Paternalismo en la principal heredera de la URSS
Bielorrusia es un pa¨ªs tranquilo, habitado por personas "pac¨ªficas, trabajadoras y cumplidoras", que "piensan en el futuro y votan por la estabilidad" y que adem¨¢s gustan de cantar y bailar vestidos en trajes regionales, de creer el avasallador mensaje de los canales de televisi¨®n y los medios de comunicaci¨®n estatales de este pa¨ªs liderado por Alexandr Lukashenko.
Adem¨¢s de la propaganda de corte sovi¨¦tico, que glorifica ¨¦xitos econ¨®micos y sociales en un entorno supuestamente hostil, el r¨¦gimen bielorruso ha cultivado una imagen primitiva y rural del pa¨ªs. Mujeres hermosas pasean sonrientes por prados verdes, mientras parejas j¨®venes contemplan con emoci¨®n el piso que van a estrenar y los veteranos de la segunda Guerra Mundial, bien provistos de patatas para el invierno, bendicen al presidente porque no hay guerra y porque les son reconocidos moralmente los m¨¦ritos del pasado. El presidente, mientras tanto, hace de "padre" de todos y mantiene el orden en el hogar.
Tras la fachada de este mundo paternalista hay un entramado opaco y kafkiano, a veces siniestro, dominado por el servilismo, la incultura, el miedo y la fidelidad al l¨ªder, que lleg¨® a ser director de una explotaci¨®n agr¨ªcola sovi¨¦tica y que es buen conocedor de la psicolog¨ªa de sus conciudadanos.
En privado, muchos de los propagandistas del r¨¦gimen son personas l¨²cidas y racionales. En p¨²blico, sin embargo, compiten en cinismo por glorificar al l¨ªder, con el que vinculan la d¨¦cada de estabilidad vivida desde su llegada al poder en 1994. Lo "nuestro" se afirma una y otra vez por oposici¨®n a lo que viene de Rusia o lo que viene de Occidente. Por "nuestro" se entiende un modo de vivir solidario y colectivista, que por alguna raz¨®n incomprensible topa con m¨²ltiples enemigos, desde el Congreso norteamericano, que ha tomado una posici¨®n cr¨ªtica y militante sobre el estado de la democracia en Bielorrusia, hasta los pa¨ªses europeos, acusados de hipocres¨ªa y doble moral.
La Bielorrusia de Lukashenko ha asumido el papel de principal heredera de la URSS y sus defensores aseguran que los resultados econ¨®micos de este pa¨ªs "socialmente orientado" son los mejores de la Comunidad de Estados Independientes. Sin embargo, este mundo feliz puede resultar ahogante a quienes tienen ambiciones intelectuales orientadas hacia el mundo exterior. Alumnos de una universidad europea, actualmente clausurada, experimentan hoy las dificultades de estudiar en la universidad estatal, con sus jerarquizadas relaciones, y tambi¨¦n presiones para ingresar en la asociaci¨®n de las juventudes oficiales del r¨¦gimen. Sus antiguos profesores tratan de encontrar trabajo en otros centros, que les temen como si fueran portadores malditos del virus occidental. En la universidad de Lukashenko hoy se prima el ingreso de los j¨®venes de origen campesino, no se valora el conocimiento de lenguas extranjeras ni el conocimiento de la propia lengua bielorrusa y se trata de reducir al m¨ªnimo los contactos con el exterior. La oposici¨®n pol¨ªtica puede castigarse con la p¨¦rdida del puesto de trabajo. Resistir es posible pero d¨ªficil, porque las oportunidades fuera del mundo oficial son limitadas, dado el poco desarrollo de la sociedad civil y de un sector econ¨®mico desvinculado del Estado.
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