Pitones muy sospechosos
Si los toros pertenecieran a un hierro moderno, estar¨ªamos hablando con rotundidad de una corrida afeitada con descaro; pero la leyenda de Miura obliga a la duda. ?Estaban o no afeitados los toros lidiados ayer en Sevilla? ?Qu¨¦ necesidad tiene Miura de manipular sus toros? Se admiten preguntas y m¨¢s dudas, pero lo cierto es que el primero de la tarde salt¨® al ruedo con el pit¨®n derecho como una flor en primavera, y los restantes, a excepci¨®n del cuarto, salieron de los caballos con los pitones indecorosamente escobillados. ?Enfermedad, cuernos de mantequilla o fraude? Nunca se sabr¨¢, pero el espect¨¢culo fue denigrante para el hierro y para esta plaza.
Dicho lo cual, la corrida decepcion¨®, pero no aburri¨®. Decepcion¨® porque prevalecieron la invalidez, la falta de casta, la mala uva y las embestidas inciertas, pero no aburri¨® porque eran toros serios, listos y con mucho sentido, como corresponde a su familia. Con toros as¨ª y con toreros valientes no tiene cabida el aburrimiento.
Miura / Fundi, Padilla, Vilches
Toros de Miura, bien presentados y con cuajo, inv¨¢lidos, broncos y sosos. El Fundi: dos pinchazos -aviso-, un pinchazo y dos descabellos (ovaci¨®n); pinchazo y ovaci¨®n (vuelta). Juan Jos¨¦ Padilla: bajonazo y tres descabellos (silencio); tres pinchazos y media (silencio). Luis Vilches: pinchazo y bajonazo (oreja); cinco pinchazos, media -aviso- y cinco descabellos (silencio). Plaza de la Maestranza, 12 de octubre. M¨¢s de media entrada.
Ciertamente, pocos peros se le pueden poner a la terna, valerosa, responsable, torera en todo momento ante una corrida tan dificultosa. Y el cuadro de honor lo preside Juan Jos¨¦ Padilla, atent¨ªsimo durante toda la lidia, que hizo un quite aut¨¦nticamente providencial a El Fundi, cuando el cuarto toro lo atropell¨® y volte¨® en banderillas.
Muy serio y poderoso estuvo Fundi, el torero de Fuenlabrada, con un lote dif¨ªcil, ante el que se mostr¨® con sobrado oficio, banderille¨® con muchos recursos, aguant¨® hachazos de miedo y sali¨® indemne del envite, a pesar de otra espectacular voltereta en su segundo.
Portentoso se le vio a Padilla en el tercio de banderillas, en el que todos los toros cortaron peligrosamente el viaje. Lidi¨® a su lote con gallard¨ªa y sin apreturas, como corresponde a su gran experiencia, pero sin lucimiento, porque ni posee condiciones para ello ni sus toros lo permitieron.
Y Luis Vilches se estren¨® con tan temida divisa y le toc¨® un inv¨¢lido y noblote primero que le permiti¨® esbozar un toreo elegante. Pero s¨®lo lo esboz¨®, quiz¨¢ impresionado por la leyenda de Miura. Le concedieron, no obstante, una oreja tras un bajonazo, lo cual es un regalo inmerecido. Tampoco se confi¨® con el sexto, con el que quiso y no pudo. Muy despegado, fuera de cacho, su labor result¨® insulsa y tediosa.
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