Las quejas por la suciedad en M¨¢laga agravan el conflicto pol¨ªtico de Limasa
El Ayuntamiento de M¨¢laga intenta combatir las cr¨ªticas con campa?as publicitarias
La empresa mixta encargada del servicio de limpieza urbana y recogida de basuras de M¨¢laga, Limasa, es una mina inagotable de conflictos, donde los buenos prop¨®sitos sirven de bien poco.
Casi un a?o despu¨¦s de que el alcalde, el popular Francisco de la Torre, y los socios privados del consistorio firmaran un acuerdo de buen entendimiento que evit¨® en el ¨²ltimo momento la liquidaci¨®n de la sociedad cuando s¨®lo faltaba el ¨²ltimo tr¨¢mite administrativo, los intereses de una y otra parte no han dejado de chocar p¨²blicamente.
Lo peor es que mientras De la Torre y sus socios siguen peleando por qui¨¦n corre con los costes de un convenio o de unas obras de mejora en el servicio, la ciudad es un clamor por la situaci¨®n de suciedad de las calles que, seg¨²n la oposici¨®n y las asociaciones vecinales, no tiene precedentes. Hace tres semanas, el Consejo de Administraci¨®n de Limasa evidenci¨® que muy pocas cosas han cambiado tras el acuerdo de noviembre de 2003. El equipo de gobierno llev¨® un plan de inversiones de 9,5 millones de euros para la construcci¨®n de dos miniparques de limpieza en sendos distritos y el traslado de la sede central de la compa?¨ªa junto a la planta de tratamiento de residuos de Los Ruices.
Nuevos desaires
Las medidas tienen por objeto abaratar costes y ganar eficacia en un servicio cada vez m¨¢s cuestionado por los ciudadanos.
Por la calle es f¨¢cil ver bolsas de basura tiradas en el suelo incluso en los alrededores del Museo Picasso. Muchas calles parecen no haber visto m¨¢s agua que la de la lluvia desde hace a?os.
Sorprendentemente, el alcalde se encontr¨® con la negativa de la parte privada. La soluci¨®n es que el propio Ayuntamiento acometer¨¢ estas obras pag¨¢dolas de sus presupuestos ordinarios. Esto ha indognado a la oposici¨®n, que entiende que, por su naturaleza, son propias del servicio, y por lo tanto deb¨ªan ser financiadas por la sociedad.
Desaires como ¨¦ste fueron los que en abril de 2003 llevaron al alcalde a plantear la disoluci¨®n de la sociedad alegando incumplimiento en el servicio, que el propio equipo de Gobierno reconoce deficiente. Hac¨ªa casi un a?o de la huelga de basuras que en junio de 2002 produjo graves incidentes de orden p¨²blico, y la empresa a¨²n no hab¨ªa dado cumplimiento al laudo dictado por el ¨¢rbitro judicial, ni firmado el acuerdo con los trabajadores, ni relevado al gerente como se comprometi¨® a hacer.
Y eso que, como ocurri¨® con la huelga en la feria de 2001, el Ayuntamiento se comprometi¨® a pagar al margen del canon anual que abona por la concesi¨®n los costes del incremento salarial recogidos en el convenio colectivo: 784.900 euros aquel a?o, 721.903 en 2002 y 539.732 en 2003.
La convocatoria de una nueva huelga en Semana Santa de 2003, la cuarta en apenas tres a?os, fue el detonante para que se abriera el procedimiento de rescate. Se iniciaron los tr¨¢mites, el pleno aprob¨® la apertura del expediente y un cr¨¦dito extraordinario para comprar el 51% de las acciones y el Consejo Consultivo de Andaluc¨ªa emiti¨® un informe jur¨ªdico favorable al procedimiento de rescate por parte del consistorio.
Pero cuando el pleno iba a aprobar el rescate definitivamente, el alcalde de la ciudad, Francisco de la Torre, se ech¨® atr¨¢s y negoci¨® un acuerdo seg¨²n el cual el Ayuntamiento tendr¨ªa mayor control sobre la sociedad. El acuerdo inclu¨ªa con equidad de consejeros, voto de calidad para el alcalde en algunos asuntos, el compromiso a correr con los gastos de incremento salarial, y la renuncia a las plusval¨ªas que pudiera generar la venta de la actual sede de Limasa, una parcela muy revalorizada en el nuevo paseo mar¨ªtimo de Poniente. Tras los ¨²ltimos episodios, salta a la vista que el consistorio no consigui¨® sus objetivos.
Todo lo ocurrido es consecuencia, seg¨²n la oposici¨®n, de una mala decisi¨®n, desde la constituci¨®n de Limasa III, en abril de 2001. El Ayuntamiento hab¨ªa convocado un concurso p¨²blico para encontrar un nuevo socio al que concurrieron dos ofertas, la de Fomento de Construcciones y Contratas, el socio en Limasa I y Limasa II, y Urbaser en alianza con la constructora local Sando. El concurso qued¨® desierto y se abri¨® un procedimiento negociado que acab¨® con una decisi¨®n salom¨®nica: las dos competidoras inicialmente formaron una uni¨®n temporal de empresas (UTE) que se qued¨® con el 51% de las acciones, y el consistorio mantuvo su 49%.
"La parte privada nos chulea"
El servicio se adjudic¨® por 16 a?os prorrogables en otros ocho en 6.584 millones de pesetas, 250 menos de los marcados en el pliego de condiciones y por debajo de lo que cost¨® el servicio en el a?o 2000, con una revisi¨®n anual seg¨²n la inflaci¨®n. Sindicatos, partidos y vecinos est¨¢n convencidos de que con sus negativas a asumir los costes de los convenios, la parte privada ha tratado de compensar esa merma. Incluso un miembro del equipo de gobierno ha reconocido que la parte privada de la empresa les "chulea".
El gobierno municipal y la oposici¨®n est¨¢n de acuerdo en que algo hay que hacer con Limasa, pero no en las f¨®rmulas. Izquierda Unida ha vuelto a proponer el rescate de la concesi¨®n sin m¨¢s contemplaciones, y el PSOE quiere que se haga una auditor¨ªa desde la constituci¨®n de la sociedad y que, seg¨²n los resultados de ¨¦sta, se tome la decisi¨®n m¨¢s oportuna.
El Partido Popular conf¨ªa en que el servicio mejore con un plan que anuncia a bombo y platillo en cu?as publicitarias en las que informa de los horarios y d¨ªas en que se baldear¨¢ o barrer¨¢ tal o cual calle, m¨¢s otra campa?a de concienciaci¨®n sobre buenos h¨¢bitos a los ciudadanos. En las cu?as se afirma que muchos malague?os dejan las bolsas de basura en la acera.
El conflicto de Limasa ha llevado al alcalde a plantearse una remodelaci¨®n de su equipo de gobierno, y relevar de Medio Ambiente a Purificaci¨®n Pineda, edil que apenas lleva un a?o en el consistorio, por alguien con m¨¢s curtido. A Pineda le toca la dif¨ªcil tarea de vender ilusi¨®n, insiste en que el servicio ha mejorado, que se ha aumentado plantilla y medios materiales.
Los vecinos opinan lo contrario. "M¨¢laga nunca ha estado tan sucia, es intolerable", opina el presidente de la Federaci¨®n de Asociaciones de Vecinos Unidad. Seg¨²n ¨¦sta, hay zonas en barrios como Carretera de C¨¢diz, Segalerva o Miraflores, donde no se baldea casi nunca, apenas se barre, y la recogida de basuras deja mucho que desear.
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