A Ranieri se le va de las manos

A Ranieri se le ha ido el Valencia de las manos. Lo tuvo todo controlado mientras se enganch¨® a esa locomotora zurda que responde al nombre de Vicente. Se enganch¨® a sus goles, a su profundidad y a su efervescente estado de ¨¢nimo. Pero cuando Vicente se lesion¨® en una infausta noche en Bremen, el cuadro valencianista se desplom¨®. Es una calamidad tanto en defensa como en ataque. No se acuerda ya de defender, su asignatura preferida en los ¨²ltimos a?os, y tampoco de marcar. El sustituto de Vicente, Angulo, se enreda por la banda y Ranieri, pese a la evidencia, no ha sabido reaccionar. Es un s¨ªntoma inapelable de la confusi¨®n del entrenador italiano. El Valencia, al final, result¨® humillado por un Inter m¨¢s letal que bonito. Nada del otro mundo, pese a la contundencia del marcador. No juega al toque, como pretende Mancini, pero qu¨¦ m¨¢s le da si cuenta con Adriano para fabricarse un contragolpe tras otro. Pura dinamita en el ataque y dos jugadores muy por encima del resto: como se supon¨ªa Adriano, imparable cuando se abr¨ªa a una de las bandas: un prodigio de t¨¦cnica enfundada en un cuerpo de boxeador; y, como novedad, Stankovic, una aparici¨®n imprevista desde la segunda l¨ªnea que abri¨® el coraz¨®n valencianista. Mestalla, caballerosa, despidi¨® a Adriano con una ovaci¨®n de reconocimiento ante la oportunidad de ver en directo a este crack que nace de tan s¨®lo 22 a?os.

El delantero brasile?o del Inter fue imparable: es un prodigio de t¨¦cnica en un cuerpo de boxeador

Y eso que la in¨¦dita pareja de centrales valencianistas (David Navarro y Caneira) cumpli¨® mientras estuvo en el campo, hasta la sustituci¨®n del portugu¨¦s en el segundo tiempo. Mantuvo a raya en la primera parte a Vieri y a Adriano a base de anticipaci¨®n, de potencia y de inteligencia. Claro que poco pod¨ªa hacer si la estrella brasile?a se dejaba caer a la banda y montaba alguna de sus impresionantes cabalgadas. Entonces, s¨ª. Mestalla manten¨ªa la respiraci¨®n. El atacante brasile?o requer¨ªa un pelot¨®n para poder derribarlo. Y los valencianistas se lo tomaron como un gran reto: a ver qui¨¦n se atrev¨ªa. Nadie, la verdad.

El Valencia s¨ª carg¨® por la derecha con perseverancia y acierto irregular. Y as¨ª lleg¨® un precioso centro de Aimar que remat¨® Di Vaio top¨¢ndose con una gran estirada de Fontana. El veterano portero, que debut¨® ayer en la Champions, le dio as¨ª la raz¨®n a su entrenador, que lo hab¨ªa preferido al afamado Toldo. Aimar queda lejos de su mejor estado f¨ªsico, de ah¨ª que sus apariciones sean escasas. Y puede formar con Di Vaio una estupenda pareja, pero necesita tiempo y, sobre todo, apoyos.

El Inter de Mancini quiere jugar al toque, pero le falta calidad en sus centrocampistas. Sobre todo porque Ver¨®n se ha convertido en jugador vulgar. Sin la magia que lo envolvi¨® en los tiempos del Lazio. De manera que es mucho m¨¢s importante Cambiasso que Ver¨®n. El primero se meti¨® muy cerca de los centrales y, desde all¨ª, recuper¨® decenas de balones.

Ranieri se qued¨® clavado en el descanso, sin reaccionar a las deficiencias, y el Inter lo aprovech¨® con un arranque espectacular del segundo periodo. Stankovic apareci¨® en el ¨¢rea sin que nadie le prestara la menor atenci¨®n. Centr¨® Favalli y el serbio cabece¨® a la escuadra ante la mirada at¨®nita de Ca?izares. El Valencia, que ven¨ªa tocado, acus¨® el golpe, y, al minuto siguiente, se agrand¨® su herida: un magn¨ªfico centro desde la derecha de Adriano, con el exterior de su bota izquierda, sirvi¨® para que Vieri recuperara su antiguo vicio de marcar. Adriano se march¨® en este segundo tiempo a la banda derecha y por all¨ª hizo papilla al viejo Carboni.

Fontana volvi¨® a ser decisivo en otra gran parada a un cabezazo de Caneira en lo que pudo ser y no fue la urgente reacci¨®n del Valencia. Con dos goles de ventaja, el Inter se ech¨® una siesta y reserv¨® esfuerzos para enfrentarse la pr¨®xima jornada al Milan. Dio por muerto al Valencia. Pero una pared entre Di Vaio y Aimar reactiv¨® al cuadro de Ranieri, lo meti¨® en el partido, aunque s¨®lo fuera un par de minutos. Lo que tard¨® Mancini en dar entrada a Van der Meyde y ¨¦ste en hacerle un ca?o a Carboni antes de ajusticiar a Ca?izares. El pase, c¨®mo no, del gran Adriano, que no abandon¨® Mestalla sin marcar tras una buena internada por la derecha de Javier Zanetti. La gente, resignada, aplaudi¨® a Adriano y huy¨® despavorida de la grada a falta de un cuarto de hora para el final. Hundida y pensando en el Liverpool de Ben¨ªtez. ?Se acabaron los buenos tiempos europeos?