Una mente torcida
Lo fascinante del ¨²ltimo libro de Juan Crist¨®bal Pe?a es que muestra con claridad de qu¨¦ manera la literatura puede operar como universo aut¨®nomo de la realidad
El ¨²ltimo libro del periodista Juan Crist¨®bal Pe?a, Letras torcidas: un perfil de Mariana Callejas (Santiago, Ediciones UDP, 2024), es una joya del periodismo chileno, y est¨¢ repleto de ense?anzas para quien quiera entender c¨®mo una persona com¨²n y corriente pudo transformarse en una nueva expresi¨®n de la banalidad del mal. En tal sentido, el libro de Pe?a invita a revisitar la tesis de Hannah Arendt sobre Eichman, aunque en este caso a trav¨¦s de una carrera literaria truncada.
El libro de Pe?a relata, al cabo de varias horas de entrevistas y a partir de la lectura de los libros (publicados o rechazados por todo tipo de editoriales) de Mariana Callejas, la historia pol¨ªtica y social de Chile (desde fines de los 60 hasta finales de los 70) que condujo a esta escritora ¨Cque nunca fue reconocida como tal por sus pares¨C a incursionar en la relaci¨®n entre crimen pol¨ªtico y literatura, desafiando la frontera que separa la realidad de la ficci¨®n. Se trata de la biograf¨ªa de una chilena que, tras haber vivido en un kibutz en Israel cultivando una forma de sionismo socialista y residido en distintos momentos en Nueva York (en donde protest¨® contra la guerra de Vietnam), termina finalmente aterrizando en su pa¨ªs natal, contrayendo matrimonio con un joven estadounidense (Michael Townley) vinculado a la Direcci¨®n de Inteligencia Nacional (DINA) durante la dictadura militar de Pinochet. Lo torcido no solo de sus letras, sino de la mente de Mariana Callejas, es que anim¨® un taller literario en una casa de seguridad de la DINA en donde se torturaba y asesinaba en uno de sus pisos entre taller y taller en los que se conversaba sobre Camus, Hemingway o Flaubert, y se discut¨ªan cuentos de los participantes. Lo inaudito es que Callejas tambi¨¦n se transform¨® en agente de la DINA, participando junto a su marido en varios atentados en el extranjero en contra de l¨ªderes de izquierda, los que alimentaban directa o indirectamente la trama de varios de sus cuentos, generalmente coloc¨¢ndose en la perspectiva de quien estaba muriendo (a menudo, un guerrillero). Como bien dice Gonzalo Contreras, un notable escritor chileno quien, de adolescente, frecuent¨® ese taller siniestro: Mariana Callejas es ¡°un enigma que nunca llegar¨¦ a comprender¡± (p.147).
Pero el libro de Pe?a es tambi¨¦n notable por su funci¨®n telesc¨®pica de la realidad en el Chile de aquel entonces. La vida enfermiza de Callejas permite entender y dimensionar la naturaleza terrorista y, a decir verdad, desmesurada de una dictadura que busc¨® eliminar a opositores en el extranjero. Es ese car¨¢cter desmesurado, desentendi¨¦ndose de la idea misma de frontera entre pa¨ªses, que se aprecia en el asesinato del ex comandante en jefe del Ej¨¦rcito Carlos Prats (Buenos Aires, 1974), del ex canciller de Salvador Allende Orlando Letelier (Washington, 1976) y del intento de asesinato a balazos del pol¨ªtico democratacristiano Bernardo Leighton (Roma, 1975). La desmesura es, adem¨¢s, palpable en el solo hecho de que un matrimonio de agentes civiles provenientes de la nada, quienes se ofrecieron para colaborar inicialmente con el movimiento de extrema derecha Patria y Libertad bajo el gobierno de Salvador Allende y en seguida con la DINA, terminaron perpetrando atentados en tierra extranjera.
La casa de Lo Curro que sirvi¨® de taller literario y de centro de tortura, fue tambi¨¦n un lugar en el que transitaban terroristas cubanos (Virgilio Paz) e italianos: no pocos, sino varios, lo que ya nos habla de un atisbo de internacional negra que estuvo tempranamente en la mente de Manuel ¡®Mamo¡¯ Contreras, el feroz jefe de la DINA. En el epicentro de todo este horror, se encuentra la vida pat¨¦tica de Mariana Callejas, una chilena que solo se interesaba en la literatura, que no entend¨ªa mucho de pol¨ªtica y que lo ¨²nico que le interesaba era ser reconocida como escritora. En el origen de ese deseo irrefrenable de reconocimiento, mucho tuvo que ver Enrique Lafourcade, una suerte de dios literario (le llamaban el ¡°maestro¡±) quien, tras escuchar la lectura de uno de los cuentos de Callejas, lo celebr¨® como ¡°magn¨ªfico¡± ante una quincena de escritores aprendices (dos de los cuales terminaron siendo notables escritores, Gonzalo Contreras y Carlos Franz). La tragedia de Callejas, vivida como tal, se inicia cuando los peri¨®dicos publicaron el nombre de quien no lleg¨® a ser escritora como protagonista de atentados: a partir de ese momento, el taller literario sufre una bancarrota moral, al ser abandonado por quienes lo frecuentaban. Incluso el ¡°maestro¡± Lafourcade la desconoci¨®, aparentemente sin entregar ning¨²n tipo de explicaci¨®n. Ese fue el preciso origen del ostracismo de Callejas, y de la muerte en vida literaria de esta mente torcida: ¡°es que es tan triste escribir, y que uno encuentre que lo hizo bien, y que no te publique nadie¡± (p.27).
Lo fascinante del libro de Pe?a es que muestra con claridad de qu¨¦ manera la literatura puede operar como universo aut¨®nomo de la realidad (en el taller de Callejas, de pol¨ªtica no se hablaba). En ese sentido, se trata de un libro complejo sobre una vida triste, cuyo enigma es dif¨ªcil de resolver.
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