El misterio del rinoceronte
La exposici¨®n 'Una piedra, un mundo' presenta las conclusiones sobre una lasca grabada del Magdaleniense
A simple vista no es gran cosa: un fragmento de lutita calc¨¢rea o limonita de 14,26 cent¨ªmetros de largo, 2,22 cent¨ªmetros de anchura y 1,94 de espesor. En fin, un trozo de piedra gris oscuro, una plaqueta con dos caras definidas y unos bordes erosionados por su empleo como herramienta de trabajo.
Mirada a fondo, se perciben algunas figuras grabadas, entre ellas un misterioso rinoceronte. Pero una investigaci¨®n concienzuda de este objeto ayuda a descubrir un mundo del que se tiene escasa informaci¨®n, el de los habitantes de la cornisa cant¨¢brica hace 12.000 a?os. Por eso, esta piedra bien merece una exposici¨®n y un cat¨¢logo, que ayer se presentaron en el Museo de Arqueolog¨ªa de Vitoria.
Los arque¨®logos han intentado recrear la vida de la piedra en aquel periodo
El t¨ªtulo de la muestra, Una piedra, un mundo, ya invita al visitante a pasar a la sala; el subt¨ªtulo, Un percutor magdaleniense decorado, a?ade suspense. El motivo de tanta expectaci¨®n es una lasca protegida por una urna de cristal, con una c¨¢mara de v¨ªdeo que ampl¨ªa sus rasgos y una serie de paneles explicativos y materiales arqueol¨®gicos que sirven de contexto para el profano. Porque la piedra es una de las escas¨ªsimas piezas del Paleol¨ªtico, en concreto del periodo Magdaleniense, que se han descubierto decoradas con dibujos de animales. Son abundantes las muestras de arte rupestre de esa ¨¦poca, en cavernas o en paredes protegidas, pero los restos l¨ªticos u ¨®seos que han perdurado no suelen llevar inscripciones y, menos, de la calidad de la piedra que ahora se exhibe por primera vez en Vitoria.
El hallazgo tuvo lugar en la cueva de Santa Catalina, bajo el faro del mismo nombre, en la localidad vizca¨ªna de Lekeitio; un refugio abierto al mar, poco acogedor en aquellos tiempos g¨¦lidos, pero tambi¨¦n un espl¨¦ndido mirador del Cant¨¢brico. Al final, la belleza del mar pudo con las incomodidades log¨ªsticas, seg¨²n confirman las investigaciones arqueol¨®gicas desarrolladas desde que la descubriera como yacimiento en 1964 el antrop¨®logo Jos¨¦ Miguel de Barandiaran.
Esta gruta ha vivido quince campa?as de excavaci¨®n arqueol¨®gica desde 1982 hasta hoy. Las conclusiones de los investigadores prueban que estuvo ocupada intensamente durante el Magdaleniense (entre el 7.000 y el 11.000 a. C.). Tiempos de inviernos perpetuos, por los restos de fauna encontrados, reno y ping¨¹ino entre otros.
En esa ¨¦poca, los habitantes de Santa Catalina se dedicaban a la caza, como muestran las piezas de s¨ªlex que se han descubierto junto a los huesos de ciervo, pero tambi¨¦n se sabe por las c¨¢scaras de moluscos halladas que degustaban el marisco del Cant¨¢brico. Y el resto del tiempo lo empleaban en actividades dom¨¦sticas, como el curtido de las pieles; o en creaciones entre art¨ªsticas o de entretenimiento, adornando objetos con s¨ªmbolos y otros dibujos.
La piedra de Santa Catalina, que se encontr¨® en 2001, tuvo estos dos destinos. ?Qu¨¦ fue primero, el dibujo de un uro, un caballo, un rinoceronte y una figura antropomorfa; o su empleo como percutor en el tratamiento de pieles y en el pulverizado de piedras? Adem¨¢s del empleo de potentes microscopios, para descubrirlo, los arque¨®logos del equipo dirigido por Amelia Balde¨®n y Eduardo Berganza han intentado recrear la vida de la piedra en aquel periodo Magdaleniense. Han escogido una lasca similar a la hallada en Santa Catalina y con ella han llevado a cabo algunas de sus intuiciones, con el fin de confirmarlas.
Al final, se descubre una sucesi¨®n de actuaciones. Primero, uno de los artistas de Santa Catalina grab¨® sobre una cara el caballo y luego el uro, sobrepuesto y en posici¨®n invertida, con cuidado en la ejecuci¨®n. Luego, en la otra cara, otro (quiz¨¢s ¨¦l mismo) dibuj¨® el rinoceronte y el antropomorfo. Y fue m¨¢s tarde cuando la piedra se emple¨® como percutor. "Esta multifuncionalidad es muy frecuente en los cantos arqueol¨®gicos", concluyen los investigadores, que tambi¨¦n apuntan que la piedra pudo ser utilizada por distintas generaciones.
Aunque las conclusiones a las que han llegado estos investigadores deslumbran, todav¨ªa quedan algunas dudas por resolver: ?la piedra era fruto de la pura habilidad del grabador o ten¨ªa unas funciones simb¨®licas?; ?se grab¨® sabiendo que era una herramienta de trabajo? ?Y, sobre todo, c¨®mo pudo dibujar un rinoceronte cuando por los datos de que se dispone sobre la ¨¦poca y las costumbres no es posible que pudiera conocer esos animales el artista de Santa Catalina?
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