Deuda, educaci¨®n y desarrollo
Cualquiera que sea el concepto de desarrollo que se asuma, la cultura desempe?a un papel central. El reconocimiento del car¨¢cter constitutivo de la cultura ha hecho posible plantear alternativas a unos estilos de desarrollo concebidos exclusivamente a partir del crecimiento econ¨®mico, medido por la expansi¨®n acelerada y sostenida del PIB per c¨¢pita.
A nivel internacional fue la Conferencia de Jomtien (1990) la que, inaugurando un decenio de Educaci¨®n para todos, recoger¨ªa este giro y, confiri¨¦ndole a la educaci¨®n un valor esencial para el desarrollo cultural, establecer¨ªa orientaciones de pol¨ªtica para la transformaci¨®n de los sistemas educativos, definiendo acciones y objetivos a alcanzar en el a?o 2000. En lo regional, el documento Educaci¨®n y conocimiento: eje de la transformaci¨®n productiva con equidad, de la Cepal-Orealc (1992), subrayar¨ªa el alcance del proceso transformador.
Las asimetr¨ªas globales se proyectan en los pa¨ªses, en Am¨¦rica Latina particularmente
Tras las cifras se desmoronan niveles de escolaridad, derechos elementales, esperanza de vida
Los beneficios derivados de la educaci¨®n alcanzan cuestiones tan diversas como la capacidad para salvar vidas (en referencia a la alimentaci¨®n adecuada, la atenci¨®n sanitaria, la salud reproductiva o la fertilidad); para consolidar la democracia, generar "empoderamiento" ciudadano, instituir valores e identidades; para corregir efectos sobre la distribuci¨®n de la renta y extender la justicia social, propiciando mayor integraci¨®n y movilidad social. La vinculaci¨®n entre a?os de escolaridad y calidad de la educaci¨®n tambi¨¦n se encuentra asociada al crecimiento econ¨®mico, a la capacidad de emprendimiento, al rendimiento productivo y a la adaptaci¨®n a los nuevos conocimientos y tecnolog¨ªas.
Por ello, d¨ªas pasados, cuando los mandatarios reunidos en la Cumbre contra el Hambre y la Pobreza llamaron la atenci¨®n sobre la urgencia de avanzar en acciones internacionales capaces de combatir el hambre, superar la pobreza, e incrementar la financiaci¨®n para el desarrollo, el relego en materia educativa que presentan la mayor¨ªa de los pa¨ªses en desarrollo volvi¨® a ocupar un lugar estrat¨¦gico en las agendas pol¨ªticas.
Este llamamiento, que como ha manifestado el presidente de Brasil, Luiz In¨¢cio Lula da Silva, busca llevar adelante "iniciativas pol¨ªticas audaces para repartir la riqueza por igual en todo el planeta", se produce en un contexto en el que las metas planteadas en la Cumbre del Milenio y en el Consenso de Monterrey corren serio riesgo de verse incumplidas. Seg¨²n el Banco Mundial, el 20% m¨¢s rico de la poblaci¨®n, que en 1960 controlaba el 70% de la riqueza, en torno a 1995 hac¨ªa suyo el 86%, mientras que el 20% m¨¢s pobre pasaba de quedarse con el 2,3% al 1,3%.
Detr¨¢s de estas cifras se desmoronan la esperanza de vida, los niveles de escolaridad, los derechos m¨¢s elementales de las personas y en particular de las mujeres y de los ni?os, la igualdad de oportunidades, los "colchones de la seguridad" y la cohesi¨®n social, la preservaci¨®n del medio ambiente y la diversidad cultural, se disparan los desplazamientos y los flujos migratorios y se socavan las bases para hacer viable un proyecto econ¨®mico, social y pol¨ªtico para todos.
