Magistral Michael Mann

Los disparos no suenan de la misma forma en las pel¨ªculas de Michael Mann que en las de los dem¨¢s. Un tipo cualquiera camina por un aeropuerto, Mann coloca su c¨¢mara, su mirada, junto a la oreja del protagonista y ya est¨¢s metido en una historia de Patricia Highsmith o de John Le Carr¨¦. Nadie ha dicho a¨²n una palabra, pero la sangre corre a distinta velocidad. Es el poder del cine, las virtudes de los que filman de una forma tan personal que dejan su sello en cada secuencia. Luego, el resultado final, la totalidad de la obra, puede resultar fallida, como en Ali (2001); magn¨ªfica, como en Ladr¨®n (1983), Hunter (1986), El ¨²ltimo mohicano (1992) o Heat (1995), o una obra maestra absoluta, caso de El dilema (1999) o esta Collateral que ahora se estrena, cine en estado puro.

Mann te agarra del cuello desde el primer instante y ya no te suelta. ?l marca el ritmo. Por momentos pausado, por momentos ¨¢gil, pero sin obviedades. Una conversaci¨®n puede resultar vertiginosa y una persecuci¨®n ser relativamente sosegada. No se trata de apabullar con centenares de planos por minuto para enga?ar al espectador con un falso diapas¨®n que s¨®lo encubre el mero artificio. Collateral cuenta, casi en tiempo real, la demencial carrera de un taxista y su cliente por una nocturna y desolada Los ?ngeles. Un recorrido en el que cada parada significa la p¨¦rdida de una vida. El ¨¢ngel exterminador est¨¢ de cacer¨ªa y ha encontrado el mejor m¨¦todo para ir de una estaci¨®n a otra. Un avejentado Tom Cruise borda a ese inteligente y elegante asesino que podr¨ªa haber estudiado en Harvard o haber hecho un master constante en la universidad de la vida. Jamie Fox muestra una gran variedad de registros como el esperanzado trabajador al que le ha tocado la china entre los 4.000 taxistas que pueblan la ciudad. Junto a ellos, una galer¨ªa de tipos que, con apenas una sola secuencia, saben aprovechar el material que les ha regalado el guionista para su deleite interpretativo. Como Javier Bardem, al que le han ofrecido un papel clave con un parlamento cercano a aquel cuento de La cigarra y la hormiga de Los lunes al sol.

Stuart Beattie es el autor de este redondo gui¨®n en el que no s¨®lo destaca la idea inicial y el pen¨²ltimo salto mortal que se guarda bajo la manga. Lo mejor de la escritura de Beatty es la alt¨ªsima calidad de sus di¨¢logos, especialmente la conversaci¨®n entre Foxx y la fiscal, a la que da vida Jada Pinkett, y, por supuesto, los duelos dial¨¦cticos entre Cruise y su ch¨®fer. Beattie es un misterio, un hombre que hasta ahora hab¨ªa penado por el Hollywood del cine familiar, uno de esos mercenarios de la escritura que un buen d¨ªa dan la sorpresa con una historia como la de Collateral. Por su parte, Mann, una vez m¨¢s, le da la vuelta a los g¨¦neros gracias a su toque maestro para describir las relaciones personales. Heat parec¨ªa un thriller, pero ten¨ªa estructura y personajes de western y di¨¢logos de drama rom¨¢ntico. El dilema era una par¨¢bola pol¨ªtica con toques de existencialismo, aunque ven¨ªa disfrazada de intriga criminal. El que quiera ver en Collateral tan s¨®lo un filme de acci¨®n es que no ha hurgado detr¨¢s y no ha visto la disertaci¨®n sobre la urgencia de la vida en una sociedad que s¨®lo sabe tomarse un merecido descanso observando la vulgar postal de una paradisiaca playa.