Las horas finales del santuario de ETA

El presidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, recibi¨® una llamada sobre las 10.30 del pasado d¨ªa 3 de octubre, domingo: "Presidente, parece seguro que Mikel Antza ha sido detenido en Francia". No estaba confirmado al cien por cien, porque a¨²n no se hab¨ªan cotejado sus huellas, pero el que hasta ese momento hab¨ªa sido el m¨¢ximo jefe de ETA hab¨ªa sido reconocido visualmente por dos veteranos miembros de la Brigada de Investigaci¨®n de Toulousse y de la Guardia Civil como uno de los cinco moradores de la mansi¨®n Soubr¨¦, de Salies de Bearn. La Operaci¨®n Santuario hab¨ªa salido mejor de lo que se esperaba. ?ste es el relato de las ¨²ltimas horas del hist¨®rico golpe a ETA, reconstruido a retazos de quienes la vivieron de cerca.

Antza se ocultaba detr¨¢s de una puerta en la casa de Soubr¨¦ donde fue detenido

La operaci¨®n fue largamente preparada en territorio franc¨¦s y varias veces aplazada

El viernes 1 de octubre por la tarde lleg¨® la noticia al ministro del Interior, Jos¨¦ Antonio Alonso. Una vasta operaci¨®n contra la m¨¦dula de ETA, largamente preparada en territorio franc¨¦s y varias veces aplazada, iba a desencadenarse en las pr¨®ximas horas. Al otro lado de la frontera, 150 agentes franceces, acompa?ados de siete observadores de la Guardia Civil, estaban listos para asaltar siete viviendas.

Pod¨ªa caer gente importante, pero no hab¨ªa precisi¨®n. Adem¨¢s, todo pod¨ªa irse al garete o aplazarse, como ocurri¨® a finales de julio y a mediados de agosto, debido a que "no hab¨ªan entrado en la red" algunas de las piezas que se pensaba alcanzar. Mientras, todo deb¨ªa dar apariencia de normalidad.

El ministro del Interior, Jos¨¦ Antonio Alonso, y el secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho, estuvieron pendientes de todo el s¨¢bado por la ma?ana, pero a media tarde se desplazaron a Zaragoza para participar en los actos de la patrona de la Guardia Civil. En realidad se desplazaban al centro donde se estaba recabando toda la informaci¨®n sobre los preparativos de la operaci¨®n, que fue ubicado de forma accidental en el hotel Meli¨¢ de Zaragoza. All¨ª estaban alojados el director general de la Guardia Civil, teniente general Carlos G¨®mez Arruche; el director general de Operaciones del instituto armado, general de divisi¨®n Jos¨¦ Manuel Garc¨ªa Varela, y el responsable de Informaci¨®n y Polic¨ªa Judicial, el tambi¨¦n general de divisi¨®n Atilano Hinojosa Galindo.

Los mandos del instituto armado comunican a sus superiores que la operaci¨®n puede ser "hist¨®rica", incluso "definitiva", no s¨®lo porque se sab¨ªa que iba a ser requisado un enorme arsenal de armas y explosivos sino "porque era posible, s¨®lo posible, que cayera gente muy importante". Todos estuvieron presentes en una cena oficial, que se prolong¨® hasta las 23.30 del s¨¢bado. Antes de despedirse para dormir se citaron para desayunar a las 9.30 del domingo en la quinta planta del hotel.

El sur de Francia era entonces un hervidero. Los equipos de investigaci¨®n y asalto estaban tomando posiciones de forma discreta y observaban todos los movimientos en un amplio radio de seguridad alrededor de las siete casas que iban a ser tomadas. La operaci¨®n arranca a las seis de la ma?ana del domingo.

El ambiente del desayuno roza la euforia. A las 9.30, los mandos de la Guardia Civil ya tienen la primera lista de detenidos y los primeros avances sobre el material incautado. Los observadores hablan de 21 detenidos e incluso hablan de 30 subfusiles y una enorme cantidad de explosivos. "Mi general, han ca¨ªdo Mikel Antza y Anboto", comunican los participantes en la operaci¨®n. Parece que ¨¦l es quien se oculta tras una puerta de la casa Soubr¨¦, muy cerca de la cocina. Ella est¨¢ en la habitaci¨®n de su hijo, quien la llama "Sole".

