Las cinco edades de una mujer
A menudo la secuela llega al p¨²blico antes que la obra que la motiva. Tres mujeres altas, obra con la que Edward Albee obtuvo los premios Pulitzer y de la cr¨ªtica en 1994, se estren¨® en Madrid ese mismo a?o, en un montaje de Jaime Ch¨¢varri, protagonizado por Mar¨ªa Jes¨²s Vald¨¦s, Mag¨¹i Mira y Silvia Mars¨®, que interpretaban a una misma mujer a los 92, los 52 y los 26 a?os. Lo singular es que las tres estaban juntas en escena, solas, repasando una vida que la joven ve llena de ilusiones y la vieja recuerda como una sucesi¨®n de desenga?os y de concesiones. "F¨ªjate lo que se avecina", parec¨ªa decirle la anciana a la joven mientras ¨¦sta se repet¨ªa: "A m¨ª eso no me va a pasar". Once a?os antes que Albee, Michel Tremblay, el autor francocanadiense de mayor proyecci¨®n internacional, hab¨ªa estrenado en Ottawa (y luego en medio mundo) Albertina en cinco tiempos, obra cuya protagonista aparece escindida en cinco edades: a los 30, 40, 50, 60 y 70 a?os. La Albertina de 70 a?os no soporta a la de 60: porque la considera culpable ¨²ltima de que acabe sus d¨ªas en una residencia de ancianos, tan inh¨®spita como el sobresaturado hospital de la Seguridad Social que film¨® Denys Arcand en Las invasiones b¨¢rbaras. La Albertina de 30 se propone hacer cosas que la de 40 sabe que nunca har¨¢, y la de 70 recrimina a las m¨¢s j¨®venes su abandono y su resignaci¨®n, o, al contrario, comprende su rabia, su dolor. Las cinco habitan lugares diferentes (la casa materna, la de casada, la residencia), pero est¨¢n juntas, m¨¢s all¨¢ del tiempo, en una sincron¨ªa extra?a y muy teatral.
Hijo de linotipista, Tremblay
(Montreal, 1942) naci¨® en un barrio obrero, se form¨® de modo autodidacta y creci¨® m¨¢s influido por su madre y sus t¨ªas que por figura masculina alguna. En Las cu?adas (1968), su primer gran ¨¦xito, retrata a 12 mujeres de clase trabajadora ocupadas en pegar un mill¨®n de cupones en un ¨¢lbum, para que una de ellas los canjee por muebles y electrodom¨¦sticos (en Espa?a, en la misma ¨¦poca, las amas de casa pegaban los cupones Hogar Moderno). La perspectiva de que la afortunada se desmarque socialmente acaba provocando una cat¨¢strofe. Tremblay habla de la gente de barrio que tan bien conoce, de sus sue?os irrealizables, de sus ambiciones peque?as. Y lo hace en el idioma de la calle, el joual o canayen. Albertina en cinco tiempos es una pieza profundamente representativa de la realidad que vive una capa amplia de la poblaci¨®n femenina en las sociedades occidentales. Albertina nace en una familia humilde con la que no se entiende, recibe una educaci¨®n b¨¢sica, alimenta esperanzas, ve c¨®mo se le atraviesan las cosas, se rebela y corta por lo sano con todo, hasta que el pasado se le vuelve encima. Toda su vida pasa por escena a la vez y, sin embargo, ordenadamente. Tremblay crea una polifon¨ªa emotiva en la que las cinco voces alternan los papeles coral y protagonista, aunque es la Albertina de 70 a?os, a la b¨²squeda del tiempo perdido, quien conoce el final de la historia y quien reparte juego.
Tambi¨¦n en esto Albee sigui¨® el camino de Tremblay. Pero Albertina en cinco tiempos es m¨¢s terrible, menos evidente que Tres mujeres altas. En ¨¦sta hay trucos teatrales. En aqu¨¦lla, una desnudez sangrante. El franc¨¦s Michel Vinaver ha empleado despu¨¦s el mismo recurso a la fragmentaci¨®n del protagonista en King, obra magn¨ªfica sobre King Gillette, inventor de la maquinilla de usar y tirar, y utopista.
En Espa?a, la obra de Tremblay se estren¨® hace tres a?os, en Casa de Am¨¦rica, en funci¨®n ¨²nica: sin decorados, con las actrices llevando el libreto en mano. Con Alicia Agut, Blanca Portillo y Mar¨ªa Luisa San Jos¨¦ en el reparto, dirigido por Juan Antonio Hormig¨®n. Ahora llega al Festival Iberoamericano de C¨¢diz, tambi¨¦n con una puesta en escena esquem¨¢tica, con la Compa?¨ªa Nacional de M¨¦xico. Parece que en Espa?a el destino del grueso del teatro contempor¨¢neo es similar al de Albertina, y que s¨®lo las obras que vienen de Nueva York, Londres y Par¨ªs encuentran el lugar que merecen. Aprovechando el festival de C¨¢diz, otras compa?¨ªas viajan a Madrid y Barcelona. Es el caso de la colombiana La Candelaria, que ir¨¢ a Casa de Am¨¦rica, y al Mercat con Nayra, creaci¨®n colectiva.
Albertina en cinco tiempos. C¨¢diz. Sala Central Lechera. 25 y 26 de octubre.
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