?Decepci¨®n equivocada?

El pasado s¨¢bado 2 de octubre, EL PA?S public¨® una carta titulada Decepci¨®n. En ella, el autor mostraba su descontento ante el trato que el peri¨®dico ofreci¨® al cambio legislativo sobre el matrimonio de gays y lesbianas. No puedo inclinarme hacia la postura que toma el autor de mencionada carta. Antes que nada, quiero mostrar mi apoyo

absoluto a ese cambio. Ya era hora de que esa discriminaci¨®n absurda dejara paso a la coherencia. El matrimonio debe ser un derecho para todas aquellas personas que se quieren, sin que el sexo sea un obst¨¢culo inexpugnable.

A pesar de ello, no concibo que un lector pida a un peri¨®dico que sea subjetivo. El hecho de tratar lo acontecido s¨®lo y exclusivamente como un art¨ªculo de opini¨®n no es de un peri¨®dico progresista, como ¨¦l califica. Cualquier acontecimiento genera informaci¨®n, informaci¨®n que debe llegar a todos tal y como ha ocurrido. Dentro de ese margen inveros¨ªmil de objetividad, lo acaecido debe llegar con el m¨¢ximo grado de ecuanimidad. Es ah¨ª donde deber¨ªa recaer el vigor period¨ªstico.

La imparcialidad deber¨ªa ser una pesquisa b¨¢sica en cualquier medio que se llame democr¨¢tico, progresista, etc¨¦tera, a la hora de informar. A partir de ah¨ª la libertad de expresi¨®n est¨¢ servida. ?Por qu¨¦ separar neutralidad y pensamiento? No es cuesti¨®n de elegir, sino de opinar informado. En lugar de reprender la falta de progresismo, curiosamente, por la ausencia de opiniones como la nuestra, deber¨ªamos denunciar la falta de objetividad que deriva en la ausencia de opiniones (sean o no afines a las propias).