La informaci¨®n es transmitida a Alonso, que inmediatamente recibe una llamada de su hom¨®logo franc¨¦s, Dominique de Villepin, quien comenta tambi¨¦n que han ca¨ªdo Antza y Anboto. Ambos se felicitan por el ¨¦xito, pese a no ser seguro. Alonso transmite la nueva a Rodr¨ªguez Zapatero. Pero el ministro no quiere echar las campanas al vuelo, por lo que exige que se cotejen las huellas dactilares de quienes parecen ser Antza y Anboto con los archivos de Madrid.

Las jefaturas del ministerio y de la Guardia Civil, tras acabar de desayunar, se dirigen a pie hacia la plaza de la Independencia de Zaragoza, donde el ministro es abordado por la prensa, sobre las 11.10, para preguntarle por los rumores sobre la operaci¨®n. "Por razones de profesionalidad evidente vamos a esperar a los an¨¢lisis que se est¨¢n haciendo en este momento de las huellas dactilares para confirmar al cien por cien la identidad de los detenidos", dijo Alonso.

Los desfiles de la fiesta del Pilar comienzan. La tribuna espera noticias. Los generales Garc¨ªa Varela e Hinojosa no paran de hablar por tel¨¦fono con sus agentes en Madrid y el sur de Francia. "El reconocimiento visual es seguro; son Antza y Anboto", les comunican. Las huellas llegan a Madrid poco antes de la una de la tarde. Pero no son claras, porque los dedos, las yemas, han sido rodadas sobre el papel y no impresas s¨®lo apretando.

En ese momento, los agentes sospechan que algo raro hay en la buhardilla de una casa de Ayherre; que bajo el frigor¨ªfico industrial de la vivienda de Briscous hay algo m¨¢s que un simple enlosado y que el mando a distancia localizado en Urru?e sirve para descubrir otro escondite. Todos ocultan zulos repletos de armas, pero el que m¨¢s sorprende es el de Saint Pierre d'Irube, donde el escondite est¨¢ recubierto por todas partes de material aislante para proteger tanto el espacio dedicado al almacenamiento de archivos en papel, todos en sus clasificadores, como el arsenal, guardado en cajas antihumedad.

Terminado el desfile, la comitiva se desplaza al patio del museo de Zaragoza para tomar una copa de vino espa?ol. A las 14.00, el Servicio de Informaci¨®n de la Guardia Civil comunica al secretario de Estado: "El cotejo de las huellas de Anboto es positivo". La informaci¨®n es transmitida inmediatamente al presidente del Gobierno. A las 15.30, Antonio Camacho recibe una nueva llamada: "Las huellas tambi¨¦n coinciden: es Mikel Antza". Todo son felicitaciones en el patio del museo, pero para entonces el ministro est¨¢ camino de tomar un avi¨®n para regresar a Madrid. A pie de avi¨®n, recibe la llamada de confirmaci¨®n. Rodr¨ªguez Zapatero es informado r¨¢pidamente y el ministro convoca una rueda de prensa para esa misma tarde a las 19.00 horas.

Minutos antes, Alonso telefonea al que va a ser investido presidente del PP, Mariano Rajoy. "Te felicito personalmente y lo voy a hacer p¨²blicamente", le transmite Mariano Rajoy. En el sur de Francia, los registros siguen. Los investigadores est¨¢n euf¨®ricos. Doce a?os tras los pasos de Antza y Anboto han dado fruto. "Ahora hay que seguir, sin bajar la guardia, a por todas", comentaba un veterano investigador de la Guardia Civil. El objetivo son los posibles relevos: posiblemente sean Peio Eskizabel y Garikoitz Azpiazu.

Alonso sentencia en la rueda de prensa : "La operaci¨®n es hist¨®rica". Lo dijo en el mismo sal¨®n azul de la calle de Amador de los R¨ªos donde, en marzo de 1992, el entonces titular de Interior, Jos¨¦ Luis Corcuera, informaba de la ca¨ªda en Bidart de la c¨²pula de ETA.