Un torpedo a la pol¨ªtica del Ejecutivo
La doble reacci¨®n del Gobierno al rechazo en el aeropuerto de La Habana del diputado y secretario de relaciones internacionales del PP, Jorge Moragas -un varapalo a la intransigencia de Fidel Castro, pero tambi¨¦n un tir¨®n de orejas al partido de la oposici¨®n para que secunde la acci¨®n exterior del Ejecutivo- se explica porque el incidente representa un torpedo en la l¨ªnea de flotaci¨®n de la pol¨ªtica de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero hacia Cuba.
M¨¢s all¨¢ de las reacciones cubanas adversas que provocar¨¢ la obligada intervenci¨®n de las autoridades espa?olas en apoyo del parlamentario vejado, ?qui¨¦n puede pensar en pedir a Bruselas que relaje sus medidas de presi¨®n contra el r¨¦gimen castrista cuando dos diputados de Holanda, pa¨ªs que ostenta ahora mismo la presidencia de la UE, han recibido el mismo maltrato que Moragas?
El propio Zapatero ratific¨® esa intenci¨®n pol¨ªtica el pasado viernes en Hungr¨ªa, casi a la misma hora en que los acontecimientos se desataban en La Habana. Reiter¨® tambi¨¦n que el cambio de enfoque se debe a que el Gobierno estima que la situaci¨®n de aislamiento de los embajadores europeos en Cuba, producto de la actual posici¨®n comunitaria, no favorece a los cubanos ni a Europa. E insisti¨®, una vez m¨¢s, en que las medidas europeas no podr¨¢n ser modificadas mientras Castro no haga suficientes gestos de apertura. El ministro de Exteriores, Miguel ?ngel Moratinos, ha pedido a su hom¨®logo cubano, Felipe Roque, la liberaci¨®n de importantes disidentes. Muchos socios en la UE, entre ellos los nuevos del Este y fundadores como Francia, han dejado claro que, sin ese paso, de modificar el enfoque ni se habla.
Hay pocas dudas de la voluntad del PP de convertir este proyecto del Gobierno en piedra de choque para la pol¨ªtica interna. Sin decir, como en otros casos, que lo ¨²nico que pretende Zapatero es deshacer lo hecho por Aznar, gran inspirador de la actual posici¨®n comunitaria, el tono de la pregunta formulada en la sesi¨®n de control del pasado 6 de octubre suger¨ªa una acusaci¨®n m¨¢s grave: que el Ejecutivo es c¨®mplice de la dictadura castrista.
Los populares anunciaron simult¨¢neamente que, si los disidentes no eran invitados el 12 de octubre a la Embajada espa?ola, ir¨ªan a solidarizarse con ellos a La Habana. El Gobierno curs¨®, finalmente, la invitaci¨®n, pero el PP mantuvo la pol¨¦mica con la petici¨®n de destituci¨®n del embajador Carlos Alonso Zald¨ªvar, porque expuso los principios de la pol¨ªtica de Zapatero en la fiesta de la Embajada.
El desenlace de la misi¨®n de Moragas era absolutamente previsible desde que anunci¨® que viajar¨ªa a ver a los disidentes en Cuba con un visado de turista. Moratinos reprocha ahora al PP esta pol¨ªtica de hechos consumados que compromete al Estado y le deja poco margen de maniobra.
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