H¨¦roes a medida

Una de las ense?anzas humanas m¨¢s desgarradoras y heroicas que dej¨® tras de s¨ª el siniestro atentado contra las Torres Gemelas fue el comportamiento del cuerpo de bomberos de Nueva York, una de las instituciones m¨¢s fiables para el ciudadano medio americano, y sin duda alguna, los verdaderos protagonistas positivos, centenares de v¨ªctimas incluidas, de la tragedia provocada por el terrorismo fundamentalista isl¨¢mico. Era s¨®lo cuesti¨®n de tiempo que el cine americano se volviera a hacer eco de las haza?as de quienes luchan contra el fuego y los elementos, no en vano en el pasado siempre se les ha rendido cumplido homenaje en la gran pantalla: baste con recordar que uno de los filmes claves en el desarrollo del lenguaje audiovisual del primer cinemat¨®grafo fue Life of an American fireman (1903), de Edwin S. Porter, y no por casualidad fue tambi¨¦n uno de los primeros ¨¦xitos de p¨²blico en la historia del cine estadounidense. Y ¨¦se fue s¨®lo el comienzo.

Como tampoco se trata de hacer una pel¨ªcula/homenaje al Departamento de Bomberos de Nueva York, aqu¨ª las cosas se trasladan hacia Baltimore, mientras la peripecia se encarna no tanto en la brigada del t¨ªtulo (que tambi¨¦n), cuanto en un bombero individual cuya carrera en el cuerpo contemplamos mientras le vemos aguardar la llegada de sus compa?eros para que lo salven de una de las tantas trampas ag¨®nicas a que su trabajo parece condenarlo.

La estructura que sustenta la acci¨®n es, pues, una sucesi¨®n de flash-backs que nos permite conocer paso a paso la vida de nuestro hombre, desde que ingresa, novato absoluto, en el departamento hasta que se convierte en un reputado y recompensado especialista en auxilio inmediato, algo as¨ª como la aristocracia en una profesi¨®n cuya peligrosidad afecta, en realidad, a todos y cada uno de sus miembros.

Esta estructura privilegia no s¨®lo el conocimiento, la adhesi¨®n y la empat¨ªa con ese h¨¦roe a medida, sino que permite, sobre todo, el lento desfile de todas las circunstancias que concurren en una profesi¨®n de riesgo: el esp¨ªritu de cuerpo, la solidaridad entre sus miembros, el respeto a las tradiciones, el peligro cotidiano, las lesiones, el azar desgraciado, la muerte.

Como se comprender¨¢, no hay en Brigada 49 el menor asomo de originalidad, ni se pretende: estamos aqu¨ª ante un perfecto ejemplo de cine industrial, hecho con plantilla y seg¨²n esquemas mil veces demostrados y de probada solvencia.