La maldici¨®n del Bambino no funcion¨®
Algunas viejas rivalidades trascienden el inter¨¦s estrictamente deportivo para alcanzar la categor¨ªa ¨¦pica. Pocas llegan al grado de enfrentamiento que protagonizan los Yankees de Nueva York y los Red Sox de Boston desde hace casi un siglo; m¨¢s concretamente, desde el traspaso de Babe Ruth, tambi¨¦n conocido como El bambino, al equipo neoyorquino. Sucedi¨® en 1919, despu¨¦s de que Ruth, sin duda el mejor jugador de b¨¦isbol de todos los tiempos, fuera decisivo en la hegemon¨ªa de los Red Sox en el periodo de la Primera Guerra Mundial.
Aunque su primer trabajo fue esencialmente como pitcher (lanzador), Babe Ruth, un personaje excesivo en todos los aspectos de su vida, ten¨ªa todo el equipaje de los grandes bateadores. En realidad, fue el mejor de todos. Pero tuvo que demostrarlo en Nueva York, traspasado por Harry Frazee, a cambio de 125.000 d¨®lares y un pr¨¦stamo de 300.000. Se dijo que el pr¨¦stamo estaba destinado a financiar la obra No, no, Nanette, que promocionaba Frazee en el Broadway de Nueva York.
El traspaso de Babe Ruth cambi¨® el signo de los dos clubes. Los Red Sox jam¨¢s volvieron a ganar las Series Mundiales (la final que enfrenta al campe¨®n de la Liga Americana con el ganador de la Liga Nacional), a las que s¨®lo han llegado en cinco ocasiones. Los Yankees, que nunca hab¨ªan obtenido el campeonato, se convirtieron en una m¨¢quina arrolladora. Desde 1920 han conquistado el t¨ªtulo en 26 ocasiones y han ganado 35 veces la Liga Americana, casi siempre a costa de sus rivales de Boston.
Al ingrato destino de los Red Sox se le conoce como La maldici¨®n del Bambino. Aunque el t¨¦rmino ha merecido incluso una obra teatral, su uso es relativamente reciente. En 1986 lo acu?¨® el periodista George Vecsey en el New York Times. Hasta entonces no se pensaba en supersticiones para explicar la superioridad de los Yankees. No hubo maldici¨®n que detuviera ayer a los Red Sox en el Yankee Stadium. Simplemente, fue la hora del m¨¢s tenaz de los equipos.
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