no debe decirse en un poema", comenta en Die Zeit. Y luego explica que ya no practica una poes¨ªa "¨²til", que la ha "liberado" de cualquier proyecci¨®n pol¨ªtica, aun cuando Darwish como ciudadano contin¨²e peleando por la causa palestina: fue el que recibi¨® en 2002 a una delegaci¨®n de escritores del PEN Club que visit¨® Ramala.
Adonis y Darwish, las voces de dos grandes poetas. Hay otros mucho menos conocidos. Sargon Boulus, que naci¨® en 1944 cerca de Bagdad, vive ahora en San Francisco; su obra se inici¨® marcada por el surrealismo y la generaci¨®n beat, y ha incorporado recientemente recuerdos de su infancia en Irak. Mohamed Abid Al-Harbi (Al-Medina, Arabia Saud¨ª, 1955) ha llenado sus versos de nostalgia por la antigua vida de los beduinos. Nizar Kabani (Damasco, 1953) es de los poetas que m¨¢s ha vendido: en los sesenta cada joven ten¨ªa en la mesilla un libro con sus poemas, explica Taufiq. Khalil Hawi, nacido en el L¨ªbano en 1925, se suicid¨® para protestar cuando los israel¨ªes invadieron su patria: su obra hab¨ªa estado cargada de nihilismo, encontraba que la muerte iba a salvarlo de la dureza de la vida. Para Ahmed Abd Al-Mouti Higazi, nacido en Egipto en 1935, el choque con la ciudad fue brutal. ?C¨®mo se puede sacar a los hombres de sus normas y tradiciones para colocarlos en otras normas y tradiciones?
La vieja lengua del Cor¨¢n, la llamada lengua de Dios, el ¨¢rabe. En un art¨ªculo publicado en Die Welt, Suleman Taufiq hablaba de esa lengua, Hocharabisch (el alto ¨¢rabe), la que se utiliza literariamente, la que no ha cambiado, como el lat¨ªn, durante siglos. Luego hay la lengua de cada pa¨ªs, de cada regi¨®n, la que se emplea todos los d¨ªas. Pero la historia de muchos escritores que proceden de los pa¨ªses ¨¢rabes es que ya no escriben en su lengua. La expedici¨®n francesa de Napole¨®n en Egipto en 1798 cambi¨® las cosas. Desde entonces, las fronteras se han ido cayendo poco a poco. En muchos casos, hay una larga historia de dolor detr¨¢s de ese cambio. Ghassan Tu¨¦ni, editor del diario al Nahar de Beirut, lo explic¨® en el Frankfurter Allgemeine: "El mayor problema es la falta de libertad. Con excepci¨®n del L¨ªbano y de otros pocos pa¨ªses no hay posibilidades de escribir libremente". Y habla del caso Edward Said como de un s¨ªntoma que marca a sus sociedades: los autores que publican fuera del mundo ¨¢rabe en ingl¨¦s o franc¨¦s.
As¨ª ocurre con los argelinos Assia Djebar (1936) y Yasmina Khadra (1956). La ¨²ltima novela de la primera trata de un hombre adulto que descubre que el amor sigue siendo necesario en su vida, pero todo ello lo cuenta con el tel¨®n de fondo de los conflictos de su pa¨ªs (la escritora se niega a simplificar el fen¨®meno del integrismo religioso: "Es la respuesta de unas sociedades maltratadas", ha comentado). El otro es Mohamed Moulesshoul, un miembro de un cuerpo especial del ej¨¦rcito argelino que se oculta detr¨¢s del nombre de su esposa para poder novelar los dramas de la corrupci¨®n pol¨ªtica y de la amenaza fundamentalista. Tambi¨¦n escriben en otra lengua Tahar Ben Jelloun y Amin Maalouf, autores ya familiares al lector occidental.
No es todav¨ªa el caso de otros, que se han traducido al alem¨¢n y que, gracias a la feria, van adquiriendo una mayor relevancia. As¨ª, la palestina Sahar Khalifa, que en La promesa nos lleva a una aldea cerca de las puertas de Jerusal¨¦n para narrar una historia de esperanza e impotencia en mitad del infierno: c¨®cteles m¨®lotov y piedras que surcan los aires, y luego la desolaci¨®n ante las v¨ªctimas. El argelino Habib Tengour cuenta en su ¨²ltima novela de tres compatriotas que se alistaron como muyahidin en Afganist¨¢n para luchar contra los rusos. Cuando todo acaba, y en mitad del profundo vac¨ªo del sinsentido, los amigos siguen derroteros distintos... Un par de historias de un par de autores. Hay muchos m¨¢s (Najem Wali, Etel Adnan, Hassan Dawud, Abbas Beydoun, Elias Khoury, Edward al-Charrat, y otros y otros). Ah¨ª est¨¢n. Van a tomar la palabra. Van a contar sus historias. Historias de gentes de otras partes. De all¨ª, de aquellos mundos donde sopla la furia.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.