Como en un espejo, estas mismas asimetr¨ªas globales se encuentran proyectadas al interior de los pa¨ªses, particularmente en Am¨¦rica Latina, el continente m¨¢s desigual, cuyos ¨ªndices de pobreza y exclusi¨®n dejan fuera de cualquier integraci¨®n econ¨®mica a cerca de 200 millones de personas. Un continente que, tras las crisis mexicana (1994), asi¨¢tica (1997), rusa (1998), brasile?a (1999) y argentina (2001), ha completado en 2002, cinco a?os en los cuales los pagos de intereses superaron el endeudamiento externo. Este hecho que, como ha recordado la Comisi¨®n Econ¨®mica para Am¨¦rica Latina y el Caribe (Cepal), supuso una transferencia neta de recursos hacia el resto del mundo, exportando capitales por valor de 39.000 millones de d¨®lares (lo que equivale al 2,4% del PBI de la regi¨®n), no se registraba desde los a?os ochenta.
Ante este panorama, donde las limitadas capacidades de financiaci¨®n del gasto p¨²blico encuentran un alto volumen de responsabilidades sociales para atender, se acent¨²a la ya cr¨ªtica situaci¨®n por la que atraviesa la educaci¨®n en Am¨¦rica Latina, donde "el servicio de la deuda", seg¨²n un informe de la ONG Economistas sin Fronteras, "supera al gasto en educaci¨®n en al menos 12 pa¨ªses de los 23 que forman Iberoam¨¦rica y en 13 a lo gastado en sanidad. En no menos de 6 de estos pa¨ªses, el servicio de la deuda es superior incluso a lo gastado en las dos partidas juntas".
Se hace necesario entonces multiplicar las fuentes de recursos. Esto no significa desestimar la importancia de resolver los problemas derivados de la ineficiencia en la utilizaci¨®n de los recursos actuales. Al contrario, incorporando componentes de evaluaci¨®n que permitan medir, mostrar y comparar resultados concretos, se trata de movilizar recursos adicionales que hagan factible mantener los niveles de inversi¨®n educativa requeridos -particularmente en lo que respecta a la atenci¨®n a la primera infancia, a la escolarizaci¨®n total de la secundaria y a la alfabetizaci¨®n de adultos-, para dar cuenta as¨ª de la din¨¢mica que las transformaciones de los sistemas educativos latinoamericanos exigen.
La cuesti¨®n relativa al sobreendeudamiento y sus consecuencias para hacer viable y sostenible cualquier proyecto de desarrollo, ha sido retomada con fuerza ante la Cumbre contra el Hambre y la Pobreza por el presidente del Gobierno espa?ol, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero. En este sentido ha se?alado que "Espa?a, m¨¢s all¨¢ de nuestro compromiso con la iniciativa para la reducci¨®n de la deuda de los pa¨ªses pobres muy endeudados, se implicar¨¢ activamente en operaciones de canje de deuda por iniciativas de desarrollo social, especialmente en el campo de la educaci¨®n primaria".
Todo hace pensar que mejorar o aumentar la asistencia no ser¨¢ suficiente. Por eso, la cumbre ha recomendado buscar "mecanismos innovadores de financiaci¨®n". Por su parte, los ministros de Educaci¨®n, reunidos en la XIII Conferencia Iberoamericana de Educaci¨®n (Tarija, 2003) y, la declaraci¨®n La inclusi¨®n social, motor del desarrollo de la Comunidad Iberoamericana, suscrita por los jefes de Estado y de Gobierno en la XIII Cumbre (2003), recogiendo anteriores declaraciones, han hecho referencia a "explorar la viabilidad y puesta en marcha de estrategias, iniciativas e instrumentos de conversi¨®n de la deuda externa por inversi¨®n en educaci¨®n, ciencia y tecnolog¨ªa".
Unos y otros, al referirse expresamente al "canje de deuda por educaci¨®n", han abierto las puertas a un nuevo camino a recorrer. Un camino que haga efectiva la construcci¨®n de pol¨ªticas de cooperaci¨®n coherentes entre el esfuerzo de los pa¨ªses desarrollados y el empe?o de aquellos comprometidos por la deuda externa, para as¨ª construir un futuro posible para todos.
Las palabras del presidente Rodr¨ªguez Zapatero, su compromiso en pos de un mundo m¨¢s justo es un llamado a la responsabilidad de los pa¨ªses m¨¢s poderosos de la Tierra y un portal de esperanza que se abre para los pueblos necesitados.
Francisco Pi?¨®n es secretario general de la Organizaci¨®n de Estados Iberoamericanos.
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