Canal del bajo Guadalquivir
El canal del bajo Guadalquivir es un canal que conduce el agua de riego desde Pe?aflor (Sevilla) hasta la marisma de C¨¢diz. Una impresionante obra de ingenier¨ªa de 158 kil¨®metros de longitud. Una obra que signific¨® un giro en la agricultura de todo el bajo Guadalquivir. En un primer momento se consigui¨® convertir 56.000 hect¨¢reas de secano en ricas tierras de regad¨ªo. En la actualidad este canal abastece a m¨¢s de 80.000 hect¨¢reas. Constituy¨® un verdadero giro en la econom¨ªa de la zona. Mejor dicho, no en la econom¨ªa de la zona sino en la econom¨ªa de una peque?a oligarqu¨ªa de terratenientes que poseen fincas de 1.000, 9.000 y hasta 11.000 hect¨¢reas.
Puede que alguno piense, claro, son los terratenientes los ¨²nicos con capacidad econ¨®mica suficiente como para afrontar una obra de estas magnitudes (un canal de cuatro metros de profundidad y 158 kil¨®metros de longitud). Pues por muy dif¨ªcil que resulte de creer, esta incre¨ªble obra no fue el fruto de una desorbitada inversi¨®n econ¨®mica, sino que fue fruto del todav¨ªa hoy menospreciado sudor de miles de prisioneros republicanos que dejaron parte de su vida en la construcci¨®n de este canal, del que s¨®lo se beneficiaron los mismos de siempre. Miles de personas cuyo ¨²nico delito fue luchar por un gobierno elegido democr¨¢ticamente. Miles de inocentes que cargaron sobre sus espaldas las iras del sinsentido de toda una cobarde naci¨®n. Todos sabemos que eran inocentes, que son inocentes, pues todav¨ªa quedan algunos supervivientes de aquella macabra ¨¦poca. Todos somos conscientes de que era el sistema el que estaba equivocado. Sin embargo, en lugar de pedirles perd¨®n, en lugar de hacerles un merecido reconocimiento, uno tras otro, todos los partidos pol¨ªticos que han gobernado les han dado la espalda. Todo con tal de no remover las ci¨¦nagas de un negro pasado en el que todav¨ªa hoy mantienen bien hundidas sus ra¨ªces viejos ¨¢rboles, a la sombra de los cuales el "clero" y la "nobleza" observan como el pueblo trabaja, de sol a sol, en sus f¨¦rtiles tierras.
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