La tisana de perejil, la miel rosada y la planta del guayac¨¢n
Crist¨®bal Col¨®n era un hombre frugal con las comidas. Su plato favorito era la perdiz. El navegante utilizaba distintas medicinas para aliviar sus dolencias. Se serv¨ªa de la tisana de perejil para combatir los dolores de la gota. Con la miel rosada (miel derretida en p¨¦talos de rosa) intentaba evitar que le sangraran las enc¨ªas y prevenir el escorbuto.
Los miembros de las expediciones de Col¨®n aprendieron a valerse de remedios ultramarinos. As¨ª, el copal (semejante al cactus y con cuyo jugo se anestesiaba a los enfermos) y la planta del guayac¨¢n (palo del Brasil), utilizada para hacer frente a la s¨ªfilis, fueron de mucha utilidad para aquellos hombres que se adentraban en el Nuevo Mundo. La planta del tabaco les serv¨ªa, entre otras cosas, para mitigar los dolores de cabeza.
"Estas personas utilizaban remedios muy caseros. La medicina era la dieta. O se sangraba a la gente por las buenas. Se fiaban mucho de la medicina ind¨ªgena", comenta la investigadora del CSIC Consuelo Varela. Aquellos descubridores se valieron de las plantas medicinales con intensidad, ya que tan s¨®lo un m¨¦dico, Diego ?lvarez Chanca, les acompa?¨® en el segundo viaje. Las extremas condiciones que viv¨ªan hicieron que el galeno permaneciera en Am¨¦rica menos de un a?o.
La falta de cuidados m¨¦dicos acarre¨® muchos problemas de salud en los primeros a?os de colonizaci¨®n. Aquellos hombres sufrieron epidemias de gripe que llevaron a la tumba a la mitad de la tripulaci¨®n y de la incipiente poblaci¨®n de La Isabela (la primera ciudad construida en el Nuevo Mundo, en la isla de La Espa?ola, actualmente Santo Domingo). La gripe fue provocada por unos cerdos que los expedicionarios llevaron desde Canarias en el segundo viaje. Tambi¨¦n padecieron viruela. Para ambas enfermedades no hab¨ªa ni tratamiento ni remedio.
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