El 'pibe' tranquilo
Mascherano se afianza a sus 20 a?os como medio centro del River y de la selecci¨®n argentina mientras aguarda que se decida su futuro
Juega como vive. Marca, quita, toca, calla, ayuda, est¨¢, anda por la cancha como por su casa... Javier Mascherano es de los que no se descontrolan porque creen que se llega siempre justo a tiempo a las citas con el destino. El pibe, 1,77 metros, 76 kilos, 20 a?os cumplidos en junio, calma el maremoto de ansiedad que crece estos d¨ªas a su alrededor por su probable pase al Madrid, aunque el Barcelona tambi¨¦n est¨¢ interesado en contratarle; se moja los pies en la oleada de versiones sobre su futuro como si tomara el sol en una playa desierta, apenas sonr¨ªe y, sin alterar la voz, dice a su representante, al presidente del River Plate, a la prensa que le acosa en Buenos Aires y, hoy, en Santiago de Chile, adonde lleg¨® con Argentina para disputar un partido clasificatorio para la Copa del Mundo: "Hay que estar tranquilos".
La frase est¨¢ registrada en su formaci¨®n. "Hay que estar tranquilos, pap¨¢", le dec¨ªa hace ya siete a?os, cuando ten¨ªa 13, a ?scar Mascherano, suplente en el Newell's Old Boys campe¨®n en 1974 y titular luego en el Argentino de Rosario, un Segunda. El padre le ve¨ªa ya las condiciones cuando Javier era delantero centro en el Alianza, de la Liga de San Lorenzo, el pueblo donde naci¨®, cercano a Rosario, la segunda ciudad argentina, 280 kil¨®metros al noroeste de Buenos Aires. "Era un 9, como yo", recuerda, orgulloso, ?scar. Y a?ade: "Despu¨¦s se fue a Barrio Vila, en el 95, y yo era el entrenador. Como delantero, era velocidad, potencia y remate. Pero a m¨ª me parec¨ªa que deb¨ªa jugar de 5, en el medio, porque llegaba a todas y despu¨¦s levantaba la cabeza y pon¨ªa la pelota donde quer¨ªa... Desde los 10 a?os entrega el bal¨®n as¨ª, con precisi¨®n infernal. De entrada, no quer¨ªa, pero le convenc¨ª de cambiar el puesto".
"El tercer a?o en Barrio Vila lo hizo en los juveniles. ?l estaba seguro de que iba a llegar a Primera. Siempre est¨¢ tratando de mejorar, nunca se conforma. De muy chico, me dec¨ªa: 'Quiero llegar a ser alguien, lograr algo'. Se hab¨ªa fijado esa meta y no hab¨ªa nada que se lo sacara de la cabeza. No quiso probarse ni en el Newell's ni en el Rosario Central porque hab¨ªa muchos jugadores y eligi¨® ir al Renato Cesarini. Yo le expliqu¨¦ que ese club jugaba los torneos de la Liga rosarina y no los de la AFA [la federaci¨®n nacional] y me contest¨®: 'No importa; hay que estar tranquilos, pa. Si juego bien ac¨¢, alguien me va a ver'. Siempre fue un pibe que supo lo que quer¨ªa. Me acuerdo de que el Indio Solari, el padre del madridista, me llev¨® a un costado y me dijo, convencido: '?ste va a ser el 5 de la selecci¨®n'. Y yo me largu¨¦ a re¨ªr", contin¨²a ?scar.
Y fue as¨ª. El destino le esperaba en los juveniles de Argentina. El entrenador, Hugo Tocalli, el segundo de Jos¨¦ Pekerman, le eligi¨® para la sub 15 y un a?o m¨¢s tarde el River le incorpor¨® a la S¨¦ptima Divisi¨®n. Le convocaron para la sub 17 y la sub 20. Viaj¨® al Mundial de 2002 para completar el equipo en los entrenamientos de los mayores y desde entonces Marcelo Bielsa le tuvo en cuenta para cada partido. Por primera vez en la historia del f¨²tbol argentino, un jugador debut¨® en la selecci¨®n absoluta antes que en su club. El d¨ªa anterior, s¨®lo coment¨®: "Es un partido m¨¢s. Hay que estar tranquilos".
All¨ª donde est¨¦, hoy en Santiago si le toca jugar o en Atenas cuando gan¨® la medalla ol¨ªmpica, al terminar el encuentro de turno, Javier llama a su padre para que le d¨¦ su opini¨®n. "S¨¦ que ¨¦l no me va a mentir y que siempre me se?alar¨¢ algo que corregir", advierte. A su vez, tras los comentarios, ?scar le preguntar¨¢: "?Sent¨ªs que dejaste todo por tu equipo en el campo?". Si Javier est¨¢ convencido de eso, al margen del resultado y de su actuaci¨®n, dir¨¢: "S¨ª, pap¨¢". Y, entonces, ¨¦ste, con los ojos llenos de l¨¢grimas, a?adir¨¢: "Eso es lo m¨¢s importante, hijo".
Los cr¨ªticos aseguran que "ser¨¢ el medio centro de la selecci¨®n por los pr¨®ximos 10 a?os o hasta que se retire". Javier no se lo cree y responde: "No; hay que ganarse la titularidad en cada partido". Los compa?eros y los expertos se asombran de su juego y coinciden en que "tiene 20 a?os y se mueve con la sabidur¨ªa de uno de 30". Javier no piensa igual. Cree que "todos los d¨ªas hay algo que aprender". Cuando le hablan del Madrid o el Bar?a y de la responsabilidad de llegar para ocupar un puesto clave, sonr¨ªe: "El problema, por ahora, no es m¨ªo. Ya veremos. Hay que estar tranquilos". Su supuesto traspaso al Madrid se habr¨ªa acordado en julio y demorado hasta diciembre porque los directivos y el entrenador del River quer¨ªan retenerle un torneo m¨¢s y el propio Mascherano deseaba disfrutar de jugar m¨¢s partidos en Primera, ya que ha disputado menos oficiales que con la selecci¨®n.
Al pibe tranquilo s¨®lo logr¨® alterarle "Dios" cuando le llam¨® por tel¨¦fono para pedirle una camiseta. Todav¨ªa siente escalofr¨ªos al contar que atendi¨® el tel¨¦fono y era ?l: "Era ?l, era ?l. Diego me llam¨® a m¨ª para pedirme una camiseta. Quer¨ªa tener una camiseta m¨ªa. Maradona quer¨ªa tener una camiseta m¨ªa. Le dije que se la iba a llevar y lo conoc¨ª. Me habl¨®. Diego me habl¨®. No me acuerdo de lo que me dijo. Que le gustaba como jugaba... La verdad, no me acuerdo de nada. Yo lo miraba. No pod¨ªa creer que estaba ah¨ª, con ?l". En realidad, Maradona dijo despu¨¦s mucho m¨¢s que eso. Destac¨® a Mascherano como uno de los mejores jugadores que vio en ese puesto. Palabra del dios argentino del f¨²tbol. Am¨¦n.
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