Amar, matar
El PP vot¨® la ley de protecci¨®n a la mujer: si se niega por razones jur¨ªdicas y constitucionales, o propone otra, perder¨ªa los votos que ahora trata de arrancar con u?as y dientes y s¨²plicas; la acepta, como ha hecho, y engrandece a Zapatero, que es su creador, y al que se deber¨¢ una reducci¨®n de la criminalidad del fuerte contra el d¨¦bil, si es que se reduce. No estoy seguro. Mi duda est¨¢ en que una gran parte de los agresores se suicidan o se entregan a la polic¨ªa: cuando matan saben ya que su vida est¨¢ perdida, y les dar¨ªa igual hasta la pena de muerte, si existiera. En este otro pa¨ªs que est¨¢ sacando un poquito Zapatero con brocha de arque¨®logo las soluciones tienen que pasar por la reforma mental de la sociedad, de la escuela a la muerte; que lo que es evidente pase a formar parte de la realidad.
Si somos capaces de pensar con una ligera ecuanimidad, despu¨¦s de votar esta ley, podemos pensar en "los motivos del lobo" (Rub¨¦n Dar¨ªo); pero no es "pol¨ªticamente correcto". Hay una corriente tensa y veloz a favor de la equidad con las mujeres que nos arrastra, y deb¨ªa arrastrarnos m¨¢s ante la dolorosa desigualdad en el trabajo, despidos, sueldos; pero no veo en el horizonte ning¨²n proyecto de ley que lo evite. Estamos en un r¨¦gimen de empresas, y el Gobierno lo lleva un partido socialista en un pa¨ªs de empresas, que no es lo mismo que un partido de empresarios, como el anterior.
Y, como digo cuando puedo, esto ha de hacer una reforma b¨¢sica del matrimonio. No me parece l¨®gico que el Estado entre en las relaciones individuales y que dependa de esa intervenci¨®n la forma de unirse, separarse, heredar, primar o conceder. El matrimonio debe ser un contrato entre dos con su plazo y sus posibilidades de disoluci¨®n. No creo que sea una utop¨ªa: se va haciendo poco a poco libremente, y un d¨ªa ser¨¢ la ley. M¨¢s absurdo pod¨ªa parecer a nuestros antepasados el matrimonio de dos personas de un mismo sexo: y ya lo tenemos. No digamos convertir una uni¨®n entre dos -hasta ahora- personas en una cuesti¨®n m¨¢s que religiosa, eclesi¨¢stica, con sus tribunales propios: qu¨¦ maldito absurdo. Pero m¨¢s que absurdo, criminal, es que el Estado, por jueces o funcionarios, intervenga en las cuestiones de vivienda, salarios, riquezas, herencias, educaci¨®n de hijos...
Bien est¨¢ esta ley: con un solo crimen que evite de los cien al a?o, con un maltrato que contenga, ya vale. Es una salida, no es una soluci¨®n.
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