Y van dos
Tamerlano, de Haendel, es una ¨®pera de argumento id¨¦ntico al de Il Bayazeto de Vivaldi que, tambi¨¦n en versi¨®n de concierto, se escuch¨® en el Palau el pasado abril. En ambas se muestran muchos de los estereotipos de la ¨®pera barroca que m¨¢s dif¨ªciles resultan al espectador actual, m¨¢xime en versi¨®n de concierto. Por eso, en alg¨²n momento pudo parecer descabellado programarlas casi juntas. El resultado m¨¢s aparente fue el mismo: el p¨²blico fue abandonando la sala en las tres horas que duraba cada una.
No faltan, sin embargo, argumentos a favor. El primero, obvio, es la maravillosa m¨²sica de Vivaldi y la no menos de Haendel: ante esos pentagramas cae cualquier objeci¨®n. Otra raz¨®n ser¨ªa la calidad de los int¨¦rpretes: Si aquella vez fue Fabio Biondi, con Europa Galante; en esta ocasi¨®n, Emmanuelle Ha?m, dirigiendo Le Concert d'Astr¨¦e, dej¨® bien claro que quienes niegan la capacidad de dirigir a las mujeres son trogloditas de pro. Todo su cuerpo -e inteligencia- estuvieron al servicio de Haendel para desentra?ar la partitura; en t¨¦rminos musicales (claridad en el contrapunto, atenci¨®n a las l¨ªneas estructurales, etc) y tambi¨¦n emocionales: los rancios contenciosos entre sultanes, pr¨ªncipes, padres, amantes o aspirantes a serlo, los desenga?os y recuperaciones de la fe en la persona amada, etc, se tradujeron con cierta verosimilitud, gracias a la sabidur¨ªa de Haendel y a la de la directora que convert¨ªa en sonido el papel pautado.
Tamerlano (versi¨®n de concierto)
De G. F. Haendel. Le Concert d'Astr¨¦e. Emmanuelle Ha?m, directora. Solistas: Bejun Mehta, Carlo Allemano, Carolyn Sampson, Karine Deshayes, Marina de Liso, Paul Gay. Palau de la M¨²sica. Valencia, 17 de octubre de 2004
Huelga decir que todo ello hubiera sido imposible sin contar con unos instrumentistas de primera. Y con las voces: dos papeles que fueron estrenados por castrati en su d¨ªa (Tamerl¨¢n y Andr¨®nico) se adjudicaron aqu¨ª a un contratenor y a una mezzosoprano, estupendos ambos. Bayaceto estuvo a cargo un tenor de color bastante baritonal, si bien los pocos quiebros que tuvo estuvieron por arriba. Carolyn Sampson frase¨® con exquisitez su Asteria. Karine Deshayes se mostr¨® en¨¦rgica y convincente como Irene, muy segura en las agilidades, aunque un punto demasiado dura para estar enamorada. Y muy bien, por ¨²ltimo, el Le¨®n de Paul Gay.
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