Tradiciones en conserva
La empresa barbate?a abre un museo complementario a su almac¨¦n de pescado
Un almac¨¦n frente a un puerto pesquero puede servir para guardar pescado, pero tambi¨¦n para hacer acopio de una historia milenaria. Una industria conservera puede dedicarse a elaborar y envasar productos pero, al mismo tiempo, ser la impulsora de un proyecto cultural que evite que se pierdan las tradiciones de un pueblo. Es lo que ocurre en la localidad gaditana de Barbate, donde la compa?¨ªa Conservas y Salazones La Barbate?a, SL, ha abierto un museo, que sirve a la vez de sala de degustaciones, galer¨ªa de arte y muestra de artesan¨ªa. Tambi¨¦n hay una tienda en la que se ofrecen, a modo de tesoros, suculentos platos marineros presentados en cuidados tarros de cristal, marca insigne de la casa.
El responsable de la compa?¨ªa, el gaditano Jes¨²s Mart¨ªnez, relata que, cuando hace ocho a?os, decidi¨® crear una industria conservera, ya ten¨ªa claro que su proyecto no acababa ah¨ª. Su peque?a planta de producci¨®n y envase la situ¨® en Barbate, municipio donde ya exist¨ªan referentes de renombre en el sector. Irrumpi¨® con aires innovadores, rechazando el aluminio y apostando por el vidrio, abandonando las preparaciones habituales de las conservas para recuperar platos de toda la vida, que, hasta ese momento, no se hab¨ªan envasado. Su revoluci¨®n no fueron las nuevas tecnolog¨ªas sino todo lo contrario: volver a las sartenes y ollas en las que hacer bailar al at¨²n o al choco con recetas de las cocinas barbate?as.
Esta vocaci¨®n es la misma con la que ha abierto una sala museo justo enfrente del muelle pesquero de la localidad. "Quer¨ªamos recuperar la tradici¨®n marinera, la historia de esta zona, reunir en este espacio la identidad de Barbate", explica Mart¨ªnez.
Mientras su conservera sigue funcionando, ¨¦l ha centrado gran parte de sus esfuerzos en levantar esta instalaci¨®n cultural en la que, al entrar, el visitante regresa al pasado. Se nota, incluso, al pagar. La moneda en el museo es el gades. Se compra con r¨¦plicas exactas del dinero fenicio que ahora se cotizan a dos euros cada una.
Un cuidado dise?o del escultor Emilio Santander ha convertido el almac¨¦n en la bodega de un barco como el Sant¨ªsima Trinidad, el buque que se hundi¨®, con cientos de espa?oles a bordo, en la Batalla de Trafalgar. El museo se divide en tres secciones. Una dedicada a este episodio hist¨®rico; otra, al desarrollo de las conservas; y la tercera, a la historia de la pesca. Tres ideas sobre las que hilvanar la imagen de Barbate.
"El museo es s¨®lo el escaparate de lo que queremos hacer", aclara Jes¨²s Mart¨ªnez. Porque su idea es mucho m¨¢s amplia y el reto m¨¢s ambicioso. "Nuestro objetivo es crear, con el apoyo de las administraciones, un centro de investigaci¨®n, recuperaci¨®n y formaci¨®n que permita recordar viejos oficios, ahondar en las tradiciones de Barbate y dar empleo a muchos de los que se quedaron sin faena por la p¨¦rdida del caladero marroqu¨ª". Es su meta de futuro.
Entre los proyectos, el m¨¢s cercano es renovar su imagen bajo el nombre Conservas de C¨¢diz tradici¨®n milenaria. Hay otra idea, la de crear la denominaci¨®n Artesanos del mar, que dar¨¢ trabajo a profesionales a los que se les encargar¨¢ la reproducci¨®n de ¨¢nforas, cer¨¢micas y r¨¦plicas antiguas para vender como recuerdos de calidad. "Crearemos los productos para fomentar una demanda", explica.
El impulsor del museo dice sentirse "satisfecho" de lo conseguido hasta ahora, aunque, al mismo tiempo, no pueda dejar de hablar de todo lo que est¨¢ pendiente: colocar en el techo un banco de grandes atunes m¨®viles, ultimar una exposici¨®n sobre el libro por excelencia de la construcci¨®n naval o prepararse para la visita de m¨¢s de cinco mil escolares durante el curso. Habr¨¢ representaciones a cargo de actores y gu¨ªas que ense?ar¨¢n a los m¨¢s peque?os el pasado de un pueblo mientras disfrutan de platos exquisitos.
Jes¨²s Mart¨ªnez no considera extra?o ser, al mismo tiempo, responsable de una industria conservera y un museo. Porque la meta es la misma: envasar tradiciones como garant¨ªa de futuro.
Recetas de toda la vida
Dicen que el at¨²n es el cerdo del mar porque de ¨¦l se aprovecha todo. Es el pescado que ofrece m¨¢s posibilidades para envasar. Algo que saben bien en Conservas y Salazones La Barbate?a', donde han apostado por hacer arqueolog¨ªa de la cocina de Barbate, trasladar las recetas de toda la vida a su f¨¢brica. Entre los productos con at¨²n de m¨¢s salida, est¨¢n las alb¨®ndigas al Pedro Xim¨¦nez y el solomillo con salsa de almendra o con pi?ones y pasas. Y no van muy lejos en busca de los ingredientes, todas las conservas se culminan con materia prima de la comarca.
El responsable de la empresa, Jes¨²s Mart¨ªnez, dice que su planta barbate?a se parece a una cocina cualquiera, con la ¨²nica diferencia de que las ollas y las sartenes son un poco m¨¢s grandes. No sale del municipio para encontrar los productos, pero s¨ª para venderlos al exterior. Las conservas pesqueras han encontrado grandes aficionados en el territorio nacional, gracias a los departamentos de gourmet de los centros comerciales, y tambi¨¦n en Francia, B¨¦lgica o Inglaterra, donde triunfa la sardinilla.
En el segundo centenario de la batalla de Trafalgar, que se conmemora en 2005, Mart¨ªnez espera que una mayor afluencia de visitantes.
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