Dieta suicida en un valiente documental

La apuesta del documentalista estadounidense Morgan Spurlock es un valent¨ªsimo ¨®rdago: en primer lugar, por el envite a una de las empresas m¨¢s poderosas del mundo y, a¨²n m¨¢s meritorio, por el funambulista ejercicio en contra de su propio estado de salud. Treinta d¨ªas desayunando, almorzando y cenando exclusivamente comida y bebida de McDonald's (sin ensaladas, pues ¨¦stas quedaban fuera); filmar el suplicio, pasar exhaustivos controles m¨¦dicos y analizar los cambios en el organismo producidos por semejante fest¨ªn. Contado as¨ª, casi dan ganas de vomitar desde el inicio.

El objetivo de Super Size Me es demostrar que parte de la culpa del estruendoso aumento de la obesidad en el pa¨ªs que invent¨® y export¨® a todo el mundo la comida basura es de la ausencia de informaci¨®n que ofrecen ciertas grandes empresas sobre sus productos, sobre su composici¨®n y sobre sus posibles efectos secundarios.

La primera ventaja que tiene Spurlock para contar su odisea alimenticia es que (como tambi¨¦n le ocurre, por ejemplo, a Michael Moore) es un animal de cine, con un gran sentido del humor y una rapidez mental muy de agradecer. As¨ª, sus comentarios a la c¨¢mara siempre aportan algo m¨¢s que informaci¨®n, aportan humanidad. Junto a su consciente tortura, el creador a?ade numerosas declaraciones de especialistas o de simple gente interesada, desde expertos en nutrici¨®n a abogados, desde pol¨ªticos relacionados con el sistema sanitario a simples adictos al doble Whopper con queso. Todo ello ante la atenta (y preocupada) mirada de sus familiares y amigos. Es decir, todo lo necesario para la realizaci¨®n de un buen reportaje period¨ªstico narrado en primera persona. De este modo, Spurlock analiza el multitudinario ¨¦xito de las sedes de McDonald's con los ni?os a trav¨¦s de una experiencia pr¨¢ctica a modo de encuesta tan desternillante como preocupante: de una serie de im¨¢genes de personajes famosos, entre ellos George W. Bush y Jesucristo, el m¨¢s conocido para los cr¨ªos por abrumadora mayor¨ªa era Ronald, el payaso mascota de McDonald's.

Evidentemente, el colesterol, el peso y la tensi¨®n arterial del suicida documentalista se disparan, pero siempre queda la duda de la manipulaci¨®n en efectos como el insomnio, el malestar general, la ausencia de apetito sexual y la depresi¨®n, dif¨ªcilmente demostrables. Sin embargo, el valor de Super Size Me va m¨¢s all¨¢ de una simple revelaci¨®n contada a trav¨¦s de un excelente montaje. Lo mejor de la pel¨ªcula es su valent¨ªa para entrar en guerra con uno de los mayores imperios empresariales del mundo, cuyos responsables nunca quisieron contestar las reiteradas llamadas de Spurlock, pero que, tras el estreno de la pel¨ªcula en el Festival de Sundance, decidieron cambiar algunas de sus normativas.

Super Size Me es un golpe contra toda la cultura americana del comportamiento, contra su sistema de alimentaci¨®n en los colegios p¨²blicos y contra la era del marketing y la publicidad.