Campanella realiza un certero diagn¨®stico de la Argentina actual

El cineasta argentino Juan Jos¨¦ Campanella ha sido el encargado de dar la se?al de arranque de esta apretada 49? edici¨®n de la Semana Internacional de Cine de Valladolid con un filme, Luna de Avellaneda, cargado de emotividad, buen cine y certeros diagn¨®sticos sociales sobre la Argentina actual. Luna de Avellaneda bucea en las contradicciones sociales y econ¨®micas de la Argentina de hoy.

No es extra?o que a Campanella le quepa el honor de la inauguraci¨®n, toda vez que varias de sus pel¨ªculas anteriores (El ni?o que grit¨® puta, El mismo amor, la misma lluvia y, sobre todo, la multipremiada El hijo de la novia) obtuvieron en la capital vallisoletana el ¨¦xito que les abri¨® la puerta para su posterior carrera en Espa?a.

Guarda Luna de Avellaneda estrecha relaci¨®n con El hijo de la novia, y no s¨®lo porque en ella repiten dos de los actores principales, Ricardo Dar¨ªn y Eduardo Blanco, sino porque, en el fondo, se trata de la otra cara de una misma moneda: si el eje de la primera era la vida de una familia peculiar, en ¨¦sta el enfoque se ampl¨ªa. Y se centra en la vida cotidiana de un club social, fundado por espa?oles en los tiempos de bonanza de Buenos Aires (de ah¨ª la presencia, muy efectiva, de Jos¨¦ Luis L¨®pez V¨¢zquez en la trama), en uno de los barrios que m¨¢s han sufrido la crisis reciente de Argentina, Avellaneda.

Protagonizado por un Dar¨ªn que vive m¨¢s que para su familia, para la instituci¨®n que da nombre al filme, y que cuando arranca la acci¨®n se debate agriamente entre el mantenimiento de sus tradiciones y su futuro incierto, Luna de Avellaneda habla de ilusiones, de militancias pol¨ªticas que andando el tiempo se han volcado hacia lo social y de los problemas familiares, afectivos y sociales que deben afrontar quienes parecen estar de vuelta de mil derrotas, pero que a¨²n no se sienten vencidos. Y lo hace con un cuidado extremo, sin enga?ar jam¨¢s al espectador, pero con una contenida emoci¨®n que, en ocasiones, se desborda limpiamente, sin alharacas pero con much¨ªsima efectividad.

Tiene la pel¨ªcula, como tambi¨¦n ocurr¨ªa en El hijo de la novia, un ojo puesto en lo personal, pero el otro enfocado a contar, como sin querer enfatizar, la dura cotidianidad de la Argentina de la globalizaci¨®n econ¨®mica, los pelotazos inmobiliarios y la dureza del d¨ªa a d¨ªa. Tiene, y no es ¨¦sta ninguna sorpresa para quien conozca a sus actores principales (a los ya citados, cabe a?adir a Mercedes Mor¨¢n y a una prodigiosa desconocida, Valeria Bertuccelli, impecable), un esplendoroso reparto.Por lo dem¨¢s, fue el d¨ªa de ayer el del comienzo de la mayor parte de las secciones en que se divide la densa programaci¨®n de este festival de festivales que es Valladolid. Comenzaron las retrospectivas dedicadas al israel¨ª Amos Gitai, sin duda alguna, el nombre m¨¢s importante en la historia del cine de su pa¨ªs, y la que rinde homenaje a Imanol Uribe, as¨ª como la imprescindible Tiempo de historia, dedicada al cine documental.