Bush y Kerry se disputan la victoria en tan s¨®lo una docena de Estados
os anuncios electorales de televisi¨®n se dirigen s¨®lo a la cuarta parte de los estadounidenses
La campa?a electoral para la presidencia de EE UU se libra en el 20% del pa¨ªs. El esfuerzo, el tiempo y el dinero de esta pelead¨ªsima elecci¨®n de 2004 se reparte en los swing states, la docena de Estados sin una mayor¨ªa definitiva en los sondeos, que pueden ir tanto a George W. Bush como a John Kerry. Por eso, los candidatos no viajan a California ni a Nueva York, pero no dejan de visitar Ohio y Florida; no hay pr¨¢cticamente anuncios en las televisiones locales de Massachusetts o de Tejas, mientras que los espectadores de Iowa y Pensilvania sufren un bombardeo de mensajes como nunca en su vida.
En un sistema de Colegio Electoral como el estadounidense, en el que el ganador de los votos populares en un Estado se lleva todos los grandes electores que le corresponden a ¨¦ste (igual a la suma de los esca?os que tiene atribuidos en el Senado y en la C¨¢mara de Representantes), la estrategia est¨¢ clara: un candidato tacha de su lista de campa?a dos tipos de Estados, los que tiene ganados y los que tiene perdidos. Bush elimina Tejas o Utah, que van a votar republicano pase lo que pase, y prescinde tambi¨¦n de California o de Nueva York, que son dem¨®cratas; Kerry hace lo mismo por razones inversas. Los candidatos s¨®lo van a esos lugares a recaudar fondos.
Seg¨²n un estudio de la Universidad de Wisconsin, "s¨®lo el 27% de la poblaci¨®n vive en los mercados televisivos en los que hay anuncios de campa?a". La lista de las 50 ciudades inundadas por los anuncios est¨¢ encabezada por Miami (Florida), Alburquerque (Nuevo M¨¦xico) y Reno (Nevada). Ser o no ser campo de batalla" es fundamental para estar en el mapa, pero tambi¨¦n repercute en la campa?a general: los mensajes se ajustan a cada audiencia, con lo que Kerry tiene que aparecer en iglesias y recordar su pasado de monaguillo cuando piensa en los cat¨®licos hispanos de Nuevo M¨¦xico, o decir que le encantan las armas cuando busca votos en las zonas rurales. Bush tiene menos problemas, porque su l¨ªnea es m¨¢s homog¨¦nea en seguridad y antiterrorismo, pero cuando su equipo hace triunfalismo econ¨®mico en Estados golpeados por la crisis, como ocurri¨® la semana pasada en Ohio, paga las consecuencias.
Entre los Estados indecisos, tres son vitales: Florida, Ohio y Pensilvania, que suman 68 votos. "El que gane dos de estos tres habr¨¢ ganado las elecciones", en opini¨®n del analista pol¨ªtico Charles Cook, que cree que "el acuerdo entre los expertos atribuye la etiqueta de "campo de batalla" a 10 Estados: los tres mencionados m¨¢s Iowa, Minnesota, New Hampshire, Nuevo M¨¦xico, Oreg¨®n, Virginia Occidental y Wisconsin. Entre todos re¨²nen 116 grandes electores. Hacen falta 270 para ganar. A estos diez se le suman, en ocasiones, Nevada, Arizona, Colorado y Maine. Seg¨²n la agencia AP, 22 Estados se orientan hacia Bush (222 votos) y 17 hacia Kerry (217 votos). El resto est¨¢ en el aire.
Hay datos alentadores para Kerry que indican que tiene seis puntos de ventaja en la docena de Estados decisivos. En Ohio -ning¨²n republicano ha sido presidente sin haber ganado all¨ª- va por delante, igual que en Pensilvania. En Florida hay empate, como en Iowa. Pero hay que tener cuidado con las encuestas, advierte The Wall Street Journal: "La situaci¨®n es muy vol¨¢til y la lectura de los sondeos pertenece m¨¢s al campo del arte que al de la ciencia, dadas las diferencias en t¨¦cnicas entre Estado y Estado. Y todo se complica m¨¢s por el aumento en el registro para votar y por la intensa polarizaci¨®n en cada partido". A esto hay que a?adir el factor Nader: el ecologista puede perjudicar a Kerry en cinco de los Estados clave.
El presidente estuvo ayer en Iowa, Minnesota y Wisconsin; el senador visit¨® Iowa y Pensilvania. El d¨ªa anterior, la batalla se libr¨® en Florida, Ohio y Pensilvania. El ex presidente Clinton, que se est¨¢ recuperando de su operaci¨®n de coraz¨®n, ha anunciado que va a bajar a la arena para apoyar a Kerry. Con los sondeos igualados y tras lo ocurrido en Florida en 2000, los dos partidos han movilizado a 20.000 abogados en los swing states para detectar irregularidades.
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